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SÍNDROME DE LA VIDA OCUPADA

Por Agencias

Enero 26, 2022 03:00 a.m.

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Hay personas que no pueden parar, incluso cuando tienen tiempo libre, necesitan llenar esas horas con otras actividades y responsabilidades, teniendo la sensación de que no pueden desconectar ni descansar. 

No siempre es debido a factores externos.

En ocasiones, la causa puede estar dentro de cada uno. 

Estas personas pueden sufrir lo que los psicólogos denominan “síndrome de la vida ocupada”.

No se trata de una enfermedad ni un trastorno, sino más bien un estilo de vida.

Pero puede acarrear consecuencias para la salud, alertan los especialistas. 

VIDA ACELERADA

No se trata de algo nuevo.

Lo que viene a describirlo es la situación que ya conocemos y que experimentamos en estos tiempos: la vida acelerada y exigente que llevamos, sobre todo, por causas vinculadas al ámbito laboral.

SIEMPRE OCUPADOS

¿Por qué estamos siempre tan ocupados? 

Los expertos apuntan a varias razones por las que tratamos de llenar nuestra vida con múltiples actividades y no somos capaces de estar un tiempo sin hacer nada. Por ejemplo: 

PROBLEMA SOCIAL

Consecuencia psicológica de un problema social: nos encontramos en un entorno altamente demandante al que, por diferentes motivos, no le ponemos un límite.

Esto nos lleva a tener la sensación de estar en un entorno altamente estresante ante el que poco podemos hacer por lo que no nos planteamos decir “basta” y así nos mantenemos en una rueda constante.

PROTECTOR DE NUESTRO EGO

Protector para nuestro ego: llenar nuestra vida de actividades puede convertirse en un medio para sentirnos suficientemente estimulados. 

Y es que estar ocupados es estresante, pero también gratificante, ahuyenta el aburrimiento, aporta sensación de actividad, vitalidad y eficacia. Debido a ello, muchas personas encuentran en su trabajo, en sus hobbies y en su vida social, un mecanismo para sentir que son eficaces y que sus vidas son útiles al estar llenas de cosas y actividades. Les da un sentido.

MECANISMO DE DEFENSA

La soledad física, el silencio, la inactividad, etc., pueden resultar muy amenazantes para nuestro equilibrio psicológico, especialmente cuando no nos hemos familiarizados con esas situaciones. Por tanto, el síndrome de la vida ocupada se puede entender como un mecanismo de defensa ante diferentes circunstancias de nuestra vida, es decir, como una estrategia para afrontar esas circunstancias y adaptarnos a ellas, aunque tenga un alto coste en nuestro bienestar psicológico.

AFECTACIÓN A LA MEMORIA

Los creadores de la expresión “síndrome de la vida ocupada” hacen mucho hincapié en las consecuencias que la hiperestimulación y la actividad excesiva pueden tener en nuestra memoria.

Es común, de hecho, que provoque olvidos, despistes y falta de concentración.

Tiene sentido. Si atendemos a varios estímulos a la vez la atención que podemos poner en cada uno de ellos es más superficial que si los atendiéramos de uno en uno durante el tiempo suficiente.

BAJO RENDIMIENTO LABORAL

Además, la multitarea, el estrés, la falta de atención, o la sobrecarga, etc., son aspectos que afectan seriamente al rendimiento laboral, la motivación y el clima laboral, y pueden dar lugar, entre otros factores, a cuadros de “burnout” (acentuación del estrés laboral) en ciertos trabajadores especialmente vulnerables.

Muchas personas experimentan como algo desagradable la inactividad o el silencio, ya que cuando los ruidos exteriores se detienen, afloran pensamientos, conflictos o sensaciones con los que no estamos del todo cómodos y nos surge la necesidad de huir de ellos.

De ahí que estemos buscando siempre algo que hacer.

DESCONEXIÓN CON LA REALIDAD

De esta manera, estar ocupados puede ser muy útil para no tener que conectar con asuntos de nuestra vida que nos desagradan o que requieren de un esfuerzo emocional extra.

Por ello, es positivo tener mecanismos para regular nuestro malestar psicológico, es saludable. Sin embargo, alerta de que llevarlo al extremo puede hacer que acabemos extenuados o desconectados de nosotros mismos y no averigüemos cuál es verdaderamente, el motivo de nuestro malestar.