Un café

Era una mañana muy fría, mientras esperaba el autobús que me trasladaría a la Ciudad de México, una señorita en tono muy amable, desde la parte trasera de una camioneta me pregunta: ¿quiere un café? Sorprendido por el ofrecimiento mi respuesta fue: ¡No! “no lo vendemos” expresó a manera de convencimiento. Segundos después un joven amigo, quien es simpatizante de un partido político, se me acercó y con un tono de alta confianza me ofreció un pan, tuvimos un breve diálogo. Me puse a reflexionar sobre el origen, significado y alcance de este hecho.

Un rompecabezas se me vino a la mente, el cual tenía que armar para darle sentido a lo que había vivido: Un joven amigo que en los últimos meses ha tenido una entusiasta participación política; un partido político que ha venido a transformar el proselitismo con prácticas no tradicionales; días de acciones que buscan persuadir a potenciales electores. Después de unos minutos, todo quedó claro, una acción de un grupo de jóvenes que muchas personas valoran de manera positiva, pero que en el fondo tiene una clara intensión electoral: ganar simpatizantes.

Hacer política es una práctica social de muchos actores, cuya intención es obtener el poder para tomar decisiones en nombre y representación de un país, una entidad federativa o un municipio. Su esencia, en una democracia, es obtener la simpatía y con ello el voto el día de las elecciones, para ello se vale de múltiples instrumentos de comunicación. Los más tradicionales, el comunicado, el spot, los espectaculares, lo cuales han dejado de ser eficaces y se ha tenido que recurrir a otras prácticas más cercanas a la sociedad.

En los últimos días hemos sido testigos de prácticas inmorales, poco éticas e ilegales de políticas y políticos que buscan un puesto de elección popular. Acuden para entregar juguetes, dulces, cobijas, rosca de reyes, no a las comunidades sino principalmente a las escuelas, lo cual convierte a estas acciones en actos que deben ser sancionados por la autoridad electoral, porque además de no resolver ninguna necesidad, exhiben el uso de recursos, cuyo origen no es claro ¿Para este tipo de gasto es para lo que se demandan mayores recursos públicos?

Hacer política requiere ética para no exhibir a los sectores sociales más vulnerables, transparencia en el origen de los recursos destinados a lo que se le regala a la sociedad con el pretexto que son los que más lo necesitan y respeto al espacio que es sagrado para todos nosotros: las escuelas. La dádiva no es la solución para el combate de la pobreza y la desigualdad, sino interactuar de manera directa con la sociedad para identificar sus percepciones, necesidades y perspectivas. Es la construcción de un proyecto político sustentado en los problemas sociales.

En resumen: un café, es una acción bien intencionada de un grupo de jóvenes tiene un fin político, es una de muchas prácticas que se llevan a cabo al margen de la ley y sin ninguna ética, que sustituye al diálogo, al trabajo de campo y documental de las y los políticos; lo cual es necesario no para ganar la simpatía electoral, sino para diseñar un programa de gobierno y políticas públicas que resuelvan los problemas públicos por sus causas y no por sus consecuencias. Próxima colaboración: 07/02/24.

@jszslp