Seguridad chilanga
Vengarse del crimen es importante, pero prevenirlo más”.
Arthur Conan Doyle
En 2018 se registraron 1,469 homicidios en la Ciudad de México; en 2022, 742. Son cifras del INEGI, basadas en registros de defunciones y no en carpetas de investigación. La caída es de 49 por ciento. A nivel nacional hubo también un descenso, pero de 12 por ciento.
Desde otra perspectiva, en 2018 se cometieron 16 homicidios por cada 100 mil habitantes en la Ciudad de México; en 2022, ocho. A nivel nacional esta cifra ponderada pasó de 29 a 25.
Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, también del INEGI, la percepción de inseguridad en la Ciudad de México bajó de 74 por ciento de la población en el cuarto trimestre de 2018 a 42 por ciento en el segundo trimestre de 2023. A nivel nacional esa misma percepción descendió de 72.9 a 62.3 por ciento.
Algo bueno ha pasado en la seguridad de la Ciudad de México. Todavía hace algunos años los empresarios de otras entidades llegaban con miedo, especialmente por el temor a ser secuestrados. A veces preferían llevar a cabo sus juntas de trabajo en el aeropuerto, para no adentrarse en la jungla urbana. Hoy mandan a sus hijos a estudiar a la capital con la idea de que estarán más protegidos que en sus lugares de origen.
Muchos factores han generado esta situación y no todos son de este sexenio. El despliegue de un sistema de cámaras controladas desde el C5 ha sido crucial. La concentración de unidades de patrullaje en una zona relativamente pequeña es también relevante. Otro factor ha sido el trabajo del secretario de seguridad ciudadana, Omar García Harfuch.
A él no lo escogieron por sus méritos políticos. No era cercano al movimiento de López Obrador, ni siquiera conocía personalor mente a Claudia Sheinbaum cuando comenzó el sexenio. García Harfuch, de 41 años, no es un político, sino un policía de carrera. Esto es inusual, si consideramos que es hijo del político Javier García Paniagua y de la actriz María Sorté, pero tiene una licenciatura en derecho y otra en seguridad pública; ha tomado, además, cursos de seguridad en Harvard, el FBI y la DEA. Ingresó a la Policía Federal Preventiva en 2008 y ascendió gradualmente. En 2016 se le nombró director de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República. En el gobierno de Claudia Sheinbaum fue primero jefe de la policía de investigación de la fiscalía capitalina. En octubre de 2019 reemplazó a Jesús Orta Martínez como secretario de seguridad ciudadana. El 20 de junio de 2020 fue objeto de un atentado criminal en el que murieron dos escoltas y una mujer no relacionada que se encontraba cerca. Él mismo resultó herido y tiene todavía esquirlas de bala en el cuerpo.
García Harfuch ha demostrado que no se necesita ser militar para tener éxito en la lucha contra la delincuencia, aunque su abuelo, Marcelino García Barragán, fue secretario de defensa con Gustavo Díaz Ordaz. Su desempeño sugiere la importancia de tener a funcionarios preparados en el campo que se les encomienda. La lealtad es importante, y el secretario la ha exhibido frente a Sheinbaum y a su actual jefe Martí Batres, pero la capacidad lo es todavía más. Ya no se puede aceptar que los más altos funcionarios lleguen a las dependencias a aprender.
Nunca García Harfuch ha tenido un cargo de elección popular, pero las encuestas lo colocan como uno de los más populares posibles aspirantes a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. El que sea un hombre físicamente atractivo es quizá un factor en estas preferencias, pero mucho ayuda su buen desempeño como jefe de la policía capitalina.
Superfarmacia
No, el desabastecimiento no se resolverá creando “un almacén con todas, todas las medicinas, todas las medicinas del mundo”, como dijo ayer AMLO. Ayudaría, en cambio, restablecer el sistema de compras consolidadas del IMSS y los sistemas de distribución de medicamentos. También dejar de usar a la Cofepris para cerrar plantas de producción por razones políticas.
www.sergiosarmiento.com