logo pulso
PSL Logo

Transformers de ex y futuros servidores públicos

Por Francisco Salazar Soni

Septiembre 23, 2021 03:00 a.m.

“Dime a qué le prestas atención 

y te diré quién eres”.

José Ortega y Gasset. 

Recuerdo con gran expectación cuando de niño leí que Gregorio Samsa se convertía en un insecto, escarabajo, supuse en esas épocas que era muy factible que algo así ocurriera y cada mañana me palpaba para saber si no me habían salido patas peludas, alas y mi tórax era un gran caparazón que me impedía darme la vuelta en la cama.

Cuál sería mi sorpresa, con el correr de los años ya de adulto me di cuenta que sí existe la metamorfosis de quienes ocupan un puesto de responsabilidades y de quienes entran en la maraña burocrática del servicio público.

Decía un viejo amigo, “Que cuando tienes un puesto en el gobierno, debes tener cuidado, no de que se te suban los humillos, sino, de que no se te suba lo pendejo”. 

Los he visto cómo se transforman aquellos que llegan al servicio público de la vida civil, empresarial, académica o de la misma calle (varios he visto de esos, que arriban con una mano atrás y una adelante). 

Les cambia la mirada, los conoces de mirada gris y torpe, como de perrito pidiendo “premio”, al obtener un puesto quieren hacer mirada de tigre y les sale bizca.

Cambian su modo de andar, los conoces de un andar saltarín y corvo y al llegar al servicio público quieren caminar con garbo marcial, elegante y muy derechitos, hasta parecen que andan emplayados.

Cambian su modo de hablar de un – ¿Qué onda wey, como estas? A un - ¿Hola, que gusto verte, nos hablamos? De una voz chillona, impostan a una voz tipo barítono de político de antaño.

Cambian su personalidad, los conoces buena onda, ligeros, tipos normales pues, los nombran para un puesto, y se vuelven “súper-jamones” e infumables, perdona vidas y definidores de tu futuro laboral, -Deja les platico de ti, son muy mis cuates-. ¡No mameyes! 

Cambian su forma de vestir, empiezan a vestir ropa de marca, hasta parecen producción en serie salida de alguna fábrica exprofeso para servidores públicos. Ni les quedan La Lacoste ni las Polo, porque empiezan a hacer barriga chelera y de gorditas de oficina. Los Ermenegildo Zegna entallados, pa´su mecha, se les ven como de maniquí, pero de Las Vías (lugar potosino de gran concurrencia antes de ser servidor público).

Cambian a una prepotencia pasmosa, en su psique es altamente dócil y sumiso ante sus superiores (a quienes les debe la chamba), pero altamente autoritario y déspota ante el ciudadano. Les queda grande el cargo, dicen por ahí, pero no importa, es “brother”, no es un servidor público, es uno más que se sirve del servicio público. 

Lo más curioso, es que aquellos hombres y mujeres que se transforman o son transformados por el servicio público y la burocracia, es que al final, vuelven a ser los simples mortales que antes eran de subirse al “ladrillo”. Su mirada vuelve a ser gris y torpe, su andar saltarín y corvo, su voz es otra vez chillona, otra vez son buena onda, se vuelven a vestir de jeans y dejan de ser prepotentes, porque ahora saben que si les pueden romper su “mandarina en gajos”. 

TAPANCO: Gregorio Samsa se convirtió en un insecto, pero al mismo tiempo sabía que perdía identidad. Lo penoso que le puede suceder a un hombre o mujer es perder su identidad, no saber quién es y lo peor, creer que un puesto público lo hace, sin reconocer que él o ella hacen al puesto en beneficio de la ciudadanía. Franz Kafka con su Metamorfosis reflejaba su vida tormentosa, pero en realidad era un hombre agradable, de buen humor y de trato fácil. De servidores púbicos grises, la ciudadanía ya está hasta la…próxima.  

Francisco.soni@uaslp.mx

Twitter: @franciscosoni