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"Toda mi vida he crecido entre plantas"

Historia de una Chinampa Familiar y la Tradición de la Flor de Cempasúchil

Por El Universal PULSO

Octubre 27, 2024 11:28 a.m.

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CIUDAD DE MÉXICO, octubre 27 (EL UNIVERSAL).- La chinampa de la familia Domínguez está llena de flores de cempasúchil que sobrevivieron a las lluvias de temporada, y que, desde hace décadas, los integrantes cuidan y trabajan hasta verlas florecer de la mejor calidad.

"Vengo de una familia productora de plantas ornamentales, de flor de cempasúchil, de nochebuena, flor de temporada. Yo estudié Administración de Recursos Humanos y apoyo a mi papá desde muy pequeñita. Toda mi vida he crecido con la cultura de estar trabajando con las plantas, cuidándolas, para que todos tengamos una bonita planta en nuestros hogares", cuenta Nayeli Reyes Domínguez.

La joven de 23 años relata que la producción de esta flor data de varias generaciones atrás, principalmente de sus abuelos, quienes heredaron sus conocimientos a su padre, el señor Marco Antonio. Él enseñó a sus cinco hijos a germinar, plantar y vender el cempasúchil.

"Mi papá siguió los pasos de mi abuelito, y cuando mi mamá se juntó con mi papá también se volvió productora, y de ahí seguimos esta tradición, este bonito oficio. Somos cinco hermanos en total, todos estamos estudiando, pero seguimos trabajando junto con mi papá, no dejamos que esto muera", afirma rodeada de miles de flores que el próximo Día de Muertos guiarán a los espíritus de quienes se adelantaron hasta las ofrendas.

La mamá de Nayeli se dedica a vender en el Palacio de la Flor, en el Deportivo de Xochimilco: "Nosotros somos los que estamos en zona de producción y mi mamá es la de la venta, ella es la que mueve la planta", dice la joven. Venden cada maceta a 17 pesos y en sus chinampas hay más de 15 mil plantas listas para llegar a los hogares de los capitalinos.

"Me dediqué a esto porque mis papás me enseñaron cómo cultivar una planta, desde germinar hasta tenerla lista para la venta. Es un orgullo que mis hijos sigan el mismo paso que yo, mis papás desgraciadamente ya no están con nosotros, pero seguimos con la tradición que ellos nos dejaron desde que éramos niños", cuenta Marco Antonio.

Para producir la flor, la familia dedica tres meses de cuidados; comienzan a germinar las semillas entre la última semana de junio y la primera semana de julio. Cuando alcanza los 10 centímetros de altura, la plantan en macetas durante la primera semana de agosto.

"Colocamos preventivos para que no se nos enferme y el primer despunte lo hacemos en la primera semana de septiembre y el segundo despunte lo hacemos el 15 de septiembre. Para el 10 de octubre, ya tenemos todo listo para vender la flor", dice el productor de 48 años, quien asegura que toda su vida, desde que se acuerda, se ha dedicado a la planta.

Desde temprana edad, Judith Reyes, hermana de Marco Antonio, dedicaba su tiempo libre a ayudar a sus padres en la chinampa, creció rodeada de flores y eso la hizo tener un vínculo familiar sin igual. Ahora lleva flores al panteón para sus padres y desea continuar con el legado que le inculcaron.

"Yo me acuerdo de que cuando era pequeña y la verdad era bien bonito, porque nos la pasábamos corriendo en los caminos; desgraciadamente la tecnología quitó muchas cosas y la verdad en nuestras épocas era mejor. Nuestra producción viene de generación en generación y estamos felices de tener este trabajo", dijo.