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Vaciando el mar de Cortés

Por Adolfo González Díaz Infante

Junio 24, 2023 03:00 a.m.

A

El día de hoy escribo esta columna desde Loreto, Baja California Sur, después de recorrer por tierra y por mar buena parte de las 1,000 millas de largo de la península de Baja California, y lo que veo es una de las regiones más bellas del mundo, donde se unen el mar y el desierto, que en este caso se clasifica como desierto de Sonora en su mayor parte. Y es la última zona a desarrollar que nos queda en nuestro país, a pesar de que turísticamente tiene ya grandes desarrollos muy puntuales, tiene grandes ciudades como es Tijuana en la frontera norte y zonas de vivienda turística en varios cientos de kilómetros a la orilla del mar, principalmente para migrantes extranjeros, gringos y canadienses, que empiezan a impactar ecológicamente la zona. Para darnos una idea del contexto de la península, ésta tiene más LITORALES QUE TODA ITALIA JUNTA, que es el tercer o cuarto país turístico del planeta. Actualmente se calcula que viven en México permanentemente más de 3 millones de ciudadanos estadounidenses y canadienses.

Pues bien, en este viaje por tierra me llaman la atención los accidentes geológicos que surcan todo el territorio así como sus interminables sierras cubiertas de CACTÁCEAS, especialmente CARDONES, que son muy similares a los SAGUAROS, literalmente son cientos de millones de estos especímenes, aunque en todo este camino no he visto un solo mamífero, es decir venados, borregos cimarrones, gatos montés, puma, berrendos, etc. A pesar de la bajísima densidad de población humana del centro de la península, la mayoría se concentra en las costas y litorales. Baja California Sur tiene en el censo de 2020, 800,000 habitantes en total y Baja California 3.8 millones de habitantes, la mayoría en la frontera con EU, principalmente en Tijuana. A pesar de ser una zona de muy poca lluvia debería de haber visto algún animal terrestre salvaje en tanto camino recorrido, hasta este momento más de 1,700 kilómetros. Algo no está bien ecológicamente en este ecosistema.

Después de recorrer muchas bahías, tocaré el caso de una bahía muy especial, como ejemplo de lo que está pasando en esta zona de nuestro país, en el mar que Jacques Cousteau llamó EL ACUARIO DEL MUNDO hace más de 50 años en su viaje de investigación por todos los mares del planeta.

La industria turística, y en este caso de la PESCA DEPORTIVA, es una actividad que da vida a las comunidades costeras y tiene ya un impacto ecológico sobre el Mar de Cortés, pero su impacto es mucho menor que el de la PESCA COMERCIAL ILEGAL, que es en la mayoría de las veces. Ambos tipos de pesca están contrapropuestos radicalmente. En el caso de esta Bahía de los Ángeles salen en temporada de 50 a 70 lanchas equipadas para la pesca deportiva, que se hace con cañas o bien con arpón, que causan un impacto en las poblaciones, pero es mucho más controlable, ya que desde el puerto salen y regresan al mismo punto todas las embarcaciones y es bastante fácil verificar que cada lancha regrese sólo con las cuotas permitidas de pesca deportiva legal; funciona como algo parecido a la aduana de un aeropuerto, con lo cual es bastante controlable su impacto, que sí existe. El impacto más fuerte desde mi punto de vista es colateral, principalmente de los desechos de basura que al ser turistas extranjeros en su mayoría generan demasiados y queman demasiados combustibles fósiles, es decir gasolina y aceite en los grandes motores de sus embarcaciones, además del propio disturbio por ruido en las profundidades del mar, que ocasionan literalmente miles de propelas de las lanchas y que está demostrado que molestan a los mamíferos marinos principalmente, es decir DELFINES, BALLENAS y nuestra tristemente célebre VAQUITA MARINA, que sigue siendo el símbolo de nuestra ineptitud en el manejo de nuestros recursos naturales. Digo “nuestra”, ya que todos somos culpables en mayor o menor grado por acción o por INACCIÓN, que a veces es peor.

En la próxima columna analizaremos el impacto de la pesca comercial y las flotas pesqueras que literalmente están vaciando el ACUARIO DEL MUNDO, ante la pasividad de nosotros ciudadanos y de las autoridades ambientales QUE ESTÁN ATADAS DE MANOS POR UNA LEGISLACIÓN OBSOLETA y los recortes presupuestales de que son objeto, a las que constantemente echamos toda la culpa -que es lo más fácil- sin tener en cuenta que existe responsabilidad nuestra como sociedad y especialmente del SECTOR EMPRESARIAL PESQUERO, que son los más beneficiados ECONÓMICAMENTE, pero que ellos mismo están causando el colapso de su jugoso negocio con la SOBREPESCA que ellos mismo realizan. Esto es un ECOCIDIO y de su parte un ECOSUICIDIO, ya que llegará el momento que sea incosteable salir a pescar por el colapso de las zonas pesqueras, lo que ya está sucediendo.