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Cárdenas está festejando cien años de que fue elevado a la categoría de Municipio Libre por el Congreso del Estado, a iniciativa del gobernador Rafael Nieto Compeán. Y El Troquel, la razón social de una serie de empresas familiares de comercialización y manufactura metálica que derivaron en un periódico regional, está cumpliendo noventa años.
En 1930, don Heliodoro Jiménez Pérez y sus hijos Salvador, Juan y Heliodoro Jiménez Álvarez conformaron el primero de esos emprendimientos. Desde 1923 Salvador, el hijo mayor del matrimonio formado por don Heliodoro y doña Natividad Álvarez Maldonado de Jiménez, se interesó por la fabricación de algunos objetos de lámina de uso común.
Cárdenas era en esos años un centro ferroviario importante. Los Jiménez Álvarez eran migrantes, como muchas familias que se asentaron en la localidad a hacer una vida. Don Heliodoro era jalisciense, oriundo de San Juan de Los Lagos, y doña Natividad era del Valle del Maíz, hoy Ciudad del Maíz.
La familia Jiménez, adquirió herramienta y maquinaria especializada para abrir un taller formal importante a nivel regional. Poco tiempo después, Heliodoro el menor de los hijos, se interesó por las artes gráficas y aprendió el oficio, por lo que la familia Jiménez decidió comprar en la capital del estado una pequeña imprenta que instaló en Cárdenas. Los dos negocios fueron formalizados bajo la misma razón social.
Ante el Notario Público Ignacio Martínez Arriaga, el 30 de octubre de 1930 constituyeron la empresa “Compañía de Pequeñas Industrias de Cárdenas, Sociedad Cooperativa de Producción”, cuyo objetivo sería explotar varias pequeñas industrias, entre ellas “la fabricación de artefactos de lámina de hierro galvanizado y de cobre, así como también de hojalata” (así reza el acta notarial). Los socios fueron don Heliodoro Jiménez Pérez, sus hijos Salvador, Juan y Heliodoro Jiménez Álvarez y su yerno Luis Santos V. Medina, este último esposo de Ma. Concepción Jiménez Álvarez (en ese tiempo, las mujeres le cedían el lugar al esposo en los negocios familiares).
Ante el éxito de estas pequeñas empresas familiares, la razón social cambio por la de “El Troquel. Sociedad Cooperativa de Relación Limitada”. Ya en 1933, el taller de tornería y lámina estaba en auge y obtuvo una medalla de oro de primer lugar en la Primera Exposición Industrial celebrada en Cárdenas, por la exhibición de los artefactos metálicos que fabricaba tanto de uso doméstico como industrial. En 1935 el taller obtuvo de la Secretaría de Comercio Federal, la autorización para fabricar medidas, artefactos de lámina de 5,10,15 y 20 litros.
Pero los principales productos que se fabricaron en estos talleres de don Salvador Jiménez fueron las bombas “Troquel” que servían para envasar y dosificar toda clase de aceites, brillantinas y otros líquidos. A través de agentes viajeros y con la relación comercial que se estableció con la Casa Holck, (una empresa regiomontana fundada en 1881), estas bombas se comercializaron en buena parte del territorio nacional y en algunos países de América del Sur. Otro producto de gran impacto fue el portarrollos para papel engomado, un dispensador de cinta adhesiva.
Estos negocios de la razón social El Troquel estaban ubicados en la principal arteria de la ciudad, en la calle del Comercio (hoy Pedro Antonio Santos) y daban de calle a calle, por lo que, aprovechando el espacio, los Jiménez decidieron también abrir un departamento comercial de ferretería, tlapalería peletería y otros productos como papelería y mercería. En esta calle del Comercio, se encontraban los principales almacenes y comercios de otros migrantes exitosos: sirios, árabes, japoneses, chinos, judíos y griegos que se instalaron en Cárdenas por ser un centro de atracción económica, dada su importancia ferroviaria y centro de acopio y distribución de productos agropecuarios de los municipios vecinos.
La imprenta El Troquel siguió creciendo y se buscaron otros mercados por lo que en 1939 Heliodoro, el menor de los Jiménez decidió instalar un taller sucursal en Ciudad Valles. Después de tres años, no se logró consolidar y lo cambiaron a San Luis Potosí. Así, se inicia El Troquel en la capital del Estado en 1943, en las calles de Salazar e Insurgentes. Este Troquel opera hoy en la calle de Universidad, con Natividad Jiménez de Briones al frente, hija de Heliodoro Jiménez Álvarez.
En 1946 la imprenta El Troquel de Cárdenas, solicitó y obtuvo de la Secretaría de Gobernación el permiso para publicar un periódico regional, “El Radar”. Su director fue Salvador Jiménez Álvarez y su hijo, Salvador Jiménez Hernández fungió como editor. El Radar fue un periódico quincenal primero, teniendo un gran éxito, por lo que después su publicación fue semanal. Era un rotativo popular y su costo era de 10 centavos.
El Radar fue un periódico con una línea crítica-constructiva, que denunció los excesos de poder, la corrupción y el abandono de los servicios municipales. También en su momento, supo reconocer a las autoridades que cumplieron con su deber y estuvo atento al mejoramiento de la vida política, económica, social y artístico-cultural, sin dejar pasar de lado. los eventos deportivos y reseñando los acontecimientos sociales y religiosos. Fue un medio de gran publicidad para el comercio establecido y la pequeña empresa cardenense. En este periódico se anunciaron los grandes comercios de la época, algunos de ellos de inmigrantes de diversas nacionalidades: La Flor de Cárdenas, de Saad Sarquis; El Globo, de Margarito Mark; La Estrella de Oriente, de Ayes Atich Assad; El Remate, de Borjes K. Berty; La Perla, de Sixto Elías; Casa Wong, de Zeferino Wong; El Almacén, de los Kasuga; El Comercio, de los Kassís.
También los connacionales que llegaron de diferentes partes de la república y los locales buscaron anunciarse en El Radar, así como algunos negocios de la capital del estado, como la Fábrica de Chocolates Costanzo y la Casa Mica de bicicletas y Refacciones.
Las Instituciones educativas se promovieron en este periódico y fueron fuente de información estudiantil. El Radar tuvo una sección especial para los acontecimientos deportivos, sobre todo los juegos el béisbol que se realizaban en el campo Cuauhtémoc; el béisbol tuvo una gran afición en Cárdenas, igual que el voleibol. La actividad artística-cultural también fue reseñada por el Radar, dando oportuna información de los grupos artísticos existentes en la ciudad. El Radar dejo de publicarse en 1949; en ese año muchos comercios, sobre todo los de inmigrantes, emigraron a la capital del Estado.
Las empresas “El Troquel”, también resintieron esta baja en la economía del pueblo, la ferretería-tlapalería dejo de funcionar; los talleres de artefactos metálicos y de imprenta iniciaron la búsqueda de nuevos mercados. En 1952 el taller de metales y tornería se instaló en la ciudad de San Luis Potosí, en la calle de Juan Sarabia y en 1954 parte de la imprenta se instaló en la Ciudad. de Guadalajara. Estos cambios fueron efímeros, no lograron consolidarse en sus nuevas sedes. El taller de tornería y lámina regreso a Cárdenas en 1957 y cerró en 1978, tras el fallecimiento de don Salvador. La imprenta dejó Guadalajara, también en 1957 y se instaló en la capital del estado potosino, donde tuvo un gran éxito, como papelería y librería. Se ubicaba en la calle Madero, a un lado del entonces cine Othón, con el nombre de Arte y Propaganda Famosa. Esta imprenta y papelería, en 1966 se cambió a Rioverde, con el nombre de El Troquel y bajo la dirección de Salvador Jiménez Hernández.
Ante la llegada de nuevas tecnologías, las imprentas en general perdieron su importancia. El Troquel de Rioverde, ya bajo la dirección del Salvador Jiménez Aguilar (nieto de Don Salvador Jiménez Álvarez) cerró en 2011. Solo queda El Troquel de Cárdenas, que está cumpliendo noventa años y ahora está bajo la dirección de Ramón Jiménez Hernández, nieto de Don Salvador.








