COVID-19 y la Calidad del Aire

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La titular de la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental recién declaró “que durante los días en que se ha aplicado la Jornada de Sana Distancia se ha notado una reducción considerable en las concentraciones de los contaminantes que son monitoreados, ello con base en la evidencia registrada en los datos históricos validados por la Red de Monitoreo de la Calidad del Aire compuesta por cuatro casetas” (15/04/2020. PULSO - EXPRÉS – SOL DE SAN LUIS); esta declaración es invaluable para fines legales, pero ajeno a ello ¿es cierto?.

En la ZM de San Luis Potosí es común asociar la contaminación del aire con algunas fuentes como lo son las ladrilleras, la actividad industrial y el tráfico vehicular. 

El aislamiento decretado y la misma contingencia tendrían efectos positivos en la disminución de la contaminación atmosférica; sin embargo, a pesar que la reducción del flujo vehicular en las calles potosinas es notable que la calidad del aire se encuentra en los rangos de “aceptable” a “mala” conforme a la norma oficial que regula el Índice de Calidad del Aire y Salud.

Han pasado 26 días desde que iniciamos la cuarentena, los potosinos se han refugiados en sus hogares, la ciudad ha disminuido significativamente el movimiento urbano y gran parte de la industria paró de igual manera, empero los contaminantes siguen estando en la atmosfera. 

Lo anterior nos consta porque así lo revelan los datos que emite la misma SEGAM y es por ello que en Cambio de Ruta nos dimos a la tarea de realizar y revisar sus reportes oficiales, en un ejercicio de 27 días de observación, con un total, de 106 registros. El estudio final se hará público la siguiente semana, pero por el momento diremos que el porcentaje de nivel de riesgo de la calidad del aire, en el tiempo indicado, de acuerdo a la NOM- 172- SEMARNAT 2019, fueron: 

(I) Calidad del aire: MALA, Nivel de Riesgo: Alto, Porcentaje total de mediciones: 4%, No. de Registros: 4

(II) Calidad del aire: MUY MALA, Nivel de Riesgo: Muy Alto, Porcentaje total de mediciones: 17%, No. de Registros: 18

(III) Calidad del aire: ACEPTABLE, Nivel de Riesgo: Moderado, Porcentaje total de mediciones: 47%, No. de Registros: 50

(IV) Calidad del aire: BUENA, Nivel de Riesgo: Bajo, Porcentaje total de mediciones: 32%, No. de Registros: 34

Como abundaremos en el estudio que se presentará, el 68% de los registros fueron de calidad del aire que implica riesgos a la salud de la población debido a la concentración alta de partículas PM10 ya que, fueron las que determinaron el color del Índice de Calidad del Aire y Salud.

Pero aun hay más: respecto a la difusión que presume SEGAM realiza para cumplir la norma y proteger la salud de los potosinos, encontramos que los reportes se divulgan ÚNICAMENTE por una red social. La página de Facebook de la SEGAM tiene 30 publicaciones desde el día 26 de febrero de 2020 hasta el día de hoy; 9 de calidad de aire BUENA, 8 de calidad de aire ACEPTABLE, 12 de calidad de aire MALA y 1 de calidad del aire MUY MALA. Una por día cuando debería ser una por hora; simple, es cuestión de voluntad.

En periodo de cuarentena, con datos oficiales (altamente cuestionables), no tenemos buena calidad del aire como constante, por lo que sería lógico que la autoridad investigara con seriedad qué ensucia la atmósfera, ya que estamos ante una oportunidad única para descubrir lo que pasa en la zona metropolitana, pero dudamos que se tenga interés en ello porque es más fácil hacer declaraciones ocurrentes proponiendo soluciones de tipo placebo como el “Hoy no circula” aparentando con esto mitigar la contaminación atmosférica. 

Esto preocupa porque la exposición a diferentes contaminantes ambientales, incluso a niveles por debajo de las normas internacionales, afectan a la salud humana, ya que se asocian con un incremento en la incidencia de diversas enfermedades respiratorias y cardiovasculares severas, y ahora también del COVID-19. 

Los dijimos en la columna pasada y ahora lo reiteramos, la Universidad de Harvard divulgó que los pacientes con COVID-19 viviendo en áreas de los Estados Unidos que tenían altos niveles de contaminación del aire antes de la pandemia, tienen más probabilidad de morir por la infección que los pacientes en áreas del país con aire más limpio. Insiste entonces la comunidad científica que el control de la contaminación atmosférica son clave para respirar aire limpio, supone una importante mejora de la salud pública y que se calcula un aumento del 15% en la tasa de mortalidad de COVID-19 con un pequeño incremento –1 microgramo por metro cúbico de aire– de las PM2.5 (esas que dijo la SEGAM que no tenía obligación de medir); situación grave.

Pero mintiendo o acomodando datos a modo, no se combate este conflicto ambiental y de salud pública.

Delírium trémens.- “No vamos a combatir el cambio climático con un virus”, ha advertido el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres. La emergencia climática debe seguir en el centro de la discusión. 

@luisglozano