El pasado sábado fui a una librería y me dirigí directamente a la estantería donde se exhiben diversos diccionarios. Un amable dependiente me preguntó si podía ayudarme a encontrar lo que buscaba, luego de que me vio recorrer con la mirada varias veces, sin éxito, la mercancía disponible.
Le dije que sí, que buscaba un Diccionario Fifí de la Lengua Española pero que no encontraba nada, así como tampoco alguno otro que tuviera algún nombre similar relacionado con el significado de palabras en el español, como Diccionario Derechista o Diccionario Izquierdista o cosas así.
Su mirada de extrañeza me llevó a explicarle que lo que sucedía es que, luego de leer en redes sociales la polémica levantada por la inoportuna y lastimosa expresión de un historiador de nombre Pedro Salmerón, director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), ya no me quedaba claro cómo funcionaba el lenguaje y sus significados.
Salmerón señaló en un documento relacionado con el empresario Eugenio Garza Sada, circulado el pasado 17 de septiembre: “Sólo que el recio empresario, de 81 años de edad, no estaba dispuesto a dejarse secuestrar para alimentar la espiral de violencia, y anunció que haría frente a quienes lo intentaran. Sus dos escoltas aceptaron el riesgo, de modo que cuando un comando de valientes jóvenes de la Liga Comunista 23 de Septiembre intentó raptarlo, se desató una balacera en la que perdieron la vida Don Eugenio y sus escoltas, Bernardo Chapa y Modesto Hernández, y dos de los guerrilleros”.
Inmediatamente pros y contras de los transformistas de cuarta se enzarzaron en un debate por llamar “valientes” a los asesinos de Don Eugenio. Hubo quien llego a decir en Twitter, para defender a Salmerón, que había que acudir al Diccionario para ver que la palabra podía tener un sentido diferente y que no necesariamente era un adjetivo calificativo elogioso que favoreciera a los delincuentes asesinos.
Busqué en el Diccionario de la Lengua Española y el Diccionario Panhispánico de Dudas, ambos de la Real Academia y encontré que se define “valiente” como fuerte y robusto en su línea, capaz de acometer una empresa arriesgada a pesar del peligro y el posible temor que suscita, eficaz y activo en su línea, física o moralmente, excelente o muy valioso, grande y excesivo y, finalmente valentón o baladrón. En este último caso, baladrón es fanfarrón, que siendo cobarde presume valentía. Ante la ambigüedad de sentido que podía dársele al término, pensando que Salmerón fuera tan rebuscado como para pensar en “baladrón” al escribir su comentario, supuse que, tal vez, había dureza al juzgar al historiador.
Me desengañó en este sentido el que la publicación original de Salmerón en Facebook ahora tenía el siguiente comentario: “Había aquí un adjetivo (...) fue ese adjetivo que demuestra que hay quienes siguen librando esa guerra: nosotros hacemos historia y, por hoy, lo quitamos”. Era claro que el sentido de “valientes” era un panegírico.
Luego de ocultarse y de que el INEHRM saliera a dar la cara a nombre de su director, retiraron el comentario sobre la valentía de los asesinos de Facebook y de Twitter, pero ya había un debate encendido de tirios y troyanos en el universo virtual. Luego se supo que Salmerón había renunciado a su cargo, mediante una carta donde puede leerse su clarísima y directa animadversión a lo que llama “derecha”, haciendo referencia al debate sobre el empleo de la palabra “valientes” en su texto.
En la misma línea sus seguidores, quienes mucho dijeron (y siguen diciendo) que la derecha entiende mal el vocablo. Por eso, la necesidad de saber si existe acaso un español de derecha y un español de izquierda, un Diccionario de uno y otro lado de la geometría política, porque con el de la Lengua Española, no puede haber otra lectura que el encomio y halago de un grupo de asesinos por parte de un historiador no imparcial.
Salí de la librería sin encontrar respuesta.
Dos cosas para terminar: luego de su renuncia y de que se diera a conocer su sustitución en el INERHM, Salmerón, ya valiente (¿balandrón?) y de nuevo en redes sociales, ahora dice que no necesariamente ha renunciado. De valentía, lecciones con sus acciones, no necesariamente.
La otra cosa: pregunté en Twitter a este sujeto “¿Puede @HistoriaPedro explicarme o darme su opinión sobre el uso de la palabra “valientes” en el episodio a que se refiere la liga que le comparto y la diferencia semántica con el uso que usted le dio al referirse a la muerte de #EugenioGarzaSada? @cegsmx
https://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/3Reforma/1858VNA.html”
Hasta el momento de escribir esta columna, el historiador calla y yo seguiré con la duda.
@jchessal