El Día Interamericano de la Calidad del Aire (DIAIRE), se celebra cada segundo viernes del mes de agosto, conmemoración establecida el 28 de octubre del 2002, en Cancún, México.
En aquel lejano 2002 se dijo que alrededor de 440,000 muertes prematuras al año en América Latina y el Caribe son atribuibles a la contaminación del aire, que las infecciones respiratorias agudas son una de las cinco causas principales causas de muerte en niños menores de cinco años en las Américas y el Caribe, que más de 100 millones de habitantes de ciudades de América Latina y el Caribe respiran aire que no cumple con las guías de calidad de aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que la calidad de aire es un problema creciente, empeorando con el aumento de población, urbanización, cambios climáticos, y los incrementos en la industrialización, en el desarrollo económico y en la globalización.
El problema está ahí, pero lo peor es que el Gobierno no hace nada por ponerle una solución. Nos tima todo los días.
La OEA y la Oficina Regional de la Naciones Unidas indicaron en ese momento que se recomiende a todos los gobiernos, municipalidades, organizaciones de base, asociaciones no gubernamentales, gremios, empresas del sector privado, y agencias internacionales, aprovechar el DIAIRE para proponer soluciones participativas a los problemas relacionados con la calidad de aire y resaltar su importancia para la promoción de aire saludable, y fomentar actividades educativas, que promuevan un cambio positivo en la cultura del aire para mejorar condiciones sociales y económicas en el desarrollo humano. ¿Hará algo la SEGAM de esto? A lo mejor ni enterada está de la conmemoración.
En México cada año existen 17 mil muertes prematuras por enfermedades derivadas de respirar aire sucio; muchas personas están hospitalizadas por padecimientos relacionados con enfermedades en las vías respiratorias como asma, Infección Respiratoria Aguda (IRA), Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), entre otras ocasionadas por la mala calidad del aire. Y ahora con la pandemia, la situación se torna delicada. ¿El contador seguirá avanzando?
La realidad es bien conocida por los gobiernos, quienes tienen que actuar, dejar de normalizar la contaminación del aire e involucrar a niños, niñas y adolescentes en todas las acciones.
En la ZM de San Luis Potosí la problemática es gravísima, dada la desgana de la SEGAM, ya que por ejemplo desde el pasado martes 18 de febrero inició en todo el país la Norma Oficial Mexicana NOM-172-SEMARNAT-2019, referente a los “Lineamientos para la obtención y comunicación del Índice de Calidad del Aire y Riesgos a la Salud”. Esta normativa estandariza la obtención y comunicación de la calidad del aire y los riesgos a la salud, con el fin de informarlo de manera clara, oportuna y continua, los probables daños a la salud que ocasiona y las medidas que se pueden tomar para reducir la exposición.
Dicha norma establece que se comunique con la mayor cobertura posible el estado de la calidad del aire (buena, aceptable, mala, muy mala y extremadamente mala) y además el nivel de riesgo asociado (probables daños a la salud, dependiendo si el riesgo es bajo, moderado, alto, muy alto o extremadamente alto). Dentro de los lineamientos se establece que las autoridades responsables deberán difundir el Índice de Calidad del Aire y Riesgos a la Salud de forma continua y horaria, a través de una plataforma electrónica y preferentemente en tantos medios como sea posible.
Nuestro escenario es que la SEGAM solo lo hace por Facebook, y la ultima información data del 18 de julio pasado, una omisión criminal. Más aun, si usted no tiene acceso a internet, pues simplemente nunca se le comunicará. Lo anterior sin olvidar el problema estructural, se requiere un Sistema Eficaz de Monitoreo de la Calidad del Aire, con equipo/casetas suficientes, que abarquen los 6 contaminantes criterio, colocados estratégicamente, con datos efectivamente validados y que la información se difunda claramente a la población para que cuide su salud y que finalmente dicha comunicación sea masiva (sin discriminar a los que no tienen acceso a una computadora, internet, teléfono inteligente, etc.), circulando los protocolos de actuación cuando la situación es grave.
Anteriormente preguntábamos ¿Cuál es el costo de las mentiras? Y respondimos: altísimo. Las mentiras, además de su costo, nos llevan a otro problema: el verdadero peligro de las mentiras, es que dejamos de reconocer la verdad.
Pero parece que atentar contra la salud de la población es una voluntad de estado.
Delírium trémens.- El próximo miércoles estará el Presidente Andrés Manuel López Obrador en la ciudad. Valdría la pena alguien le recuerde que han transcurrido 450 días desde que arengó “Vamos a hacer todo para proteger y cuidar la ecología y a San Miguelito”; acaso ¿nos timó?. Por cierto, la Sierra de Álvarez sigue siendo devastada, sin que su administración la defienda.
@luisglozano