logo pulso
PSL Logo

Prevenir o reaccionar

Por Marco Iván Vargas Cuéllar

Junio 27, 2024 03:00 a.m.

A

En días recientes, la trágica muerte de dos jóvenes debido al colapso de un balcón en un bar nocturno en la Ciudad de San Luis Potosí ha generado un profundo impacto en la sociedad y ha puesto en evidencia una problemática recurrente en la administración pública: la prevalencia de una lógica reactiva frente a los desastres y accidentes que podrían haberse prevenido mediante una actuación eficaz de las autoridades.

Después del lamentable incidente, las autoridades de protección civil llevaron a cabo operativos exhaustivos para identificar irregularidades en bares y centros de entretenimiento de la ciudad. Esta reacción, aunque necesaria, resulta cuestionable en su motivación. Pareciera más una respuesta a la presión pública y mediática que una consecuencia de una estrategia preventiva bien estructurada. La implementación de estas medidas después del accidente pone en tela de juicio la eficacia y el compromiso de las autoridades con la seguridad ciudadana.

El patrón reactivo en la administración pública no es nuevo. La reacción inmediata ante una tragedia refleja una tendencia a actuar solo cuando los daños ya están hechos y las consecuencias son irreversibles. Este enfoque, aunque atiende la urgencia del momento, no soluciona la raíz del problema ni garantiza la prevención de futuros incidentes similares. Es crucial entender que la verdadera responsabilidad de las autoridades no solo radica en responder a las emergencias, sino en prevenirlas.

¿Recuerda Usted la historia del tiroteo en el Colegio Americano del Noreste en Monterrey en 2017, donde un joven de 15 años disparó un arma contra su maestra y compañeros para después quitarse la vida? ¿O el tiroteo en el Colegio Cervantes de Torreón, tres años después, que tuvo como resultado seis heridos y dos víctimas mortales? ¿Recuerda usted cuál fue la reacción de las autoridades educativas en todo el país en los días posteriores? ¿Qué de todo eso prevalece el día de hoy?.

La prevención requiere un enfoque proactivo, donde se anticipen posibles riesgos y se tomen las medidas necesarias para mitigarlos. En el caso del colapso del balcón, una adecuada supervisión y regulación de las condiciones estructurales de los establecimientos podría haber evitado la tragedia. Sin embargo, la falta de políticas preventivas y la carencia de una supervisión eficaz demuestran una falla en el sistema de administración pública.

Desarrollar una lógica preventiva no es una tarea sencilla y requiere fortalecer la capacidad operativa del gobierno. Esto incluye capacitar al personal, implementar sistemas de monitoreo continuo, establecer normativas claras y realizar inspecciones periódicas. Además, es fundamental contar con los recursos necesarios para ejecutar estas tareas de manera eficiente y constante.

Las autoridades deben asumir una postura ética y responsable, entendiendo que su rol es garantizar la seguridad y el bienestar de la ciudadanía. Esto implica no solo actuar cuando los medios y la opinión pública lo demandan, sino tener un compromiso constante con la prevención y la vigilancia. La falta de políticas preventivas y de una supervisión adecuada no solo pone en riesgo la vida de las personas, sino que también puede erosionar la confianza en las instituciones.

La respuesta inmediata y visible ante una tragedia puede construir una percepción de eficacia en el corto plazo. Sin embargo, la verdadera eficacia de un gobierno se mide por su capacidad de prevenir desastres y accidentes antes de que ocurran. La construcción de una percepción de eficacia después de una tragedia es una estrategia política que puede servir para calmar la opinión pública, pero no aborda los problemas estructurales que subyacen en la sociedad.

La responsabilidad política de un gobierno que protege a su población es fundamental. Un gobierno que se centra en la prevención demuestra un verdadero compromiso con la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos. Este enfoque requiere un esfuerzo constante y sostenido para identificar riesgos, implementar medidas preventivas y garantizar que todas las regulaciones se cumplan rigurosamente. La prevención debe ser vista como un valor fundamental en la administración pública. Este enfoque no solo salva vidas, sino que también fortalece la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. Un gobierno que prioriza la prevención muestra que valora la vida y la seguridad de la ciudadanía por encima de cualquier otra consideración.

El lamentable accidente en San Luis Potosí debe ser un llamado de atención para reevaluar y reforzar la lógica preventiva en la administración pública. Es imperativo que las autoridades adopten un enfoque proactivo, anticipándose a los riesgos y tomando medidas preventivas efectivas. Solo así se podrá evitar que tragedias como la del colapso del balcón se repitan en el futuro. La responsabilidad de proteger y garantizar la seguridad ciudadana no debe ser una reacción ante la presión mediática, sino un compromiso constante y ético de las autoridades con la sociedad.

En última instancia, la verdadera medida de un gobierno eficaz no reside en su capacidad para responder a las crisis, sino en su habilidad para prevenirlas. La seguridad y el bienestar de la ciudadanía deben ser la prioridad máxima, y esto solo se logra mediante una estrategia preventiva robusta y una administración pública comprometida con el servicio y la protección de su población. La tragedia de San Luis Potosí es un recordatorio doloroso de las consecuencias de la negligencia y la inacción, y una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de un enfoque preventivo en el momento de gobernar.

Con respeto; a las familias que perdieron a seres queridos en eventos que no debieron ocurrir.

X (antes twitter). @marcoivanvargas