Incertidumbre

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Así ha caracterizado el ex-gobernador Horacio Sánchez Unzueta el momento político-electoral que se vive en la entidad potosina, con miras a la sucesión gubernamental del próximo año (Semanario “Exprés”, 28 de septiembre de 2020) y cuyo proceso inicia, formalmente, este 30 de septiembre, pero que, en los hechos, como es costumbre en el sistema político mexicano, ya corre por adelantado gracias a las prisas de aspirantes varios para posicionarse en el ánimo ciudadano. Ciertamente, la incertidumbre campea entre los ciudadanos porque aún no se avizora, con independencia de los partidos, un personaje que pudiera tenerse como el adversario a vencer. De allí que sea tan elevado el porcentaje de indecisos que arrojan diversas encuestas que, hasta el momento, tratan de medir las preferencias que tendrían los eventuales candidatos. 

     Sin embargo, dado que está en curso una decantación de aspirantes por parte de los distintos partidos políticos, aún parece relativamente temprano asumir que tal o cual personaje podría ser el abanderado de las fuerzas políticas con mayores posibilidades de disputar por su cuenta la elección, toda vez que habría que considerar, también, las alianzas que pudieran gestarse por determinación de las dirigencias nacionales. Es el caso, además, que la determinación de quienes sean presidente y secretario general de “Morena” tenga su grado de influencia no sólo en el proceso de su nominación interna, sino, incluso, en el de otros partidos. Y, sin embargo, como decíamos antes, ya  se mueven varios aspirantes buscando posicionarse para ganar la nominación de los partidos con mayores posibilidades de competir con éxito. 

     Es pertinente la observación del ex-gobernador Sánchez Unzueta respecto de que no existe hasta el momento, en la entidad potosina, un partido claramente hegemónico que pudiera alardear de un triunfo contundente y seguro. Lo que se ha perfilado es una cerrada competencia entre Morena y PAN, pero con un PRI que pudiera hacer la diferencia por su condición de partido aún gobernante localmente y por su reconocido voto duro que suele manifestarse como altamente disciplinado. En tal contexto, es previsible que puedan forjarse distinto tipo de alianzas entre los más diversos partidos, considerando la correlación de fuerzas imperante, no sólo en términos de los votos que pudieran representar los partidos, sino con relación a los candidatos que los abanderen 

en la contienda.

     Por otra parte, el señalamiento de que, por ahora, el proceso comicial “no está en la cabeza de la gente”, tiene asidero lógico, toda vez que, en efecto, las crisis sanitaria y económica que ha traído la pandemia del “Sars Cov-2” ocupa las preocupaciones de la mayoría de la población; empero, históricamente, el proceso sucesorio va ganando atención conforme se acortan los plazos y, sobre todo, por la creciente presencia mediática de los aspirantes que ofrecen solución, también mediática, a los múltiples problemas y reclamos sociales. Tal pareciera que, lo importante, sería conjugar el verbo “madrugar”, citando a uno de los personajes de Martín Luis Guzmán; pero, ahora, el perfil y trayectoria del aspirante será determinante porque la gente ya aprendió que hay que tener puesto “un ojo al gato y otro al garabato”.

     Así las cosas, será cuestión de esperar algunos días y semanas todavía para contar con elementos más objetivos que permitan vislumbrar el derrotero de la sucesión gubernamental potosina (ya el PAN avisa que, en breve, tendrá definido su método de selección de candidato a la gubernatura); mientras tanto, una incertidumbre política generalizada prevalece como una suerte de inquietante calma que precede a la tormenta.