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Nos cobra y nos abre otra cuenta…

Por Alexandro Roque

Enero 03, 2021 03:00 a.m.

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Cuando se puede, aunque después haya que trabajar más, hay veces que uno quiere quedarse en el bar o en el restaurante, disfrutar el pan y la sal y los tragos con quien se está a gusto, pero hay que llevar bien las cuentas, sobre todo si han sido muchos los brindis o los tacos. A veces también lo exige el corte de caja en los cambios de turno: «nos cobra y nos abre otra cuenta, por favor».

En algunos lugares cobran a medida que sirven la comida o la bebida. No digo dónde pero sobre todo es a la hora de la botana. Consumiendo y pagando. Quizá sea lo mejor, como en la vida misma.

Ya estamos del otro lado, sea por Dios. Por lo menos en el calendario, dio inicio otra cuenta. Es 3 de enero. Ya podemos decir: tal cosa fue el año pasado. Las hojas están nuevecitas y esperemos irlas arrancando una a la vez.   

Año nuevo pandémico. No va a ser fácil. Hace un año, cuando compartí en mis redes la primera columna de enero, puse como ilustración la famosa historieta de KC Green: un perrito sonríe y toma café cuando a su alrededor todo está quemándose. Dice: «This is fine» («todo está bien»). No sabía que iban a ser tan grandes las llamaradas y las quemaduras tan profundas. Parece que seguiremos igual. Tomemos café, mientras apagamos los incendios que podamos. No hay que gastar la pólvora en infiernitos.

Llegamos a 2021 con una «nueva» cepa del coronavirus, detectada en Inglaterra; es 75 % más contagiosa y, se dice, con mayores posibilidades de infectar a niños y adolescentes. Nuestro país es de los que tienen menos restricciones para viajar y menos medios para detectar si es una cepa u otra, así que...

Llegamos a 2021 con el inicio de las rondas de vacunación en todo el mundo, lo cual empezó sin una planeación mundial real a largo plazo, con algunos efectos adversos magnificados, y con hordas de negacionistas y gandallas por doquier. Cada vez son más las historias de terror por lugares en los hospitales y por conseguir tanques de oxígeno para quienes están en casa.  

Con este escenario es entendible la envidia y hasta el coraje de muchas personas al ver las imágenes de la celebración masiva por el Año Nuevo en Wuhan, China, donde empezó todo, según la versión oficial. 

Ante lo inédito, el comportamiento humano cambia, se revelan partes de nuestro pensamiento que estaban bien guardadas. Somos seres interesantes, a veces casi divertidos y otras horripilantes. Pensamos que por pensar existimos. Deberíamos quitarnos la idea de que somos la especie superior, y asumir que somos una más, como lo dice Anatxu Zabalbeascoa en El País, donde cita a Francis Ponge: «Los animales equivalen a lo oral y las plantas a lo escrito».

Buena parte de la gente ya le perdió el respeto al bicho y se fue a la playa o hizo fiesta, otros más tienen que salir porque si no no comen y hay quienes siguen guardados. Desde el gobierno nomás se llevan cuentas y se hacen cuentos. Hasta en Japón ya están pensando en nuevas restricciones y en Inglaterra analizan la posibilidad de administrar solo una dosis en lugar de las dos recomendadas, para abarcar más población en una primera fase. 

Vemos la ciencia en tiempo real, y la política en desfase, como casi siempre. No hay más filtros en aeropuertos o centrales de autobuses, más vigilancia de contactos, rastreos, más pruebas. El famoso semáforo se trabó en anaranjado intenso. 

En fin. Ya no son tiempos de regañarnos entre nosotros, sino de cuidarnos y ver otras posibilidades, más personales y familiares, hora de estar atentos a que no haya errores ni fraudes en el derecho que tenemos a la salud, y que se cuide al gremio encargado de atenderla a costa de su propia seguridad. 

Nos queda vivir, y disfrutar el día, o enfrentarlo. Todo lo malo puede suceder de un momento a otro, pero también lo bueno, así que hagamos planes a corto y largo plazo, y recordemos, sí, pero no dejemos de ver lo que está aquí y ahora. 

Esta fugacidad la retrata maravillosamente William Blake:

«Para ver el mundo en un grano de arena,

Y el Cielo en una flor silvestre,

Abarca el infinito en la palma de tu mano

Y la eternidad en una hora.

Aquel que se liga a una alegría

Hace esfumarse el fluir de la vida;

Aquél quien besa la joya cuando esta cruza su camino

Vive en el amanecer de la eternidad».

Solo estamos de paso, decían los antiguos. 

http://alexandroroque.blogspot.com

Correo: debajodelagua@gmail.com

Posdata: La grilla en San Luis también parece fuera de control, como la pandemia. Las acusaciones de uno y otro bando a los del otro y a los de su propio bando se basan en lo que sea, qué importa si hay razón o no. Hasta pareciera que ya todo está negociado.