Conejos de Pascua solidarios para combatir al coronavirus

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Conejos de Pascua solidarios para combatir al coronavirus

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Lonzée, Bélgica (EFE).- Para la repostera artesana Geneviève Trepant, los conejos de Pascua se han convertido en un inesperado bálsamo para salvar su negocio en la localidad belga de Lonzée (sureste) en una época difícil y, al mismo tiempo, hacer una aportación a la lucha contra el coronavirus. 

La expansión de la enfermedad, según explicó hoy Trepant a Efe, afectó de lleno a su pastelería y, como a otros tantos autónomos, le obligó a plantearse su futuro inmediato: "Tuve que tomar una decisión. O cierro o sigo", señaló. 

La decisión acabó llegando a través de una broma por las redes sociales. Con la llegada de la Semana Santa, la repostera subió fotografías de conejos de Pascua de chocolate a sus perfiles digitales con una peculiaridad: sus hocicos se encontraban cubiertos con mascarillas. 

"Al principio era una broma, lo encontraba gracioso. Sin embargo, la gente empezaba a preguntar si lo podía comprar y al final pensé que podía hacerlo. ¿Pero cómo podía darle sentido a esta especie de corona-conejo?", indicó. 

La repostera decidió donar parte de los beneficios derivados de la venta de estos conejos, denominados "Lapidou confied" y "Lapidou solidaire" (en francés, conejito confinado y solidario, respectivamente), a apoyar a los profesionales que combaten en "primera línea" al virus. 

"Estos fondos se destinarán a la Fundación Rey Balduino y a los hospitales de la región de Namur, y así será hasta al menos una semana después del confinamiento", añadió. 

Hasta la fecha ya se han repartido más de 400 unidades, según sus cálculos. 

Algunos compradores, además, optan por enviar estos conejos a los sanitarios que luchan contra la pandemia a diario, un gesto que ha obligado a redoblar los esfuerzos logísticos y que, a su vez, ha movilizado a la comunidad cercana a su negocio. 

"Tenemos muchos encargos considerando lo que nos están pidiendo y lo pequeños que somos. Contamos con un pequeño equipo pero en el barrio se están ofreciendo para ayudarme con los envíos o echando una mano un par de horas. Es también una historia de solidaridad dentro del propio negocio", concluyó la repostera.