Unos para arriba y otros para abajo
Hay cosas que no entiendo, francamente; dirán dos de los tres que me leen que otra vez la burra al maíz, con el mismo asunto, pero creo que es necesario reflexionarlo. Ayer, al caminar por la calle Hidalgo, recordaba que hace meses dos inspectores de comercio municipal –una mujer y un hombre– zarandearon a una vendedora de flores con su criatura terciada en el rebozo; mientras, en estos días, la referida calle se encuentra invadida totalmente por vendedores ambulantes.
Aunque la Hidalgo es una calle que desde hace muchos años no me gusta caminar para nada y ni por equivocación, por el puro recuerdo de las décadas de los setenta y ochenta decidí recorrerla por ella: si bien, ya no había vendedores de fayuca, aspirinas gringas, cremas conservadoras, embellecedoras y regeneradoras de cutis, desodorantes, lentes RayBan, cigarros Benson y Winston, y muchas otras cosas que sólo allí conseguíamos en aquellos años, ayer la calle lucía rebosante de pantalones de finas marcas piratas –seguramente de Moroleón–, bolsos femeninos, bufandas, gorros, y guantes de estambre; colchones, cobijas, trajes, y gorros para mascotas cánidas y félidas; juguetes para niños como aquellos que vendían en la Batalla, pero más modernos; en fin, aquello era una romería en la que no vi a ningún inspector de comercio municipal.
La cosa es simple, y es a lo que me refiero, hay vendedores ambulantes que no generan mayor problema, no dan un mal aspecto, y no entorpecen los recorridos peatonales; otros, como los que tienen invadida la calle Hidalgo son auténticas mafias que se apropian sin ningún temor de los espacios públicos causando problemas a los peatones, generan una competencia desleal al comercio establecido, y dan mal aspecto a nuestro centro histórico.
Pero pareciera que a nuestras autoridades de la ciudad poco les importa el asunto, más en esta temporada preelectoral, seguramente prefieren delinear estrategias de propaganda para encauzar el voto hacia el alcalde con licencia, que atender los problemas de la ciudad. Además, es seguro que un desalojo de ambulantes, supondrán que les restará una popularidad (que nunca han tenido y nunca tendrán) que se traduce en votos.
Aunque creo que lejos de disminuir el apoyo electoral podría incrementarlo notablemente. Lejos están aquellos años de la década de los noventa cuando las autoridades estatales metieron en cintura al ambulantaje y redignificaron el aspecto del centro. Es eso lo que se pide a gritos, y quien lograra llevarlo a cabo, recibiría mucho apoyo ciudadano.
El sonido fuerte de San Luis sólo se quedó en mera campaña publicitaria, y al final no pasará de ser recordado como el trienio de las pocas nueces.
Hace más ruido, pareciera, la secretaria de Salud, con su campaña de limpieza de imagen, ya que en lo últimos días se ha cansado de repetir que ella no es quien ha hecho circular los combos sanitarios contra el Covid, sino que alguno de sus detractores fue quien inició una campaña en su contra. Pero miren ustedes, son tantos los críticos y detractores que en realidad no se sabría dónde buscar si se quisiera encontrar un culpable.
Pero además, la mujer ha demostrado que si algo tiene es muy elevado el nivel de cinismo, por lo que no resultaría extraño que se tratara de una más de sus mediocres actuaciones, que han ido –según dice– desde las conspiraciones por su nivel del popularidad, las falsas acusaciones de corrupción, la violencia de género, las campañas negras, y ahora ésta. Sólo faltaría que dijeran sus corifeos, que por su cercanía con López-Gatell sería una excelente candidata a la gubernatura. Mientras todo esto ocurre, incrementa la cifra del personal de la secretaría de Salud, muerto por Coronavirus.
Por cierto, ya que toco el tema de las candidaturas, resulta que según los movimientos de los precandidatos del PAN a la gubernatura, Marco Gama se posiciona como el segundo en las preferencias de la militancia, acercándose al puntero Octavio Pedroza; lo curioso es que el maestro Xavier Nava Palacios, aparece en un tercer lugar. Todo parece indicar que no llegará por las vías conducentes, por lo que ahora presiona para ser designado candidato con base en encuestas; mientras tanto Sonia Mendoza, quien no entiende que no entiende, se encuentra a punto de tirar la toalla en la competencia azul, pero también hace su luchita midiéndose en otro partido para su posible participación gracias al tema de género.
No sólo la política electoral es repulsiva y nauseabunda; creo que todos se enteraron ya de la pensión que se autoasignó el ex rector de la UASLP, Manuel Villar Rubio: casi un cuarto de millón de pesos mensual, o $ 2’884,433.76 pesos al año; es decir, le cuesta a la Universidad $7,902.55 pesos al día. Resultó un auténtico inmoral.
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Al momento del cierre de esta columna, me entero –gracias a una muy buena fuente– que por convocatoria del presidente de la República se reunieron en la Ciudad de México, Juan Ramiro Robledo, Leonel Serrato, Primo Dothé y Adrián Esper; no fue convocada ninguna mujer y, curiosamente, fueron excluidos José Antonio Lorca y a Gabino Morales. Saquen ustedes sus conjeturas.
Gracias por la lectura, no bajen la guardia frente al bicho.