Las ovejas aprenden a contar pastores

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Las ovejas aprenden  a contar pastores

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La ciudad entona el ángelus, 

la torre del muecín 

guarda silencio. 

Cada pez de aluminio es una bomba o una máquina 

de fabricar cuchillos. 

Muchos años después 

crecen hongos 

en un jardín de Nagasaki 

y una parvada de picas en los árboles de Flandes. 

Sólo la voz del oráculo

 es eterna. 

Desde luego había perros en el campo de batalla, 

y niños que portaban una máscara de pólvora, 

también, creo, 

un destello de amor 

y algunos girasoles.

Norberto de la Torre