Pretender detener la migración
La migración es un fenómeno global que es el resultado del fracaso del modelo económico del capitalismo contemporáneo, que ha generado condiciones insostenibles de explotación y desigualdad.
La explotación de las masas de migrantes, en su mayoría provenientes de países con altos índices de pobreza y desigualdad, es un reflejo directo de la sobreexplotación de los recursos y la pobreza extrema que azotan a muchas naciones. La competencia feroz por recursos limitados —como el agua, la tierra cultivable y el acceso a la educación— y la creciente concentración de riqueza en manos de pocos actores económicos, intensifican las brechas sociales, dejando a grandes poblaciones SIN ESPERANZA de mejorar su calidad de vida.
La explotación de los migrantes, quienes a menudo aceptan trabajos en condiciones inhumanas, surge como una consecuencia de esta disparidad global. En países desarrollados, los migrantes son vistos como mano de obra barata para alimentar la maquinaria productiva de industrias que dependen de una fuerza laboral vulnerable, sin derechos, ni protección.
Esta dinámica perpetúa la pobreza, no solo en las regiones de origen, sino también en las sociedades receptoras, donde los migrantes son sistemáticamente marginados, condenados a la pobreza y despojados de su dignidad humana.
Por ello, independientemente de que Trump concrete su amenaza de expatriar a un millón de migrantes por año, el gobierno y la sociedad organizada desde México, debemos trabajar en lo interno y lograr la reinserción laboral, social y productiva de nuestros connacionales.
Históricamente, las masas rurales han intentado resolver sus necesidades migrando a las ciudades donde hace tiempo ya, proliferan cinturones de miseria, donde se acrecienta la desigualdad. Ahora, la migración se dirige hacia las economías centrales, mismas que van adoptando políticas más discriminatorias, racistas, represivas y hoy en Estados Unidos estamos siendo testigos del resurgimiento del fascismo.
En Por México Hoy, hemos reconocido que la mejor manera de parar la migración es generando oportunidades. Sin embargo, hemos llegado al absurdo de que la diáspora mexicana se presume como un resultado positivo pues genera ingreso masivo de remesas.
En los 80 y 90 criticamos la “petrolización” del modelo mexicano y la gran vulnerabilidad que eso podría generar. Después, cuando se implanta el TLCAN, el ingreso de divisas ha dependido de las exportaciones de manufacturas y de la recepción de remesas. Éstas últimas en 2024, ascendieron a 67.6 mil millones de dólares con un incremento de 6.6% respecto de 2023.
Es innegable que las condiciones de mayor dependencia se han agudizado ES INDISPENSABLE DIGNIFICAR EL VALOR DEL TRABAJO EN MEXICO Y PARAR LA EXPORTACION DE MANO DE OBRA QUE LABORA EN CONDICIONES DE ESCLAVITUD, ni más ni menos.
¿Por dónde empezar? Avanzar en un nuevo modelo de desarrollo económico que incluya la sustitución de importaciones revisada o renovada como sugirió Pola Grijalva en la anterior entrega de esta columna es un buen camino. Quizá haya condiciones para lograr procesos de reinserción de compatriotas que retornan; lo que puede lograrse en líneas de corto y de medianos plazos, si ponemos en marcha también un modelo de economía social, es decir, impulsando el desarrollo de cooperativas en nuestro país y un caso donde esto puede ocurrir en el menor tiempo es precisamente en el sector agroalimentario.
@pormxhoy
(Integrante de Por México Hoy)




