Solsticio

Cuando los dos estemos muertos

nada habrá de estas rosas

ni de estos versos.

Mientras dure el amor

ámame entonces.

JEP a Cristina

Invernales ya, un poco hibernales, café en mano, nos disponemos a vivir esta última semana del año, la que media entre la Navidad y el Año Nuevo. Se nos va el “dos tres” (que en habla popular equivale a “más o menos”) y llega el “dos cuatro”, que esperemos sea mejor a pesar de las campañas políticas que ya iniciaron con otros nombres.

Se anuncian más noches bajo cero. A quien más, a quien menos, le han dado constipación y tos. Dicen que lo que más afecta no es el frío sino los cambios de temperatura, así que a cargar chamarra y bufandas.

A quien más, a quien menos, le da la melancolía: todos hemos sentido la visita del fantasma de la(s) Navidad(es) pasada(s), aquel del que hablaba el bueno de Charles Dickens: “Su dulce tacto, aunque había sido leve e instantáneo, se hacía sentir todavía en la sensibilidad del anciano [Scrooge]. Notaba que mil aromas que flotaban en el aire guardaban relación con mil pensamientos, y esperanzas, y alegrías, y cuidados, por espacio de mucho, mucho tiempo olvidados”.

En las redes sociales a la par de las fiestas se muestran diversas señales de soledad, de nostalgia. La Navidad, el solsticio de invierno asociado al nacimiento, no solo es del Niño de Belén, sino de divinidades y personajes mitológicos como Hermes (el dios del comercio y del robo), Prometeo (el titán que compartió el fuego a la humanidad), Buda, Horus y hasta Zoroastro.

Acá en lo que hoy es México el solsticio se celebraba en el panquetzaliztli por el advenimiento de Huitzilopochtli, su muerte y su retorno como colibrí: el color danzante enmedio del blanco invierno.

Esta semana murió a la tierna edad de 92 años la periodista y escritora Cristina Pacheco. Esas dos actividades suelen ponerse separadas, pero Cristina Pacheco fue un ejemplo del periodismo como género literario, de un “nuevo periodismo” que practicó antes de que fuera una etiqueta. Con sus entrevistas (“inventadas” y frente a cámara) y crónicas hizo literatura, con su literatura nos mostró personajes que de otro modo podríamos pensar que no existen. Y sí, todo (todos) es real.

Ella también esperaba el regreso del colibrí, se lo escribió a José Emilio: “Me levanté del escritorio porque reapareció frente a tu ventana el colibrí que tanto te gustaba. Si él regresó, es imposible que no regreses tú”.

Ella regresará, regresa como todos los que se han ido. Y el colibrí. Feliz Navidad, porque felicidad no es nesariamente fiesta. Son momentos compartidos, aunque no sean durante la noche más larga del año. Recordar s volver a ser feliz. Paz en la Tierra a los hombres y mujeres de buena voluntad.

Me despido con estos versos de David Herbert Lawrence:

Y si, igual que el otoño se ahonda y se oscurecesiento el dolor de las hojas al caer y tallos que se rompen en las tormentas y turbulencias y disolución y la zozobra y luego, suaves sombras profundas plegándose, plegándose sobre mi alma y mi espíritu, sobre mis labios dulcemente, como un letargo, o más bien el estupor de una grave, [triste canción cantada más opacamente que el ruiseñor, y así hacia el solsticio y el silencio de los días cortos, el silencio del año, la sombra, sabré entonces que mi vida aún se mueve con la oscura tierra y se humedece en un profundo olvido, en el lapso de la tierra y su renovación.

http://alexandroroque.blogspot.com Correo: debajodelagua@gmail.com Twitter: @corazontodito

Posdata 1: José Manuel Alvarado y Diana Gutiérrez, queridos amigos y geniales colegas de taller, tuvieron reconocimiento (segundo lugar y mención honorífica, respectivamente) en el concurso de cuento navideño “Melchor, Gaspar y Baltazar”, convocado por la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí. Agradezco sus textos y comentarios críticos en el taller, sus lecturas, desde hace dos años; los felicito y soy feliz por este logro. Como les dije personalmente: ya es hora de que saquen su libro individual.

Posdata 2: como desde hace tres años, algunas y algunos camaradas de escritura nos disponemos a liberar un regalo, no por la chimenea sino por Whatsapp, por correo y en redes sociales: un libro electrónico que empezará a circular desde hoy en PDF, y con algunos