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Familia y escuela Capítulo 259: Funcionalidad y disfuncionalidad familiar

Por Gustavo Ibarra Hurtado

Marzo 26, 2025 03:00 a.m.

A

Hablar del tema familiar y analizar diversos aspectos de ella, tiene una relevancia mayor, debido a que es un grupo social por el que todos estamos enlazados cual, si fuera una gran red de relaciones interpersonales e intergrupales, lo que nos lleva a pertenecer a una comunidad, con todas las características, normas e influencias que ésta va estableciendo.

Además, la familia más allá de que ha sido tradicionalmente denominada como “la célula básica de la sociedad” que integra el tejido social, es en donde ocurre, mucho antes que la escuela y a la par de los medios de comunicación, el origen de una gran actividad educativa y formativa, la cual va desde la reproducción cultural, el fomento de valores, habilidades, actitudes y hasta conocimientos de economía, educación para la salud y resolución de conflictos, entre muchos otros.

Ha sido objeto de múltiples estudios sobre su dinámica, clasificaciones, comunicación entre sus miembros, violencia al interior de los hogares, normatividad y reglas que se imponen para su correcto funcionamiento, formas de integración y desintegración del grupo y más; todo ello ha llevado a desarrollar lo que se conoce como: roles y funciones de la familia.

¿Para qué fue creada la familia?

¿Cuál es el objetivo y los fines que debe cumplir?

¿Qué funciones debe desempeñar?

De todas las respuestas posibles, resalto una que se ha convertido, más que en un análisis y apreciación equilibrada, en un prejuicio y una clasificación que habría que clarificar y fomentar su correcta apreciación, me refiero al etiquetar a una familia como: disfuncional.

Desde luego que existen ideales y las funciones, apoyos, objetivos, formas y acciones a desarrollar en todo grupo familiar para que, con la puesta en práctica de esas acciones, sea considerada como “funcional”, pero el hecho de que alguna de esas actividades no se desempeñe o se omitan, incluso, si se realizan de manera deficiente o incompleta, no es razón para que se pueda etiquetar definitiva y totalmente como “disfuncional”.

Partamos de una premisa: no existen familias totalmente funcionales o disfuncionales

En todo caso, la funcionalidad familiar estaría definida como aquellas que, durante su dinámica y desarrollo de actividades cotidianas, enfrentan situaciones, conflictos, problemas de diversas características y que por sí solas, tarde o temprano, logran salir adelante y equilibrar la situación confrontada.

En este sentido, esta característica de ser funcional, no las libra de enfrentar vicisitudes y momentos de disfunción, al confrontar problemas que las ponga en riesgo de que en alguna ocasión puedan fallar y no poder salir exitosas de alguna situación y que, por lo tanto, necesiten ayuda externa para solucionarlo.

Por su parte, una familia que regularmente no ha tenido éxito en realizar las acciones y roles que le corresponde, por ejemplo: apoyo económico, emocional o de una adecuada comunicación relacional entre sus miembros, con fracturas en su dinámica y desintegración del núcleo, no son totalmente disfuncionales, ni lo son para siempre; si después de haber intentado poner en acción todas las herramientas de que se dispone para equilibrar su funcionamiento y no se ha logrado, lo que se tiene como resultado son “rasgo o rasgos de disfunción”, los cuales son en los que se debe de centrar la ayuda externa que se le brinde.

Por otro lado, y, de manera no menos importante, tenemos que socialmente se ha conformado un prejuicio hacia los tipos y clasificaciones familiares, de forma tal que de manera muy subjetiva y sin tener más información que la que se percibe superficialmente, se ha tachado de “disfuncional” a aquellas familias que, a decir de los diferentes criterios y de las personas erigidas como “jueces sociales”, no cumplen con las normativas, costumbres y hasta gustos y preferencias de éstos.

Se ha impuesto la etiqueta de “funcional” a quienes, teniendo una suficiencia de recursos económicos tienen a sus hijos en escuelas privadas, viven en hogares enclavados en zonas exclusivas, visten, se transportan y consumen artículos y alimentos selectos; teniendo en contraposición como “disfuncionales” a aquellas que carecen de todo ello.

Se prejuzga como “funcionales” a las familias nucleares que, al tener integrado en su hogar a papá, mamá e hijos, reciben este adjetivo; en tanto que, son motivo de catálogo disfuncional a aquellas que solo cuentan con papá o mamá a cargo de sus pequeños, incluyendo las familias homoparentales; lo mismo sucede a las que tienen uno de sus miembros recluido en alguna cárcel, manicomio o en condición de migrante; incluso, quienes tienen padres que su trabajo atenta contra la moral y las buenas costumbres.

Ha llegado a tal grado este prejuicio que se etiqueta como disfuncional por el simple hecho de apreciar a alguna familia, en donde alguno de sus miembros tenga una apariencia con indumentaria diferente a lo establecido socialmente; o que muestre tatuajes, perforaciones, elongaciones corporales; o cuando la familia pertenezca y se represente en alguna de las diferentes subculturas o tribus urbanas como los otakus, emos, punk, hipsters y más.

Independientemente de la subjetividad que se utilice para clasificar a alguna familia de “disfuncional”, se debe tener en claro que si ésta cumple con sus roles y las problemáticas que enfrenta son resueltas por ella misma, está funcionando equilibradamente; en tanto que si después de analizar su dinámica muestra acciones que constantemente y durante mucho tiempo no han sido resueltas exitosamente, lo más que podemos afirmar para brindar apoyo, es que tiene un rasgo de disfunción, pero que cumple con otros aspectos de su funcionamiento.

Menciona Cecilia Quero Vásquez, “debemos explicar que la palabra disfuncional nos dice que la familia ‘no funciona’, es decir, no cumple las labores que le atribuye la sociedad, pero esto no es tan literal. estos grupos, aunque mal, están funcionando, y que sus individuos, aun con errores, se desenvuelven; tienen problemas y discuten, como todo el mundo”.

Comentarios: gibarra@uaslp.mx