Regatean Vuelven los incendios
Las respuestas de los dos primeros organismos públicos que confirman la próxima estrategia de austeridad que está imponiendo la emergencia sanitaria por el coronavirus, el Congreso del Estado y el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (Ceepac), fueron decepcionantes.
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En el Legislativo, al que pondrá en aprietos la estrategia de cancelar las contrataciones de trabajadores por honorarios (su verdadera caja chica), anuncian que apenas van a analizar las cuentas para ver de cuánto dinero se puede prescindir.
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Nada se dijo sobre, precisamente, si el Congreso va a acatar esa prohibición, que le dará una tarascada importante a ese Poder, pero también podría acabar, por fin, con las suspicacias que genera este gasto.
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Sí, en cambio, se desvió la atención hacia los políticos y funcionarios que quieren llevar agua a su molino con la contingencia, al regalar insumos requeridos por la población en empaques en los que sus nombres son bastante visibles.
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La crítica es más que fundada, pero el tema no era ese.
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Por otra parte, el Ceepac “centaveó” claramente al decir que sólo podría prescindir de la partida de viáticos, una de las que menos presupuesto tiene.
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En su cuenta pública 2019, el Ceepac reportó un gasto de 1.3 millones de pesos para el rubro de viáticos y traslados. Este año, el organismo electoral dispone de 186.4 millones de pesos. La partida sacrificable representa menos del 1% del presupuesto electoral.
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Lo que no se especificó tampoco es si el presupuesto de los partidos políticos para el inicio del proceso electoral, que es de 117.1 millones de pesos se va a tocar.
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En suma, vemos dependencias que han reaccionado de manera bastante cercana a la llamada al sacrificio financiero que demanda la crisis de salud que vive el estado.
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Días de campo en el cráter de Joya Honda, tumultos en los mercados para comprar pescados y turistas en el Centro Histórico.
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La gente de la capital no está entendiendo la gravedad del asunto. Quizá sea tiempo de que las autoridades barajen más seriamente el toque de queda.
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Y ayer, reapareció la pesadilla de los incendios forestales. Hace un año, no era el coronavirus la amenaza, sino el fuego que consumía amplias zonas forestales del estado, en particular, la sierra de San Miguelito.
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Ayer, el fuego brotó de nuevo, ahora por el lado de Soledad de Graciano Sánchez y Cerro de San Pedro.
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Si entonces el combate fue difícil, este año será mucho más difícil por la contingencia. De nueva cuenta, es necesario que la ciudadanía haga todo lo posible por ser parte de la solución y no del problema.
¡HASTA MAÑANA!
