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Ni toros, ni resistencias

Por Jorge Andrés López Espinosa

Abril 19, 2021 03:00 a.m.

A

Esta semana en el escenario nacional fuimos testigos de decisiones trascendentales para la vida política de México, el Instituto Nacional Electoral y algunas Consejeras y Consejeros, su Presidente Lorenzo Córdova dieron una gran lección de congruencia al votar en contra de la candidatura de Félix Salgado Macedonio y con ello retirarlo de la contienda electoral, al menos, hasta que resuelva su caso en definitiva el Tribunal Electoral. 

Esta decisión es una muestra clara del pleno ejercicio de la autonomía que detenta el Instituto Nacional Electoral. Sin embargo, las reacciones no se hicieron esperar, desde Palacio Nacional se sigue cuestionando la credibilidad del organismo garante de los procesos electorales, secundado por el otrora ex candidato Salgado Macedonio (por cierto acusado de violentar mujeres) previo al momento de la decisión, expresó enunciados intimidatorios en contra del Consejero Presidente, llamando a sus seguidores incluso a buscarlo en su domicilio, lo que desde luego es inaceptable. 

No menos grave es lo que ha señalado quien encabeza el partido político que llevó al Titular del Ejecutivo Federal al poder, pues el sólo insinuar la “muerte” al INE implicaría, de materializarse en efecto, la muerte misma, pero la de nuestra democracia y el ingreso formal a un régimen dictatorial. 

Es por ello que estas líneas las dedico para sumarme, como millones de mexicanos a la defensa del árbitro de los procesos electorales en México, no podemos permitirnos perder Instituciones que hoy dan certidumbre a nuestra vida democrática; lo mismo aplica también para las y los Magistrados de los Tribunales Electorales Locales y Federales, a quienes no debemos descalificar a priori, sólo porque una decisión no es acorde a nuestros intereses, pues es a todas luces una gran irresponsabilidad llamar a la resistencia civil, sin evidencia alguna de actos indebidos. 

Quienes hoy integran los organismos electorales (administrativos y jurisdiccionales) son personas, mujeres y hombres honorables, pero sobre todo comprometidas con la democracia, como humanos podrán tener falencias, pero si no estuviéramos de acuerdo con sus determinaciones habrá siempre instancias y recursos que hacer valer; de suerte que, es altamente riesgoso convocar a “resistir” evocando viejos escenarios de un pasado que ya no es y que ya no existe, de “luchas” que sólo viven en la nostalgia, pero que han servido para dividir sociedades y que en nada abonan a la unidad que hoy tanto necesitamos. 

Es cierto, que la tentación de romantizar la lucha por la democracia esta latente, pero el llamado es a tener altura de miras, apelar siempre por la legalidad, pero jamás colocar en riesgo a las instituciones que tantos años demoró construir este país. El respeto a las Instituciones debe ser una prioridad, desde luego que las mismas son perfectibles, nadie lo dudamos, pero descalificarlas o pedir literal su “muerte” implica negar la vida democrática de México. 

Las reglas del juego electoral son muy claras, también los derechos políticos reconocidos en la Constitución que es a lo que se debería apelar, antes que las resistencias, porque ahí habría razones jurídicas muy válidas; cierro esta columna diciendo que ojalá participen todos las y los candidatos honorables,  a excepción por supuesto de aquel, que más que incumplir una norma de precampaña o un tema partidario, debería ser susceptible de una investigación eficiente y eficaz por delitos imputados en agravio de mujeres, en el México donde el toro es sinónimo de falaces virilidades, y la violencia en contra de las mujeres carcome el corazón de un país, donde se colocan muros para proteger Palacios, -si estimado lector-, esos donde sólo los habitan los Reyes.  

Excelente inicio de semana.