Malas, regulares y buenas pero no tanto

Las elecciones del pasado domingo en seis estados trajeron malas noticias para el PRI, regulares para el PAN y buenas pero no muy buenas para Morena. De las mismas se desprenden además algunas lecciones de alcance general y hay un caso en particular al que panistas y priístas potosinos deberían poner atención.

De entrada, destaca el hecho de que en el conjunto de las elecciones que involucraron dos gubernaturas, 60 ayuntamientos y 54 diputaciones locales de mayoría relativa (quedan pendientes de asignarse las de representación proporcional), la participación ciudadana o porcentaje de votación se desplomó a la mitad respecto de los comicios inmediatos anteriores del año pasado. El promedio en las seis entidades federativas que acudieron a las urnas el domingo anterior fue del 33.82 por ciento, contra el 63.42 por ciento de julio del 2018. Suele haber diferencias entre las elecciones federales que involucran Presidente de la República y las intermedias o locales, pero no en esa proporción.

En lo general, el peor saldo de los recientes comicios, con mucho, es para el Partido Revolucionario Institucional, que sólo en una entidad (Durango) quedó en segundo lugar por número de votos; en cuatro quedó en tercero (Aguascalientes, Tamaulipas, Puebla y Quintana Roo), mientras que en Baja California cayó al quinto puesto y corrió el riesgo de perder su registro local.

Sí, puede tenerse por cierto lo que razonan algunos de sus líderes, en el sentido de que el tricolor no está muerto, pero el deterioro de su salud es notorio, y si esto sigue así llegará al 2021 en su última agonía. Tiene dos años por delante para recuperar fuerzas, pero ese mismo lapso lo tiene Andrés Manuel López Obrador para tratar de desfondarlo, como ocurrió ahora en Baja California. En esta entidad fue masivo e impúdico el trasvase de priistas a las filas de Morena, lo mismo en lo individual que en bloque o de organizaciones enteras.

Ojalá los saldos del domingo pasado muevan a la élite priista a evitar un desangramiento mayor con motivo de la elección de su nueva dirigencia nacional. No parece haber en el horizonte una mejor salida que armar una fórmula de unidad entre los cinco aspirantes actuales y que sea electa por aclamación en un evento libre de confrontaciones.

TERRITORIO ALBIAZUL

En el PAN, su dirigencia nacional se apresuró a hacer unas cuentas según las cuales ese partido fue el más votado individualmente en el conjunto de los seis estados. La métrica es discutible, pero al final del día lo cierto es que su acumulado de sufragios es muy inferior al de elecciones anteriores y que no le alcanzaron para retener ninguna de las dos gubernaturas en juego que estaban en sus manos.

Decíamos al principio que las noticias de estas elecciones para Acción Nacional son regulares, porque si bien perdió las gubernaturas de Baja California, por goliza, y de Puebla por un marcador menos abultado del que se esperaba, en Tamaulipas, Durango y Aguascalientes le fue razonablemente bien, mientras que en Quintana Roo sobrevivió.

De Baja California poco qué decir. La gubernatura la gana Morena con algo más del 50 por ciento de la votación, y se lleva carro completo con diputaciones y ayuntamientos. El PAN queda en segundo lugar con un lamentable 23 por ciento y sin posición alguna. Más adelante quizá consiga dos o tres diputaciones locales plurinominales. Triste despedida en un estado que gobernó ininterrumpidamente por 30 años.

En Puebla, lo rescatable es que al inicio de las campañas las encuestas le daban el triunfo a Morena y su candidato Miguel Barbosa con hasta el 60 por ciento, en tanto que al del PAN, Enrique Cárdenas Sánchez, nunca le daban más de 25 puntos. Todavía hace un mes, el promedio de una batería de estudios demoscópicos era de 44 puntos para Morena y 22 para Acción Nacional.

El resultado del PREP al 100 por ciento, que no diferirá casi nada del resultado oficial de los escrutinios, es de 44.67 por ciento de los votos para Barbosa y el 33.23 por ciento para Cárdenas Sánchez. El triunfo con once puntos de ventaja es claro, contundente, categórico. Pero, el entorno, dista mucho del casi 3 a 1 que llegó a perfilarse. Allá, en la tierra de los camotes, la participación electoral se desplomó en más de la mitad: del 67.64 por ciento de hace un año (también en elección de gobernador que entonces ganó la malograda Martha Erika Alonso) al 33.41 por ciento de este domingo.

En Tamaulipas, hace tres años el PAN ganó 16 de 22 distritos locales electorales, en tanto que esta vez ganó 21. El otro lo ganó Morena, que también había ganado uno sólo en 2016. En porcentaje de votos, los albiazules cosecharon el 48.17 por ciento frente al 27.6 de Morena. Ambos partidos fueron solos a las elecciones. El PRI se conformó con el 10 por ciento de los sufragios y cero curules de mayoría relativa (alguna le caerá de representación proporcional.

En Durango, donde se eligieron 39 nuevos alcaldes, el PAN ganó 18, entre ellas la capital y municipio más grande del estado, con el 31 por ciento de los sufragios, en tanto que el PRI gana 16 ayuntamientos con el 23 por ciento de los votos. Morena aterriza en tercer sitio con el 18 por ciento de la votación, que le alcanza para dos municipios, uno de ellos Gómez Palacio, el segundo en tamaño.

En Aguascalientes, donde el 70 por ciento de la población de la entidad habita en la capital, los albicelestes ganaron cinco de los 11 ayuntamientos, incluido el de la capital, con el 41 por ciento de la votación.. Hace tres años había triunfado en cuatro. En segundo lugar aparece Morena, con únicamente un municipio y el 21 por ciento de sufragios, en tanto que el PRI gana otra alcaldía con el 9 por ciento. Curiosamente, el Verde gana dos municipios con solamente el 3.11 de las papeletas. Son muy pequeños.

Finalmente, en Quintana Roo, donde hay gobernador panista-perredista y se eligieron 15 diputaciones, Morena se lleva 11, con cargo al PRI que pasa de 10 a 1, mientras que el PAN que ganó cinco hace tres años ahora se conformará con tres. El tricolor tuvo aquí otra de sus debacles. Hace tres años acumuló 180 mil sufragios (con aliados) y ahora se quedó en 32 mil.

DOMINIOS MORENISTAS

El Movimiento de Regeneración Nacional, como ya dijimos, gana, arrasa, arrolla en Baja California; gana bien pero no tan bien como esperaba en Puebla y se hace de una cómoda mayoría en el Congreso de Quintana Roo. Es todo, en las tres entidades restantes (Durango, Aguascalientes y Tamaulipas) se mueve entre el segundo y el tercer lugar, y gana poco, muy poco. 

Tales resultados conducen a una conclusión fácil: sin Andrés Manuel López Obrador en las boletas, en los spots y haciendo campaña, Morena pierde mucho de su atractivo electoral. ¿Y entonces Baja California? preguntará rápidamente alguien. Ahí, el triunfo del domingo lo consiguió el abanderado moreno con 382 mil 308 votos. Hace un año, en ese mismo estado, AMLO cosechó más del doble; 918 mil 939 sufragios. (Una aclaración: siempre hemos dicho que lo correcto a la hora de hacer comparaciones electorales es haciéndolas entre comicios del mismo tipo. En este caso no es posible porque en 2013 que fueron las anteriores elecciones estatales en BC el partido Morena no existía).

Algo muy semejante sucede en Puebla. Ahí hubo elección de gobernador el año pasado, que ganó la panista Martha Erika Alonso con 1 millón 153 mil 079 votos, frente a Miguel Barbosa, de Morena, que obtuvo 1 millón 031 mil votos. Esta vez, el domingo pasado, el mismo Barbosa -sin López Obrador en las boletas- acumuló únicamente 682 mil votos.

Por lo anterior, seguro que el presidente López Obrador y sus mayorías en el Congreso de la Unión intensificarán la batalla legislativa para que la consulta popular sobre la revocación de mandato se efectúe simultáneamente con las elecciones intermedias del 2021. De ocurrir así, AMLO estará en las boletas. Pero más que eso, podrá hacer campaña a favor de su permanencia en el cargo, spots de radio y televisión incluidos, probablemente con el logotipo de Morena. Un refuerzo invaluable, insustituible. 

Si algo mostraron los recientes comicios en Tamaulipas, Aguascalientes y Durango, es que Morena no es invencible.

COMPRIMIDOS

Decíamos al arranque de esta colaboración que los resultados de las recientes elecciones incluyen un caso en particular al que deberían ponerle atención los panistas y priistas potosinos: el candidato de Morena (con sus aliados) gana la gubernatura de Puebla con el 44.67 por ciento de los votos. Sus competidores panista y priista suman (también con aliados), el 51.68. ¿Juntos habrían ganado? Es difícil saberlo, pero en todo caso el abanderado común habría sido infinitamente más competitivo.

El Secretario de Seguridad Pública Jaime Pineda tiene ante sí días de pesares e incertidumbre. En buena medida, él se lo buscó. En corto, legisladores que aprobaron iniciarle un juicio político que eventualmente podría conducir a su destitución y, peor todavía, a su inhabilitación para ocupar cualquier cargo público, argumentan tres razones fundamentales para su determinación: su desempeño es muy deficiente, se pasa de frívolo y jamás atiende las solicitudes del Congreso cuando formal, respetuosa y oficialmente le solicitan por escrito alguna información.

En principio, una vez instalada, la Comisión Jurisdiccional puede optar por sólo solicitar y revisar documentación (demanda, respuesta, testimoniales, etc.), pero nada le impide hacer audiencias públicas y citar a los interesados. Sí es así, aquello será un circo y Pineda el payaso estelar. En este momento, el talante en el Congreso es darle un apretón y no llevarlo al juicio, donde es el Pleno el que tiene la última palabra en calidad de jurado, pero no hay ninguna garantía. “Igual y nos lo chingamos, total el Caco no metió ni una uña para evitar el dictamen de ayer”, nos dijo un diputado.

Por lo visto no se hizo en su oportunidad, pero ¿no sería conveniente que el Congreso del Estado boletinara a todas las autoridades federales, estatales y municipales del país el periódico oficial del Estado donde aparece el decreto que suprime el fuero de los funcionarios potosinos, diputados incluidos? De lo contrario, El Mijis va a seguir teniendo fuero en todos lados menos aquí.

Cuesta trabajo creerlo, pero hay diversos y consistentes testimonios de que el inefable Don Marce anda promoviendo a su hijo homónimo al interior del PAN para que sea candidato a gobernador. De ser así, quedará claro que no tienen llenadera, ambos, y que el mal ejemplo de los Gallardo intocables cunde.

Hasta el próximo jueves.