Nuevos enfoques
“Reconocer un problema es el principio de la Solución”
E. Villanueva
Esta semana la justicia criminal argentina se prepara para enjuiciar, por primera vez, a un centro de rehabilitación de adicciones (en México conocidos como “anexos”), por su responsabilidad en la muerte de un joven (Saúl Rojas), quien se privó de la vida -en una “sala de reflexión”-, al ser encerrado sin su dosis de insulina (El País, 06.08.22).
Mientras tanto, el país transita entre la aceptación al derecho de libre elección, de las personas adultas, sobre las drogas, y, la falta de una política pública integral que regule la siembra, cultivo, cosecha, preparación, posesión y transportación. Esto último, no de suyo menor, ya que, la ausencia de esta regulación propicia la aparición de un mercado negro, distintivo por la problemática de ingobernabilidad que trae aparejado.
Sin embargo, tampoco es de minimizar el nivel de maduración en el debate social del tema, esto es, reconocer que las personas tienen derecho a una libre elección sobre el uso de drogas (sin que esto implique que el estado renuncie al combate de las adicciones, pero, por medio no punitivos, sino de prevención sanitaria. Como sostiene el académico mexicano Amara (2009), la criminalización implica entender que el individuo no puede tener libre disposición de su cuerpo y conciencia, está en declararlo enfermo o delincuente.
En igual sentido opina la investigadora del CIDE Catalina Pérez, quien acertadamente dice: “desestigmatizar permitirá que los servicios de salud se enfoquen en las personas que realmente necesitan un tratamiento, y en evitar que los jóvenes usen drogas (en contraste con los adultos que lo hacen con pleno conocimiento). El 90% de los consumidores trabaja, cuida a sus hijos (muchos hijos han sido separados por esta causa), paga impuestos y saca la basura como cualquier persona (2022)”.
Además, la política estigmatizadora ha derivado en medidas éticamente cuestionables, como el uso de la fuerza y la privación de la libertad del “paciente”, en los denominados “anexos”, negocios particulares con “fines terapéuticos”, con muy poca o nula vigilancia de las autoridades (Pérez, 2022).
Dentro de la búsqueda de otras alternativas, podemos recurrir a políticas comparadas, como es el caso de Holanda, que, se enfoca más en la prevención de adicciones, y en el tratamiento de consumidores, en aras de disminuir violencia social (Broca, 2009).
Esto, no quiere decir que el consumo del cannabis sea inocuo, tiene un costo social y psicológico para los que la consumen, especialmente sectores vulnerables como los jóvenes. No obstante, es preciso no criminalizar, en cambio, el ofrecer alternativas lúdicas (Guisa, 2009), así como, desmoralizar el debate en consecuencia es la forma de lograr regular estatalmente su consumo (Sariñana, 2009).
De momento se agotan las líneas de este mi espacio editorial, las y los espero el próximo viernes.
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