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POR SI DE ALGO SIRVE

Por Juan José Rodríguez

Marzo 16, 2023 03:00 a.m.

A

A los potosinos nos haría bien que uno de estos días el gobernador Ricardo Gallardo Cardona interrumpiera brevemente su frenesí cotidiano y destinara algunos minutos, menos de una hora, para leer o releer con atención unos cuantos documentos básicos y sacar las conclusiones pertinentes.

Podría comenzar con la constancia de mayoría que el 12 de junio del 2021 le entregó el Ceepac. Ahí encontrará por lo menos tres elementos que podrían moverlo a la sana reflexión: a) en las elecciones de ese año él, Gallardo Cardona, ganó el cargo de gobernador del estado, no se ganó el Estado para hacer con él lo que le dé su gana; b) lo que obtuvo en las urnas fue una gubernatura sexenal no una dictadura vitalicia, y c) ganó la elección con el 37.7 por ciento del total de votantes, lo que quiere decir que en conjunto sus competidores alcanzaron el 62.3 por ciento de los votos emitidos. Pero si en lugar del número de votantes (1 millón 215 mil 356) tomamos como referente los 2 millones 69 mil 979 empadronados en esa fecha, sucede que Gallardo es gobernador con el voto del 22 por ciento de los potosinos con credencial de elector.

Tengo claro que de entrada lo referido en el párrafo anterior parece puras ganas de molestar. Por difícil que sea creerlo, les aseguro que no. Es un intento por invitar a regresar a la realidad a Gallardo Cardona, quien en una semana cumple año y medio manejándose más como prospecto de dictador bananero que como gobernador en un país democrático. Volveré sobre este punto al concluir las atentas y respetuosas sugerencias de lecturas.

Sin duda podría resultar de gran provecho una minuciosa revisión del artículo 135 de la Constitución Política del Estado, que dispone: “Los recursos económicos de que dispongan los poderes del Estado, sus entidades descentralizadas, los organismos constitucionales autónomos y los ayuntamientos, se administrarán con eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez, para satisfacer los objetivos a los que estén destinados” (el énfasis es nuestro).

De esta breve norma constitucional se desprende fácilmente que los dineros públicos quedan a disposición de los poderes estatales para que los administren (los presupuesten, recauden, erogen y distribuyan conforme a normas predeterminadas) y no para que los gasten como les de su retiznada gana.

La misma disposición nos recuerda que la transparencia, y ya no digamos la honradez, no son optativas para ninguna autoridad que maneje recursos públicos. Son obligaciones. Con este antecedente, pregunto: ¿Hay alguien en San Luis Potosí que pueda decir al día de hoy que tenemos una administración estatal transparente? Y para no ir más lejos, ¿Habrá quien sostenga que este gobierno está gastando el dinero de todos con eficiencia, eficacia y honradez?

A mayor abundamiento, En su párrafo inicial, el artículo 6 de la Ley de Responsabilidades Administrativas para el Estado y Municipios de San Luis Potosí, mandata: “Los servidores públicos observarán en el desempeño de su empleo, cargo o comisión, los principios de disciplina, legalidad, objetividad, profesionalismo, honradez, lealtad, imparcialidad, integridad, rendición de cuentas, eficacia y eficiencia que rigen el servicio público”. (Subrayado nuestro).

Vale volver a preguntar, ¿este gobierno honra siquiera un par de esos principios? Podrían ofrecer su opinión los jubilados de Pensiones del Estado, los fanáticos de que se gasten 300 millones de pesos en hacer El Domo II por puro capricho, los entusiasmados con que se eroge otro tanto en dotar a nuestros ilustres y productivos diputados de un nuevo edificio y, sin que se agoten las opciones, las autoridades universitarias y los muchos proveedores y contratistas en riesgo de quiebra porque el gobierno del estado no paga sus deudas.

Ese mismo artículo de la Ley de Responsabilidades Administrativas, añade en su fracción II que para la efectiva aplicación de los principios detallados en el primer párrafo, los servidores públicos observaran las siguientes directrices: “Conducirse con rectitud, sin utilizar su empleo, cargo o comisión para obtener o pretender obtener algún tipo de beneficio, provecho o ventaja personal o a favor de tercero; ni buscar o aceptar compensaciones, prestaciones, dádivas, obsequios o regalos de cualquier persona u organización”. La reflexión más sesuda y comprometida que se me ocurre sobre esto último es, Jajajajajaja. 

Una precisión: por duro que le resulte aceptarlo a quien se siente y conduce como señor feudal, la ley determina que el gobernador del estado es un servidor público. 

Otra igual de modesta y respetuosa sugerencia: que pida al menos malo de sus abogados que le haga la debida interpretación de lo que se dice tanto en la Constitución General de la República como en la particular del Estado, y verá Gallardo que el “Libre y Soberano” es el estado de San Luis Potosí, no su gobernador en turno.

Ya con ganas de superarse como nunca, sus consejeros jurídicos podrían también explicarle que la ley es mandato, no sugerencia; que las leyes son normas de observancia obligatoria no lineamientos de atención optativa.

A MANERA DE EXPLICACIÓN 

Como lo dejé dicho al final del tercer párrafo de este texto, ofrezco la explicación de por qué saco hoy a colación cuestiones como las cifras electorales del 2021 o sugerencias de lecturas y consultas jurídicas. En lo que se refiere a los números de las elecciones, la intención es simplemente recordarle a Gallardo Cardona que su elección no es producto de unos comicios tipo la Unión Soviética en sus buenos tiempos: que fue a las urnas el 99 por ciento de los ciudadanos y que ganó con el 95 por ciento de los sufragios. Esto, con la muy leve esperanza de que haga un buen examen de conciencia y sin duda caerá en la cuenta de que, dicho coloquialmente, se está pasando de rosca. 

Él tendrá sus razones, sea que se siente invulnerable ante la ley e intocable ante una comunidad adormecida, acobardada, silenciosa y medrosa, dentro de la cual los que más ruido hacen son sus aplaudidores, lisonjeros, aduladores y zalameros (no necesariamente de gratis). Aquí la pregunta es ¿Va a ser siempre así?

Hablo de excesos, abusos y desafíos al recordar que RGC ha dicho que los puentes colgantes de la Alameda se harán brinquen, griten o chillen quienes se oponen; que quienes no estamos de acuerdo con su Arena-El Domo II tenemos una mentalidad chiquita y jodida, o cuando de súbito inaugura caminos muy bien hechos cuyo mayor beneficio es para el rancho de un familiar cercanísimo, y cuando se gastan decenas de millones de pesos en ampliar el camino que conduce a un aeropuerto con menos pasajeros que hace cuatro años y que en realidad beneficia a un puñado de dueños de los terrenos colindantes. También, cuando nuestro gobernador se va al extranjero con séquito y todo dizque a vender mezcal en un país musulmán y, en resumen, cuando con el gobierno y sus recursos hace exactamente lo que se le viene en gana. Lo más triste no es que sea indisciplinado con el gasto, desorganizado con la administración, no, lo que más cala es la facilidad y entusiasmo con que se burla de sus gobernados.

Por lo que hace a la sugerencia de lecturas y consultas, la idea es muy simple, que si no conoce la ley, lea siquiera unos cuántos párrafos o haga caso de quienes sí la conocen.  En la mejor de las hipótesis, Gallardo Cardona no respeta la ley porque no la conoce, con todo y su título de abogado. Lo demuestran así sus gritos en la plaza pública dando órdenes a la entonces presidenta del Poder Judicial del Estado. Lo mismo sucede con sus intromisiones en la Universidad porque el rector no le consultó a quién encargarle la limpieza de los baños, o cuando quiere restituir la pena de muerte, implantar la castración de violadores y resucitar El Convoy jonguitudista para “rapar” vagos.

A mí me van a perdonar pero tenemos un mandatario excesivamente impreparado. No sabe nada de leyes ni de administración y es un gastalón a espuertas. Lo más grave es que cree que con el poder le llegó la ilustración, la sapiencia, el talento y la genialidad. Ojalá, pero lamentablemente no.

COMPRIMIDOS

Es difícil de creer, pero al amparo de prohombres del gallardismo amenaza con resucitar nada más y nada menos que la tristemente célebre Ecuación Corrupta. Hace un par de semanas, la encargada del despacho de la Auditoría Superior del Estado, Edith Virginia Muñoz, andaba a punto del llanto. ¿La razón? Que de la Secretaría General de Gobierno le impusieron como segundo de a bordo a Miguel Ángel Méndez Montes, ex director jurídico en el ayuntamiento de Soledad, llegado ahí por su cercanía con Guadalupe Uñas Largas Torres, quien como todos saben fue de los fundadores y miembro conspicuo de la Ecuación Corrupta original. Aquella que extorsionaba alcaldes para dejarles sus cuentas públicas rechinando de limpias.

En cuanto a número de pasajeros, nuestro aeropuerto alcanzó su punto más alto en el 2019, con 454 mil. Un año después, en plena pandemia, ese mismo indicador se desplomó a menos de la mitad: 221 mil. La recuperación comenzó en el 2021 y ya para el año pasado, 2022, la cifra remontó a 418 mil. La carga, entre enero de 2022 a enero de 2023 creció un modesto 3.9 por ciento. Nada hay en estas cifras que justifique el desembolso de decenas de millones de pesos de dinero público para modernizar y ampliar al doble el acceso al Ponciano Arriaga. Nada, excepto que terrenos aledaños, hoy en manos de integrantes del universo gallardista, en cosa de semanas van a incrementar su valor exponencialmente.

Según enterados, el carácter de provisional que tiene la nueva Comisión Operativa Estatal de Movimiento Ciudadano es por razones estatutarias, pero su vigencia es por un año, y como en septiembre inicia el proceso electoral durante el cual no se permiten elecciones internas de los partidos, el grupo encabezado por Marco Gama estará en funciones mínimo hasta julio del 2024, ya que hayan pasado las elecciones de presidente, senadores, diputados federales y locales, y ayuntamientos. Mañana viene gente de la dirigencia nacional a tomarles protesta.

En el asunto de la Procesión del Silencio, cada una de las partes trae su versión, que ya abordaremos con calma, pero hay dos cosas que resaltan, y preocupan: hemos escuchado al respecto expresiones tan densas como “clasismo” y el intercambio de impresiones con algunos de sus participantes deja ver enconos y discordias profundas. ¿Quién las provocó o alentó?

Hasta el próximo jueves.