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Si bien la pandemia afectó a la hotelería en general, los menos preocupados por el negocio durante los fines de semana parecen ser los dueños de los moteles. Por lo menos algunos de los que se encuentran en la ciudad de San Luis Potosí se saturan de parejas los sábados por la noche y hasta se dan el lujo de rechazar potenciales clientes por sobrecupo.
Según las cuentas de los taxistas, como mínimo mueven una o dos parejas por noche los sábados, y frecuentemente encuentran una fila de espera.
De acuerdo a los ruleteros, los más enterados, la inmensa mayoría de los visitantes de un rato a los moteles son personas jóvenes o en edad reproductiva, pero lo preocupante es que con frecuencia ni siquiera atienden las medidas básicas de seguridad sanitaria.
Se percibe el ir y venir de jóvenes y a veces no llevan ni cubrebocas ni nada que los proteja en el viaje, ni en la entrada o salida de sus centros de romance.
Aunque los moteles suelen permanecer semidesiertos a lo largo de la semana, las parejas que se encuentran ya no en antros porque se encuentran cerrados, ni en casas de parientes o amigos por aquello de las reuniones masivas, encontraron la forma de reunirse en sábado por la noche, a pesar del riesgo sanitario que representa, no saber si son portadores del virus SARS CoV-2 o coronavirus COVID-19.
En los moteles, los controles de ingreso para las parejas son variables. Algunos casos incluyen la sanitización constante de los espacios que utilizan las parejas, y en otros constantemente entran y salen, sin que sean conocidas las medidas sanitarias.
Por lo menos, hay moteles muy conocidos en el sur y oriente de la ciudad que de acuerdo a los transportistas, suelen ser los más socorridos en fin de semana. En otras zonas de la ciudad, hasta los propietarios pasan los días esperando a que les llegue un cliente.
