El gobernador y el lobo
El uso de información imprecisa ha sido una constante por parte de Ricardo Gallardo, y el caso de las cifras de homicidios dolosos es una muestra
En una época en que las noticias falsas cobraron gran auge, derivado de las grandes repercusiones que pueden generar entre las multitudes, es indispensable que los gobernantes eviten formar parte de esa tendencia, sin embargo, en San Luis Potosí hay un político que ha hecho de ello una estrategia gubernamental.
¿Mentira, imprecisión para las cuentas, invención o memoria muy corta? Son las cuatro preguntas que algunos se cuestionan cuando leen, escuchan u observan una entrevista con José Ricardo Gallardo Cardona, gobernador del estado de San Luis Potosí.
En un breve recuento desde finales del año pasado y en lo que va del 2024 puede identificarse que el gobernante del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) ha pecado en más de una ocasión al brindar información no fidedigna, desconociéndose el motivo para ello, pero dejando claro que la veracidad no es su fuerte.
Quizá la más representativa y de vital relevancia, es la seguridad pública donde no pueden existir titubeos, sobre todo al momento de establecer medidas contra la criminalidad. No obstante, en ese rubro el mandatario estatal ha errado e inclusive, negado la realidad comprobable.
Para entrar en materia, el 25 de agosto del 2023 sostuvo que durante lo que él llama la "maldita herencia" se registraban hasta más de 800 muertes dolosas al año, sin embargo, los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) comprueban que, al menos en el sexenio de Juan Manuel Carreras, su antecesor, nunca se cometió esa cantidad de crímenes.
En el 2015 la Fiscalía General del Estado (FGE) inició 241 carpetas de investigación por homicidio doloso; 306 en el 2016; 451 en el 2017; 457 en el 2018; 453 en el 2019; 621 en el 2020; y 614 en el 2021, pero considerando al menos 119 investigaciones ya de la gestión gallardista.
Así, la aseveración del gobernador solo sería verdadera si se consideran los homicidios generales, es decir, si también se incluyen los culposos (por accidentes). En el 2017 se contabilizaron 712; 899 en el 2018; 853 en el 2019; 967 en el 2020; y 853 en el 2021.
Ya en 2024, el 17 de octubre informó que derivado de un operativo realizado por elementos de la Guardia Civil Estatal (GCE) en el municipio de Ciudad Valles, se reportaron dos bajas y la detención de ocho presuntos integrantes del crimen organizado.
Sin embargo, horas más tarde la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), informó que no fueron ocho, sino siete los detenidos, entre ellos una mujer; no reportó bajas de oficiales o de los miembros de la delincuencia.
Casi un mes después, tambaleó en el manejo de información sobre homicidios dolosos en 10 días de noviembre pasado, pues trató de negar que en ese lapso se acumularon 24 víctimas; un promedio de 2.4 asesinatos diarios.
Al sumar los reportes diarios de homicidios de la SSPC federal, resulta que la entidad acumuló tal cantidad de homicidios dolosos, donde el 7 y el 9 de noviembre, fueron los días más sangrientos con cinco homicidios en cada uno.
Después de todo lo anterior no queda claro si el mandatario estatal no es bien informado por sus subalternos de la Coordinación de Comunicación Social, tiene memoria corta, no se le dan los cálculos, o de plano, tiene necesidad compulsiva de mentir, o sea, mitomanía.
Como Pedro, aquel pastor que se burlaba y mentía diciendo que venía el lobo y después de tanto hacerlo, cuando dijo una verdad nadie le creyó
MENTIRA POLÍTICA
La mentira política es una forma de obstaculizar el proceso de aprendizaje y auto-mejoramiento colectivo que permiten las democracias, dice la publicación "Políticos mentirosos y tramposos democráticos: ¿es la mentira política diferente de otras clases de mentiras?, elaborada en 2019 por el académico colombiano Juan Samuel Santos-Castro.
Analiza que la socavación que se produce mediante la mentira política podría articularse alternativamente en el modelo de los deberes y responsabilidades o en el de las virtudes y los vicios epistémicos.
Advierte que tal concepto es peculiar porque, además de transmitir creencias falsas o fracturar la confianza social, se caracteriza por estropear las condiciones de posibilidad o la calidad de las discusiones sobre los problemas que afectan a todos.
"No debemos sorprendernos de que las democracias constituyan un suelo fértil para las mentiras políticas. Porque la democracia es el régimen en el que la discusión política depende más que en cualquier otro de frágiles esquemas de formación colectiva de creencias y opiniones", argumenta.
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