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riesgos y cabos sueltos

Por Juan José Rodríguez

Diciembre 10, 2020 03:00 a.m.

A

  Con poco que se descuiden los promotores y curadores de la coalición electoral PAN-PRI-PRD-PCP, la candidatura a la presidencia municipal de la capital se les puede convertir en la manzana de la discordia que desbarate el cuadro.

Considerada por muchos el segundo cargo público en importancia a nivel estatal, la alcaldía capitalina despierta ambiciones sanas e insanas entre figuras de las distintas fuerzas políticas. En el caso de la coalición Sí por México, salvo que los partidos involucrados tengan acuerdos hasta ahora desconocidos, no está claro a cuál de ellos correspondería postular el candidato a presidente municipal, como tampoco se sabe a ciencia cierta si en caso de no ser candidato a gobernador Xavier Nava buscará o no la reelección a la que tiene derecho.

Los cortejos a esta candidatura por parte de las principales formaciones partidistas son ahora mucho más intensos que en cualquier ocasión anterior, por una razón tan simple como profunda: con nuevos instrumentos legales de planificación, desarrollo y ordenamiento del suelo urbano y suburbano en vías de ser autorizados por el H. Cabildo, la próximo administración municipal estará en posibilidades de autorizar varios proyectos inmobiliarios con inversiones y utilidades de decenas de miles de millones de pesos. Sí, decenas de miles de millones de pesos.

Técnicamente, luego de que dentro de un mes concluya el proceso interno panista y se sepa si Xavier Nava va de candidato a gobernador o regresa a completar su mandato municipal, habría tiempo para que el Cabildo autorizara los nuevos planes urbanísticos y, sobre todo, los proyectos de desarrollo inmobiliario, pero semejante apresuramiento sería extremadamente sospechoso y sin duda que atraería la lupa tanto de los demás partidos como de diversas organizaciones sociales que tienen serias y fundadas reservas sobre varios de esos planes y proyectos.

Volviendo al terreno de lo político-electoral, los mandos priistas al día de hoy están convencidos de que si finalmente el candidato a gobernador de la Coalición será el que surja de la elección panista, entonces corresponderá al tricolor la candidatura a la presidencia municipal. Nadie les ha dicho que sí, pero tampoco les han dicho que no. El asunto está diferido en su discusión para el día siguiente de que concluyan los procesos partidistas, lo que ocurrirá precisamente el 

10 de enero.

Por lo que hace a Acción Nacional, tan no tiene una definición en esta materia que hay por lo menos dos figuras suyas identificadas como prospectos para la candidatura municipal: los diputados Rubén Guajardo, quien lo ha expresado abiertamente, y Sonia Mendoza, que no ha desmentido la versión de que si no gana la postulación a gobernadora aceptaría contender por la alcaldía.

En los rumbos de Morena, aparecen tan empeñados en resolver lo mejor posible la nominación de su candidato a gobernador que de momento no le prestan mayor atención al tema municipal. Conviene tener presente que la Ley Electoral del Estado establece del 22 al 28 de febrero el plazo para el registro de candidatos a presidentes municipales, síndicos y regidores. Es decir, el plazo fatal en la materia vence dentro de dos meses y medio.

El riesgo de que esta candidatura pueda descomponer la coalición PAN-PRI-PRD-PCP radica en que el albiazul intente levantarse también con la nominación para el Ayuntamiento, en perjuicio del tricolor. De entrada parecería mucho agandalle de Acción Nacional, pero en sus filas hay quienes sostienen que si las encuestas indican que la ventaja panista en esta capital es muy amplia sobre el PRI -digamos dos a uno-, tendrían derecho a reclamar también esa posición.

Hay además otra variable que no puede ser ignorada: independientemente de que existiera un acuerdo entre el PAN y el PRI, hasta ahora desconocido, sobre quién va a postular el candidato o la candidata a la alcaldía, ¿qué pasa si Xavier Nava no gana el proceso interno panista, regresa a la Presidencia Municipal y decide reelegirse? Por ley, tendría que buscar la reelección por cuando menos uno de los partidos que lo hayan postulado hace tres años. Estos son el PAN y Movimiento Ciudadano. Obviamente, en caso de disenso el albiceleste podría negarle el respaldo, pero le bastaría el de MC para estar en la boleta. Además de que si la eventual negativa panista no tiene sustento sólido, puede ser revertida en tribunales.

Para que luego no digan que nadie se los dijo: en el PRI hay quienes acarician la idea de convertir a Luis Mabhub en su candidato a presidente municipal de la capital, habida cuenta de que no hay manera de que pueda ser candidato a gobernador (salvo que se rompa la Coalición, en cuyo caso iría solo por el tricolor, en calidad de Nacido para Perder). Dado que es uno de los principales socios del magno proyecto inmobiliario “Las Cañadas”, en terrenos de la comunidad de San Juan de Guadalupe y de la Sierra de San Miguelito, valuado por sí solo en muchos miles de millones de pesos, sería como lanzarlo a los leones hambrientos del circo romano. Morena y numerosas agrupaciones de resistencia social en estos menesteres se lo desayunan entero en las primeras de cambio. Nada ilegal, pero los conflíctos de intereses serían como piedras de molino atadas al cuello.

Relacionados igualmente con las expectativas de la Coalición Sí por México, hay dos o tres asuntos que conviene tener en cuenta. El primero de ellos es que en el ámbito panista se ha ido acentuando el temor de que llegado el momento de celebrar su jornada electoral interna, el sábado 10 de enero, los niveles de contagio y defunciones de la pandemia hayan escalado y la autoridad sanitaria, sea local o federal, le prohíba llevar a cabo su votación para elegir candidato a gobernador.

El universo de votantes es de cerca de siete mil, que deberían acudir personalmente a depositar su boleta en la mayoría de las cabeceras municipales. No en las 58 porque hay municipios donde se tienen registrados muy pocos militantes, a quienes se invitaría a acudir a otra cercana. Pero hay una decena de lugares donde el padrón es de centenares e invitarlos a acudir a un lugar cerrado puede ser vetado por el Comité Estatal para la Seguridad en Salud o su equivalente federal.

Obviamente, si la prohibición ocurriera, aunque fuera específica respecto de unas cuantas cabeceras municipales, la suspensión tendría que ser en todo el estado. Hasta donde sabemos, no hay nada oficial en estas fechas, pero quizá sería prudente que la dirigencia panista comenzara a hacer consultas sobre el particular con las instancias competentes para no exponerse a sorpresas de ultima hora. 

¿Qué procedería en caso de que se concretara esta eventualidad? En término de lo dispuesto por su normatividad interna, en tanto que se trataría de un caso de fuerza mayor, el Comité Ejecutivo Nacional y la Comisión Nacional del PAN quedarían facultados para hacer la designación del candidato. Quizá para no verse autoritarios lo menos que podrían hacer sería ordenar una batería de encuestas para sustentar 

su designio.

En otro tema, desde hace días hemos escuchado cada vez con mayor insistencia la versión de que la diputada Sonia Mendoza está considerando seriamente la posibilidad de abandonar la contienda panista. Si algo hay de cierto no lo sabemos. El lunes de la semana pasada le mandamos un mensaje de whatsApp para ver si podía tomarnos una llamada. Respondió que en cuanto tuviera buena señal telefónica nos llamaría. La comunicación no ha ocurrido y ahora mi preocupación es que ande perdida en las montañas huastecas o pasando sed en las soledades del altiplano.

La información que al respecto nos ha llegado habla de dos alternativas: una, que el abandono de doña Sonia sea sin ningún propósito adicional y, dos, que decline en favor de cualquiera de los otros tres competidores: Marco Gama, Xavier Nava u Octavio Pedroza. Quienes andan cerca de esos rumbos están convencidos de que en todo caso se sumaría a la candidatura de Nava. En cuanto agarre señal (ella) se lo preguntamos.

La dirigencia estatal panista debería poner atención e informar públicamente qué está ocurriendo realmente con su padrón de militantes. Las incipientes versiones de que ha sido “rasurado” merecen ser atendidas y aclaradas antes de que se conviertan en sospechas más serias. Una cosa es cierta: hace pocos meses, en Acción Nacional se hablaba de que su lista de militantes era cercana a los ocho mil. Luego, se comenzó a hablar de menos de siete mil. Preguntamos y alguien nos dijo que los afiliados deben refrendar su registro cada cierto numero de años (no recuerdo cuántos) y que al excluirse a los que no cumplieron ese trámite es que se dio el ajuste a la baja. Es un cabo que no conviene dejar suelto.

COMPRIMIDOS

El duro raspón que se llevó en redes sociales y círculos políticos Octavio Pedroza con motivo de su encuentro circunstancial con Ricardo Gallardo Cardona tiene sus razones. La primera es que seguramente sin darse cuenta Octavio cruzó la sutil línea que separa la cortesía y los buenos modales de la obsequiosidad. Luego, enviar grandes abrazos y profesar “un gran respeto” a dos de los mayores depredadores de las haciendas y la vida pública potosina, resulta muy difícil de digerir. Sobre todo para quienes han sido víctimas de su sicariato mediático.

En Morena, luego de quedar registrados trece aspirantes a la candidatura gubernamental, los interesados han tomado la sensata decisión, por lo menos hasta ayer, de no echar pleito. De poco o nada les serviría, habida cuenta de que la decisión sobre quién será el favorecido estará sustentada, se supone, en encuestas que midan intención de voto y no simplemente nivel de conocimiento. Mejor aún: los dos prospectos más consistentes han comenzado a platicar entre sí para no dejar espacio a amarres de navajas o malos entendidos.

Si el Gobierno del Estado cumple el anuncio de recortar drásticamente el personal que cobra por honorarios, estará cometiendo un grave error cuyas consecuencias acabará encarando la siguiente administración. Todo mundo en Gobierno sabe que el trabajo en sus dependencias se hace gracias a los trabajadores de honorarios, que ante el riesgo de que no les renueven su contrato bi o trimestral no se niegan a esforzarse sin poner reparos, en tanto que el personal sindicalizado mal da la hora de salida el reloj y ya corrieron a la calle. Lo que realmente se necesita es echarle pantalones al asunto y enfrentar a los sindicatos para el recorte.

Arturo Esper Sulaimán es de los funcionarios estatales que menos ruido hace o que menos gusta del protagonismo, más bien se muestra discreto y tímido, pero es de los que mejores resultados han dado a lo largo del sexenio. 

Nos reencontramos por aquí el primer jueves de enero.