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Las aplicación de la sana distancia y la no apertura de negocios no esenciales, existen a medias en el centro de la ciudad. Por cientos, se cuentan los vehículos estacionados en la vía pública, de gente que no se quedó en su casa. Además, por igual abundan negocios abiertos de bisutería que de ropa. En las plazas y calles, son los propios visitantes, que caminan como en horas pico, quienes rompen las cintas para sentarse o invadir las áreas vedadas.
En las calles es común ver personas que descansan en las áreas públicas como si no hubiera contingencia. Por ejemplo, un joven con tranquilidad retiró una cinta, y se sentó cómodamente en una banca ubicada frente a conocida tienda de conveniencia situada en la esquina de Juan Sarabia y Manuel José Othón.
En la calle Bolívar abundan los vehículos estacionados, cuyos propietarios se van de compras al centro o a realizar actividades no esenciales.
Lo mismo sucede en la Calle Carranza, entre Reforma y Damián Carmona. A pesar de que en ese tramo está prohibido el estacionamiento, con todo y medidas de prevención, se estacionan con toda tranquilidad sin que algún oficial de la Policía Vial les retire de la vía pública.
En la propia Calle Carranza abundan los negocios de giros no esenciales que siguen abiertos. Incluso se mantienen sin actividad algunos de alimentos tales como el negocio de barbacoa, pero si es posible encontrar tiendas de bisutería.
El centro comercial conocido como Plaza La Exposición reabrió sus puertas después de contar con un letrero en el que se avisaba que pasarían las fechas de la pandemia sin actividad comercial.