Con 84 años de edad y 60 de servicio, fallece socorrista de la Cruz Roja

Con 84 años de edad y 60 de servicio, fallece socorrista de la Cruz Roja

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Con 84 años de edad y 60 al servicio de la Cruz Roja Mexicana, Delegación San Luis, falleció Oliborio Sánchez Villa, quien desempeñó labores de socorrista y participó incluso este año en el desfile conmemorativo de la Independencia de México, así como en los eventos del centenario de la delegación local.
Inició sus labores el 3 de diciembre de 1959 y hasta ayer era voluntario activo de la delegación estatal de la Cruz Roja Mexicana.
Entre sus anécdotas, contaba que cuando comenzó, “a pico y pala” construían el paso subterráneo de las vías del ferrocarril del Montecillo y una mañana, al cruzar las vías porque iba a pie al centro , vio que un tren estacionado echó reversa arrollando a un anciano, al que le cercenó de tajo un brazo y una pierna.
Dijo que él auxilió al lesionado y presionaba sus venas para que no se desangrara. La compasión por el viejito fue más grande que la impresión de verlo.
Posteriormente llegaron los socorristas de la Cruz Roja y subieron al herido a la ambulancia. Antes de partir al hospital, los paramédicos felicitaron al joven por su heroísmo y le dijeron que debería apoyarlos, y él les tomó la palabra. A los 23 años entró y desde entonces y hasta ayer, fue voluntario de la Cruz Roja.
Comenzó a ir cuando la Cruz Roja estaba en la calle Independencia. Las ambulancias eran camionetas General Motors Company (GMC) chaparritas, de grandes puertas en su parte posterior por las que metían las camillas y trasladaban a casi todos los heridos al Hospital Ignacio Morones Prieto. La Avenida Venustiano Carranza a partir de Tequis era pura terracería.
“La primera vez que auxilié a una persona ya estando en la Cruz Roja fue un tipo que se voló los dedos con una paloma, esa misma noche, cuando íbamos para el hospital nos llevamos también a un herido de navaja en el Bar Chinampa”.
Entre sus anécdotas como rescatista, se incluye una vez que llamaron a la Cruz Roja pidiendo auxilio para los pasajeros de un autobús arrollado por el tren por el municipio de Salinas de Hidalgo. Cuando los socorristas llegaron, había muchos heridos sobre el campo, a una distancia más o menos lejos del autobús que estaba partido por el tren.
Así empezaron a ayudar a la gente y entre los heridos se encontraba su mamá herida e inconsciente, pues regresaba de visitar a unos familiares de Salinas y le tocó la mala suerte de accidentarse. Decía que él estaba muy angustiado.
Años después, auxiliaría de nueva cuenta a su madre en un accidente, cuando iba de pasajera en tren a la Ciudad de México.
Decía que esperaba auxiliar a desconocidos cuando llegaba a un accidente, pero no a sus familiares.
Ya con la delegación instalada en la Calzada de Guadalupe, fue jefe de guardia.