Erase una vez un memorándum

El muy mesiánico y confesional presidente de la República representativa, democrática, LAICA, federal, llamada México, el señor López, ha tundido con bíblicos epítetos a quienes han cuestionado su ya famoso memorándum mediante el cual instruye a sus Secretarios de Gobernación, de Hacienda y Crédito Público y de Educación para que, palabras más, palabras menos, sigan sus enseñanzas y manden al diablo a las instituciones, en este caso a la Constitución General de la República, en lo tocante a la que se conoce como “reforma educativa”. Con expresiones como “sepulcros blanqueados” ha fustigado a sus detractores, luego de lanzar bienaventuranzas en su cuenta de Twitter.

Los aludidos en el memorándum saben que no condenan sus almas, aunque hayan protestado guardar y hacer guardar la Constitución, al momento de asumir su encargo, pues ya, de antemano, se han convencido de que ser lacayos renumera y recompensa. Sin embargo, los ángeles guardianes legislativos del gurú han salido a la palestra de las redes sociales, ante la avalancha de críticas, cuestionamientos, satirizaciones y demás expresiones, proferidas contra su bienamado líder.

El pintoresco señor Monreal, mientras combina su chamba en el Senado con su otra pasión, meter las manos en lo que no le corresponde, como es, por ejemplo, la elección extraordinaria en Puebla, publicó en su cuenta de Twitter que el memorándum que firmó el presidente López está vigente, y el Legislativo debe cumplir su tarea. De esta forma, dio un portazo en las narices de la división de poderes y la supremacía constitucional, dejando en claro que, en el Senado, la hora la marca el reloj presidencial.

También dijo en ese mismo púlpito digital que justicia y ley no siempre coinciden; que hay leyes injustas, como también hay reformas que son legales, pero no legítimas, señalando que es el caso de la llamada reforma educativa, que fue aprobada por una mayoría en el Congreso, pero no por docentes, padres y madres de familia y estudiantes. Aquí dos cuestiones que me permito apuntar: en primer lugar, aprobó la reforma el constituyente permanente, no el Congreso, pues la votaron las dos terceras partes de cada una de las Cámaras (Senadores y Diputados) así como la mayoría de los Estados, tal como votaron la guardia nacional o la ampliación del catálogo de delitos de prisión preventiva oficiosa; ¿aplicará el pintoresco señor Monreal el mismo criterio y pedirá que voten la aprobación los delincuentes y los procesados penalmente? Segunda cuestión: ¿me perdí de algo o el artículo 40 de la Constitución sigue diciendo que México es una república representativa y, por tanto, los legisladores ejercen esa función de creación de normas en nombre de sus representados?

Otro sujeto curioso es Martí Batres, también súbdito del señor López en el Senado, quien dijo, siempre en Twitter, que cada Poder del Estado decide usando medios legales a su alcance, añadiendo que nada es inconstitucional a priori. De esta forma, el señor Batres invoca in pectore la presunción de legalidad de los actos administrativos a que se refiere el artículo 8 de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo, que señala que el acto administrativo será válido hasta en tanto su invalidez no haya sido declarada por autoridad administrativa o jurisdiccional, según sea el caso. Esto significa, señor Batres, que, entonces, el memorándum debe cumplir con todos los requisitos que marca el artículo 3 de la misma ley, entre otros, que esté fundado y motivado, que sea expedido por autoridad competente y un largo etcétera, pues el precepto en cuestión señala catorce requisitos necesarios para la existencia y validez del acto administrativo. ¿Interpretación selectiva?

Ambos legisladores cuentan con sendas cédulas profesionales como Licenciados en Derecho, confirmando aquello de que, lo que natura no da, Salamanca no lo presta. Sin embargo, poco creo que les importe pues han sido ungidos con la bendición de su líder y, por tanto, sabios son por obra y gracia de López.

Sería largo enumerar en tan corto espacio editorial las violaciones a la Constitución que entraña, conlleva, genera y causa el comunicado de López, las responsabilidades en que incurre al firmarlo y sus secretarios en acatarlo, ya habrá oportunidad de seguir en el tema. Por lo pronto, vaya este breve comentario.

Dos cosas para finalizar: en primer término, felicito a José Luis Nassar, al frente de la Fundación Barra Mexicana A.C., a la Barra Mexicana Colegio de Abogados, al Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México y a la Asociación Nacional de Abogados de Empresa, así como a la Confederación Patronal de la República Mexicana, encabezada por el abogado Gustavo de Hoyos Walker, por el esfuerzo de levantar la voz en favor del Estado de Derecho y cuestionar el famoso memorándum. Voces alzadas, no sumisos silencios.

Segunda cuestión: el señor Monreal escribió en su cuenta de Twitter: “El presidente 

@lopezobrador ha reabierto el histórico debate entre la legalidad y la legitimidad de las normas jurídicas, y en ningún escenario el Congreso puede estar ausente. Si una ley expedida es injusta, en esta nueva realidad, el Congreso la debe modificar y volverla justa.”, lo que va de la mano con aquello que dijo López que, si hay que optar entre la ley y la justicia, no lo piensen mucho, decidan en favor de la justicia. Este no es un tema menor y, me parece, que, si han lanzado el guante Monreal y su señor, habrá que aceptar el reto y recogerlo. Ya veremos.