Acuerdo de París

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En la columna anterior expusimos que al publicar el Gobierno que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador los acuerdos de CENACE y SENER, traicionó el Acuerdo de Paris y fomentó seguir quemando combustibles fósiles que tanto daña el medio ambiente y enferma a los mexicanos.

Hace unos días Quadri señaló que la Central Termoeléctrica de Tula “Francisco Pérez Ríos” es el Chernóbil mexicano, ya que representa tal vez el foco individual más significativo en México de impactos en la calidad del aire y en la salud pública, por su escala y ubicación, y operación con el combustible más sucio y contaminante que existe, el combustóleo.

Recordemos que el 12 de diciembre del 2015 se aprobó el Acuerdo de París dentro de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21). Este Acuerdo es un instrumento de alcance mundial para enfrentar de manera global el cambio climático, el cual busca que por lo menos 195 países reorienten su desarrollo hacia un mundo más sostenible, con menores emisiones y con capacidad de adaptarse a un clima más extremo.

En dicho acuerdo, al ratificarlo, nuestro país se comprometió a reducir sus emisiones de gas de efecto invernadero en un 25%; también se obligó a transitar a una economía de cero emisiones de carbono, así como a reducir y compensar los impactos ya inevitables del cambio climático, fomentar energías renovables, el abandono de los combustibles fósiles y a la conservación de los bosques.

En el citado Acuerdo de Paris se pactó además contrarrestar el calentamiento global antes de 2020 al seguir las recomendaciones del Panel Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) y mantener el incremento de la temperatura global por debajo de los 2°C, cifra considerada como límite máximo por la ciencia si se quiere evitar efectos catastróficos sobre los ecosistemas y las sociedades, tratando de que ese aumento de temperatura sea únicamente de 1.5°C.

Alrededor de todo el mundo, gobiernos y organizaciones promueven una serie de actividades para proteger el medio ambiente y fomentar una cultura de sustentabilidad, tales como utilizar medios de transporte no contaminantes, como la bicicleta o caminar en lo posible para desplazarnos por nuestra ciudad, reciclar, no imprimir cosas innecesarias, gastar la menor cantidad de papel posible, no fomentar el consumo de bolsas de plástico, así como plantar árboles.

El Gobierno mexicano, el 3 de diciembre de 2019, al participar en el COP25, declaró que buscaría avanzar en la agenda multilateral y reafirmar su liderazgo regional en el combate al cambio climático y refrendó su total compromiso de cumplimiento al Acuerdo de País, y abrir un diálogo profundo y ambicioso en la acción y apoyo para combatir el cambio climático con energía, entusiasmo y participación.

Pero pareciera línea de este sexenio contradecir con acciones, sus palabras y compromisos.

Ante este panorama sería genial que el presidente, sin demagogia, en forma clara, precisa y comprobable, con datos existentes y justificables (no con otro datos que nadie tiene) nos respondiera en forma honesta y autentica ¿cuál es su compromiso con las generaciones futuras?. 

La realidad es que el Gobierno de México no está invirtiendo en energías renovables, no existen planes para aplicar recursos públicos para desarrollarlas, bloqueó las energías verdes, fomenta la quema de combustibles fósiles, excusa su decisión por existir actos de corrupción pero tolera la impunidad en lugar de perseguirla; las restricciones inhiben que cualquiera invierta en energías limpias en plena emergencia climática. 

Delírium trémens.- Un gran avance la admisión del amparo presentado por Greenpeace ante el Juzgado Segundo de Distrito en Materia Administrativa Especializado en Competencia Económica, Radiodifusión y Telecomunicaciones, expediente 104/2020, así como la suspensión de manera provisional de la aplicación de los inconstitucionales acuerdos del CENACE y SENER. Con acciones así se demuestra que las organizaciones de la sociedad civil son el contrapeso a las arbitrariedades del ejercicio del poder público, aunque a éste no le agrade.

@luisglozano