De una manera u otra, por esta razón o aquella, la elección de nuevo rector en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en abril próximo, promete ser la más interesante por competida en varias décadas, y abre la posibilidad de refrescar un poco el arcaico sistema electivo que se utiliza desde tiempos inmemoriales. Para que tal cosa no suceda, se necesita que el actual rector se empeñe en mantener el método vertical en vigor, con él como Gran Elector, y que descarrile o coopte las hasta ahora dos candidaturas ajenas a sus designios personales.
Como ya lo señalamos semanas atrás, no se trata ni de dar saltos al vacío ni de promover el asambleísmo infructuoso, pero sí de oxigenar un poco el vetusto sistema actual que consiste en que cualquier interesado en alcanzar la rectoría, que cumpla los requisitos para ello, lo comunique por escrito al rector en turno, para que luego éste someta el caso a la consideración del Consejo Directivo Universitario, cuyos 56 integrantes toman la decisión por mayoría simple.
En términos reales, el único interesado en comunicar sus intenciones ha venido siendo quien de antemano tiene el beneplácito del rector en turno, lo que a su vez le garantiza la mayoría, casi la unanimidad, en el CDU, dada la cultura de decisiones verticales, inconsultas e inapelables que prevalece en nuestra Universidad desde hace más de 30 años.
La ultima elección algo competida tuvo lugar en 1996, cuando la primera reelección de Jaime Valle Méndez. En ese entonces, hace un cuarto de siglo, participó en el proceso el entonces director de la Facultad de Ingeniería, David Atisha, quien obtuvo algo así como una decena de votos a su favor.
En esta ocasión, ya dos directores de escuelas han hecho público su interés en participar en el proceso que se iniciará formalmente en breve (no hay una fecha específica), sin contar con el apadrinamiento del rector Manuel Fermín Villar Rubio, por lo que la lógica apunta a que habrá por lo menos tres candidatos. A saber: el director de Medicina, doctor Alejandro Zermeño Guerra; el director de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Miguel Aguilar Robledo, y quien alentado por Villar Rubio decida participar en la contienda.
Lo interesante del proceso prácticamente en curso, es que de manera inédita uno de los aspirantes, Zermeño Guerra, ya envió al CDU, por conducto del rector que es su presidente, un plan de trabajo bastante interesante, solicitando -ojo- la oportunidad de discutirlo en una sesión abierta del propio Consejo, y responder a cualquier pregunta de los señores consejeros.
Aguilar Robledo, por su parte, mantiene viva la propuesta de que los aspirantes a la rectoría hagan una especie de campaña electoral, mesurada y respetuosa, acudiendo juntos o por separado a visitar los diferentes campus universitarios, para sostener intercambios con estudiantes y maestros. Ni el rector ni el Consejo se han pronunciado respecto de estos planteamientos.
Ambas propuestas son interesantes, básicamente porque van en el mismo sentido de modernizar un poco y hacer menos opaco el proceso para elegir al principal ejecutivo de una institución con 40 mil integrantes y 3 mil millones de pesos de presupuesto.
En el análisis de circunstancias como las aquí descritas, no hay manera de olvidar que una de las denominaciones más frecuentes y populares de la UASLP es “nuestra alma mater”, una de cuyas interpretaciones es la de nuestra madre espiritual. Nadie quiere que su madre espiritual o intelectual esté anclada en estilos verticales y autoritarios que rememoran el viejo PRI.
TODO TIENE
SUS RAZONES
Entre no pocos universitarios hay la percepción de que a Manuel Fermín Villar Rubio su propia sucesión “se le está yendo de las manos”. Otros, más perspicaces, consideran que tiene manera de dejar como sucesor a quien él quiera, sólo que esta vez “los votos en el Consejo Directivo le van a costar mucho más caros”. No quiere esto decir que los vaya a comprar con dinero, pero sí que los sufragios cruciales los va a “pagar”, mediante compromisos a cargo de su delfín, con cargos administrativos, reelecciones en las dire cciones de escuelas u otro tipo de prebendas. Ya antes ha ocurrido ese tipo de cambalacheo, solo que ahora se le ve venir muy encarecido.
En la búsqueda de las razones por las que se le ha complicado tanto la operación de su sucesión a Villar Rubio, hemos encontrado que las más frecuentes son tres:
A) desde que llegó a su cargo hace ocho años, se aisló del resto de los mortales; enclaustrado en sus oficinas del Centro Histórico o en las de Las Lomas, recibía a muy poca gente, tomaba muy pocas llamadas y, consecuentemente, se retroalimentaba poco y mal de lo que ocurría en la Universidad.
B) Involucionó con la integración de su equipo y el abanico de sus alianzas: al iniciar su rectorado, el secretario general de la UASLP era un economista, su secretaria académica una ingeniero doctorada en Ciencias y su secretario particular un abogado. Al día de hoy, esos tres cargos están en manos de arquitectos. Recorrió el camino a la inversa, estrechó su círculo interior y redujo su menú de alianzas.
C) Al poco andar se volvió ya no solo distante sino arrogante, autoritario y difícil de trato. Hay un par de anécdotas que ilustran nítidamente esta descripción: por ahí de octubre pasado, el director de una escuela universitaria importante le dijo que le gustaría participar en la elección del nuevo rector que tendría lugar seis meses después. A partir de ese momento, Villa Rubio dejó de tomarle llamadas y de acudir a eventos en ese plantel a los que habitualmente asistía. La otra, eran los comienzos de su rectorado, sin haber hecho nada extraordinario y cobrando puntualmente su elevado sueldo, se postuló para recibir la presea Plan de San Luis, destinada a quienes hayan hecho cosas sobresalientes o aportaciones importantes en beneficio de los potosinos.
Con estos antecedentes, hace sentido que en su propuesta de plan de trabajo 2020-2024, el doctor Zermeño Guerra destaque que en caso de triunfo ofrecerá una política de puertas abiertas y de visitas frecuentes a todas las unidades académicas para sostener diálogos con maestros, estudiantes y administrativos.
Desde otra perspectiva, como materia a tener en cuenta a futuro, hay quienes en el seno de la comunidad universitaria consideran que debe revisarse la representación del Consejo Directivo, que actualmente es claramente inequitativa.
Al día de hoy, el CDU se integra con tres representantes por cada una de las 18 entidades académicas en que está organizada la Universidad: el director, un consejero maestro y un consejero alumno (a estos 54 se suman el rector y el presidente de la Federación Universitaria Potosina, con derecho a voto, más el secretario general únicamente con voz).
Así, resulta que tienen el mismo número de consejeros las facultades de Ingeniería y de Comercio y Administración, con más de 4 mil alumnos cada una, que las de Ciencias de la Comunicación y de Ciencias de la Información, cuyo alumnado ronda los 400; es decir, diez veces menos. Las plantillas de maestros guardan una proporción similar.
No hay ninguna propuesta alterna conocida, pero es un tema que bien puede comenzar a analizar el próximo rector, con toda la calma y construcción de consensos posibles, para avanzar en una representación más pareja y más acorde con la realidad.
Finalmente, no está de más recordar que la normatividad para la elección de rector, contenida básicamente en el artículo 36 del Estatuto Orgánico de la UASLP, es bastante laxa e imprecisa. Únicamente indica que el evento electoral debe llevarse a cabo en el transcurso del mes de abril, de manera que el nuevo titular de la rectoría esté en condiciones de asumir su encargo el día 30 de ese mes. Las otras disposiciones claras son los requisitos a cumplir, el hecho de que la sesión correspondiente debe contar mínimo con la asistencia de las dos terceras partes de los integrantes (38 de 56); que la votación ha de ser secreta y que el triunfo es para quien alcance mayoría simple de los votos emitidos.
COMPRIMIDOS
· Ojalá, lo deseo de todo corazón, que el movimiento feminista contra la inseguridad y la violencia que arranca el domingo 8 de marzo con una marcha y culmina al día siguiente con un paro nacional de mujeres, alcance el mayor de los éxitos posibles. No sólo porque les asiste toda la razón y porque un incuestionable triunfo moral de su parte le vendrá bien a este México tan atribulado, sino también para que sean derrotados quienes ven enemigos en todas y todos aquellos que no sean sus incondicionales.
· De las horribles semanas pasadas en que fuimos atormentados con casos tan espantosos como los de la niña Fátima y la joven Ingrid, del caudal de notas informativas que se produjo yo me quedo con una sola frase, estremecedora, contundente, acertada: “México huele a bestias”. Es de la periodista Karla Iberia Sánchez, subida a sus redes sociales el lunes 17 de este mes, retomada al día siguiente por Raymundo Riva Palacio en su columna de El Financiero.
· Hace unos cuatro o cinco meses, medio en sorna comenté con varios amigos que valdría la pena ir consiguiendo asientos de primera fila para presenciar el choque de trenes entre Juan Manuel Carreras y Xavier Nava Palacios. Me parecía inevitable en la medida que el gobernador despojaba bruscamente de capital político al alcalde por la simple vía de congelarle su media docena de denuncias penales contra su antecesor Ricardo Gallardo Juárez. Lo ocurrido la semana pasada, con desplegados de los organismos empresariales incluidos, quizá no sea todavía un choque de trenes pero si de armones. Y puede venir pronto la gran colisión.
· El Ejecutivo ha comenzado a tomar providencias para entrarle al tema de las ratificaciones o exclusiones de una decena de magistrados del Supremo Tribunal de Justicia del Estado. De entrada, el asunto fue encomendado a la Secretaría General de Gobierno, en cuyo ámbito se asegura que si para lograr una buena depuración del Poder Judicial hace falta jugar rudo, están dispuestos a hacerlo. Esto supondría pedir el apoyo de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, y localmente hacer un escrutinio a fondo de la evolución patrimonial de los magistrados. Ya lo quiero ver.
· Algún gusto no le hicieron, algún permiso le negaron, alguna prebenda le suspendieron, algo así le hicieron a Cándido Ochoa que de súbito se puso a lanzarle pedradas a su hasta hace poco aliada Yvett Salazar, secretaria de Ecología y Gestión Ambiental. El Gran Recaudador no la brinca sin huarache y que no nos venga ahora con que es una combinación de Greta Thunberg y Al Gore. Naaaaaaa!
Hasta el próximo jueves.