logo pulso
PSL Logo

Síndrome del niño caracol

Por Agencias

Marzo 10, 2021 03:00 a.m.

A

Las nuevas tecnologías y las pantallas forman parte de nuestras vidas, y también de la de los más pequeños. 

Sin embargo, tal y como llevan advirtiendo los expertos, desde el inicio de la pandemia, esta tendencia es cada vez más acusada. 

Jóvenes que no quieren salir de su habitación, porque en ella encuentran todo su mundo virtual, e incluso llegan a desarrollar agorafobia.

MULTISENSORIALES

Los principales motivos por los que los niños no pueden resistirse a las pantallas es porque son multisensoriales, interactivas y les premian cuando ellos hacen algo bueno.

Esta recompensa es que las máquinas reaccionan emitiendo sonidos, imágenes, y, dependiendo del programa, consiguen puntos o descubren nuevos escenarios, produciendo en ellos una gran expectativa, y logrando, así, que continúen haciendo click.

CONFINAMIENTO

Aunque esto no es nada nuevo para muchos padres, lo cierto es que el confinamiento potenció todavía más que los pequeños se refugiaran en teléfonos celulares, tablets.

RESTRICCIONES SOCIALES

Dadas las restricciones sociales impuestas en la pandemia, los niños no pueden jugar, hacer deportes o interactuar con normalidad con sus compañeros, entonces lo hacen a través de las pantallas, como medio seguro de interactuar.

Y, por otro lado, tienen mucho tiempo libre, pero no pueden salir tanto”.

REFUGIO VIRTUAL

Una de las consecuencias más llamativas de la sobreexposición a las pantallas es el caso de los “niños caracol”.

Un síndrome que, pese a surgir en Japón, donde se les denomina ‘hikikomori’, se ha ido extendiendo de forma paulatina por el mundo.  Se les llama así a los pequeños que no quieren abandonar su habitación, ya que en ella establecen todas sus conexiones, internet, ordenador, tablet y celular. 

Es decir, que acceden a un mundo virtual sin tener que salir de esas cuatro paredes.

FALTA DE AUTOESTIMA

La protección que sienten detrás de sus pantallas, en un mundo virtual que controlan muy bien, les hace, poco a poco, incrementar el pánico a la interacción real, por inseguridad, falta de autoestima. 

En Japón, se da entre familias con hijos únicos muy sobreprotegidos, que siempre ha evitado el contacto social, en las grandes ciudades y que, desde pequeños, se les ha incentivado los gadgets electrónicos como únicos juegos.

AGORAFOBIA

La agorafobia, el miedo salir al exterior, su consecuencia más grave.

Estar encerrado siempre en una habitación repleta de pantallas tiene un impacto en su salud física y emocional. 

Especialmente, una muy llamativa: La agorafobia. Al estar siempre ocultos tras las pantallas, donde se sienten protegidos, el contacto social real les da miedo. 

Al final, tienen pánico a salir de su habitación, que es su refugio, como la concha del caracol.

MUNDO EXTERIOR

Estos niños perciben el mundo exterior como peligroso, ya que su único contacto con el mismo es a través de las noticias que ven en la televisión o en internet.

Como muestran catástrofes, accidentes, asesinatos, creen que el exterior es dañino, y por ello llegan a desarrollar esa fobia si tienen que acceder a él.

ALARMA

Debes considerar como una alerta todos aquellos cambios de actitud del comportamiento normal del niño, que deje de hacer sus actividades cotidianas quedar con sus amigos, ir a jugar, etc., por quedarse en la habitación conectado.

O que, si se le propone ir de excursión, o hacer algún plan no quiera hacerlo porque está acabando una partida, viendo una serie y no es capaz de dar a pause o apagar sus aparatos para hacer alguna 

actividad real.

ACTITUD

A esto se le pueden sumar:

Cambios de humor. Un niño risueño que ahora está malhumorado.

Modificaciones en la dieta. Por ejemplo, dejar de comer bien para pedir sólo comida poco saludable.

Problemas de sueño.

ASPECTOS

Desafortunadamente, se han empezado a ver pocos casos de “niños caracol”.

No obstante, éstos han sido reversibles de forma poco traumática porque aquí tenemos unas condiciones que lo evitan de forma natural.

Entre ellas enumera un clima agradable que incentiva salir a la calle, y las ciudades pequeñas, sin tantas aglomeraciones, que propician la vida al aire libre.