¡¡¡ Ya ganaron !!!

Desde el año 2000, las elecciones presidenciales en México se han caracterizado por una alta competencia electoral, la diferencia entre el primero y segundo lugar ha sido mínima, la incertidumbre previa a los días de la votación ha sido alta, sin embargo para éste proceso electoral de 2018 el escenario es diferente, se ha hecho un seguimiento mediante encuestas que utilizan una metodología rigurosa, las cuales coinciden sobre quién tendrá la mayoría de votos, la diferencia está en el porcentaje a obtener, por ello podemos afirmar: ya ganaron.
Las preguntas que surgen son: ¿Por qué esta situación?, ¿Qué causas la han generado?, las respuestas son diversas, van desde estructurales hasta coyunturales, las primeras tienen que ver con una transformación del perfil de la sociedad, de la globalización y el desarrollo tecnológico y los segundos con la experiencia política del candidato que encabeza las encuestas, el hartazgo de la sociedad, por el predominio de la desigualdad, inseguridad y la corrupción, así como por la fragmentación de la clase política.
El perfil del electorado de 2018 es diferente, en 2000, 2006 y 2012 aun predominaban aquellos que conocían las consecuencias del predominio de un partido único, donde los actores económicos tenían una gran influencia mediante los medios de comunicación, tenían la capacidad de influir en la percepción del electorado mediante campañas de miedo y poniendo cualidades que los candidatos triunfadores no poseían, hoy quienes votarán son más autónomos, están más informados, no se dejan influenciar tan fácilmente.
Con la globalización las barreras de comunicación se han derrumbado, lo cual se ha hecho gracias al desarrollo tecnológico, cuya evidencia más importante son el uso de la redes sociales, las cuales han venido a transformar a las relaciones humanas; internet se ha convertido en un espacio de encuentro, en el cual se genera intercambio de información que ha servido para la toma de decisiones; los medios de comunicación tradicionales han perdido el rol protagónico que tenían, la clase política no sabe cómo actuar en el escenario de las redes.
En cuanto a los factores coyunturales, el candidato que encabeza las encuestas electorales cuenta con una amplia experiencia política, su aprendizaje es alto, sabe con quién y en qué momento hacerlo; su discurso es diversificado de acuerdo a su auditorio, tiene la sensibilidad de interpretar las necesidades de los diversos sectores sociales; sabe cuáles son los principales problemas que percibe la sociedad y ha sabido construir una narrativa coherente en torno a ellos.
Muchas encuestas que se han aplicado en los últimos días coinciden que quien encabeza las preferencias electorales cuenta con una intención de voto de quienes son predominantemente jóvenes, son aquellos quienes se han educado no en la familia, ni en la escuela, ni por la televisión, sino en la redes sociales, por lo que se caracterizan por desafiar a la autoridad, por desconfiar en la clase política, para ellos la narrativa de la “mafia del poder” ha sido una estrategia discursiva muy aceptada.
El hartazgo de la sociedad se ubica principalmente en la clase media, quienes a diario sufren la exclusión de muchos espacios que les han sido cerrados para lograr mayor movilidad social, ingresar a universidades, contar con empleos bien remunerados, con servicios de calidad; son quienes consideran que las causas de ésta situación es una clase política corrupta, que vive con grandes privilegios, por lo que se identifican con quien no se le han comprobado actos de corrupción, por más que sus adversarios políticos le han buscado.
Otro factor que le ha ayudado al candidato con la mayor preferencia electoral es la división de la clase política, sus adversarios políticos se encuentran fragmentados de manera conflictiva, unos por la voracidad y ambición de poder de quien quedó como candidato a la presidencia de la república, otros por que no se identifican con el perfil de su candidato, quien a pesar de su capacidad técnica y experiencia laboral en el sector público no ha podido establecer un vínculo de identidad con los partidos políticos que lo postularon.
Todos estos factores estructurales y condiciones coyunturales generarán una ampliación del margen de victoria del candidato ganador (véase la siguiente gráfica), la cual será muy similar a las elecciones de 1994, con la diferencia que en esas elecciones predominó el voto dividido, en las elecciones de 2018 parece que el candidato ganador obtendrá una alta votación en la cámara de senadores y en la cámara de diputados, así como en un buen número de elecciones locales, con lo cual se generarán condiciones para una gobernabilidad democrática.

*Mientras más cerca del 1 = menos competencia electoral.
Fuente: Elaboración propia con base en: DOF (1982), SEGOB (1988), IFE (2000), INE (2006, 2017); 2018 (estimación con base en la intención de voto a (12/06/2018)

Sin duda que en los resultados electorales del próximo 1 de julio, a nivel local, un factor clave y fundamental será aquel trabajo que han realizado un grupo de jóvenes potosinos, quienes con entusiasmo, convicción y voluntad han recorrido cada rincón del estado, tocando puerta por puerta, platicando cara a cara con quienes siempre han sido excluidos de todo, interactuando con la realidad social, portando un mensaje de esperanza para aquellos que, sin recursos y sufriendo todo tipo de obstáculos, pero que nunca han declinado; por eso, como se los dije en persona, ¡ ya ganaron !, disfrútenlo, se lo merecen.
Finalmente: en julio seremos testigos de una transformación política gestada durante un proceso largo y conflictivo, que no es producto de la mercadotecnia política, sino de condiciones estructurales y coyunturales, esperemos que el reacomodo de la clase política tenga beneficios para la sociedad, lo cual será posible mediante el diseño y aplicación de políticas públicas orientadas a resolver los problemas de la sociedad, en cuya transformación se empodere a sectores sociales que durante mucho tiempo han sido excluidos de la toma de decisiones de política pública.

@jszslp