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La gente no entenderá hasta que les toque…”

Por María Medrano

Abril 16, 2021 03:00 a.m.

A

Juan M. murió de un paro respiratorio mientras sus familiares esperaban en la fila para llenar un tanque de oxígeno que prolongara su vida; unas horas después ese mismo tanque fue trasladado a otro domicilio para auxiliar a alguien más.

El 21 de enero terminó para la familia la lucha por mantener vivo al abuelo. Fueron días de apenas comer y dormir, de esperar hasta 11 horas a mitad de la madrugada para obtener el gas medicinal, de buscar clandestinamente servicio de carga y de padecer sin alternativas el abuso en precios de tanques y el propio gas.

“Si mi papá no tenía oxígeno se moría, así de fácil. El oxígeno estaba escaso en todos lados y eso no dependía de nosotros o si teníamos recurso para comprarlo o no”, recuerda Omar M., hijo del señor Juan, de esos momentos complicados por el repunte de casos de covid-19 en la entidad potosina como resultado de la segunda ola de contagios, prevista luego del relajamiento de las medidas sanitarias y la desobediencia social ante los festejos decembrinos.

“No había tanques en ningún lado, pero gracias al esfuerzo de toda la familia logramos coordinar el préstamo de 4 tanques y la compra de 2 de traslado. Eso sí, al doble del precio normal: sus rellenos iban de 200 a 500, depende de dónde lo conseguías”.

De los tanques que usaba la familia uno ya había sido “heredado” de otra persona fallecida por la covid-19. Omar M considera que gracias a numerosos ángeles que se cruzaron en su camino, su padre se mantuvo con vida.

“NO ME DEJES AQUÍ CON 

ESTO YO SOLO”

Desde el 15 de enero Omar se enteró que sus padres habían estado enfermos, pero el primer doctor al que acudieron descartó la covid: “por eso estábamos tranquilos”, apunta. Una llamada encendió las alarmas: “mi papá me dijo: ‘me duele el corazón, me siento mal, algo tengo. Por favor ayúdame, no me dejes aquí con esto yo solo’”.

Una enfermera que revisó al padre de Omar les indicó que parecía ser covid. Al día siguiente unas radiografías del tórax confirmaron el diagnóstico: neumonía por covid, e inició el tratamiento bajo asesoría médica. Para el lunes don Juan recibía medicamento fase 3 (de 4) contra los síntomas.

“Pero mi papá ya estaba muy dañado y fallece el 21 (de enero); cuando él me habló el viernes ya no había mucho que hacer. Estuvieron enfermos al paralelo (...), mi mamá estaba muy mala también y mi papá se empezaba a sentir muy mal”.

Al día siguiente (sábado) consiguieron prestado un tanque mediano, luego se añadió uno grande y uno más de uso industrial que sólo se empleó de emergencia una vez pero cuya renta se elevó hasta los 6 mil pesos por quince días. Entre la familia y amigos lograron conseguir otros 6 tanques de traslado, que duraban menos de una hora y que se usaban mientras uno grande conseguía recarga de alrededor de 1000 pesos en cada ocasión.

Los hermanos e hija de Omar, se quedaron a cuidar al abuelo en casa mientras el resto, entre ellos Omar, conseguían llenar algún tanque. La coordinación se llevó a cabo a través de un chat de whatsapp en el que no eran raros los mensajes con imágenes que advertían del oxígeno a punto de acabarse.

“Hay muchas fotos del medidor a la mitad y diciéndome, mis hermanos: te quedan tres horas para venir, si no, nos quedamos sin oxígeno”.

LOS ABUSOS

Omar tenía que cruzar la ciudad una y otra vez para llenar los tanques, la distancia no fue la única dificultad que enfrentó y asumió, también el alza arbitraria en los costos.

“Gente que no entenderá hasta que les toque: desafortunadamente a todos nos va a tocar, medio lejos o cerca, pero nos va a tocar (...) como un vendedor de armas o uno de droga, a ese nivel está quien anda lucrando con el oxígeno”, dice. 

Omar observó cómo los precios de los tanques se elevaron hasta cuadruplicarse. “La situación actual no ayudó, los hospitales saturados, escasez de camas y hasta tomas de oxígeno con precios exorbitantes y nula disponibilidad para estudios, hospitales privados pidiendo depósitos adelantados de montos ofensivos y hospitales públicos sólo atendiendo a quien tiene más posibilidades de sobrevivir”.

No obstante, en la espera Omar se encontró a quienes considera ángeles que con sus acciones permitieron llevar oxígeno a su padre, desde quienes atendían su búsqueda en la madrugada cuando no hay servicio de llenado del gas, hasta quienes apoyaron para obtener los tanques.

“Es muy difícil estar formado y ver que la fila avanza muy lentamente y que ya te esperen con los tanques”.

UN HOMENAJE

“La covid nos arrebató a mi padre, que dicho sea de paso no creía en la enfermedad, decía no tenerle miedo”. Omar recuerda que su padre Juan M, dejó desde hace tiempo trámites e instrucciones precisas sobre qué debía hacer su familia cuando falleciera. Su cuerpo fue cremado y sus restos fueron colocados en una urna biodegradable para cumplir su deseo de integrarlo a la naturaleza.

Para Omar, volver a leer el chat en el que se organizaban las recargas de oxígeno fue difícil, su voz se quebró al recordar esos días de búsqueda, sin embargo comparte la historia de su padre para hacer conciencia sobre la covid.

“Nadie se enferma a propósito y mucho menos tiene la intención de contagiar a otros (...), no sabemos a ciencia cierta dónde lo adquirieron (...) Es nuestra responsabilidad y lo que mi padre haría para concientizar y motivar el que todos los que nos rodean extreman precauciones”.

Desde abril del año pasado los padres de Omar se mantuvieron aislados, fueron contadas las ocasiones de reunión física, “aunque no faltaron los mensajes, las llamadas, videollamadas y esporádicamente alguna reunión pequeña...aún así enfermaron con este desenlace fatal”.

“Ahora más que nunca necesitamos solidaridad, esperanza y voluntad para superar esta crisis unidos. En honor a todos los que han fallecido y a los que fallecerán, por favor cuídate y cuida a los tuyos”, implora.

LA TERCERA OLA 

Expertos han advertido que relajar las medidas podría propiciar una tercera ola de contagios, con resultados como los que se vieron durante los meses de enero y febrero del presente año, tras los festejos decembrinos.

Se considera que el periodo vacacional por Semana Santa, sería el origen de un nuevo repunte en los contagios, pese a que en los últimos días hubo un descenso de casos nuevos, defunciones y una disminución en la cifra de personas hospitalizadas.

Habrá, por desgracia, más historias como la de Omar y su padre.

CONCENTRADORES EN RENTA, 

DE UN ENFERMO A OTRO

Lorena Hernández y su madre cursaron la covid-19 casi de manera paralela. Esta enfermedad dejó huérfana a Lorena y con secuelas a las que no les ve fin.

Síntomas como dolor de cabeza y fiebre, fueron las señales para Lorena, su madre y su hermana;  acudieron a revisión a la Unidad Centinela, ahí le detectaron una saturación de oxígeno del 71 por ciento, por lo que se quedó internada

Después, con diagnóstico de neumonía fue trasladada al Hospital General de Soledad.

“Tenía el oxígeno a 11 litros por minuto, después con los medicamentos que me inyectaron y los cuidados de los médicos me pudieron canalizar al hospital Covid (Nuevo Hospital Central)”. Estando hospitalizada, Lorena perdió a su madre quien no superó la enfermedad.

Lorena fue dada de alta el pasado 9 de noviembre, un mes antes de que se manifestaran las primeras señales de desabasto de tanques de oxígeno en la entidad, su hermana consiguió relativamente fácil un tanque pequeño, pero al pasar de los días se complicó la recarga.

El tanque que usaba Lorena era rellenado de manera semanal, las últimas semanas de uso, notó el desabasto porque tenía que solicitar el relleno los días miércoles para que se los entregaran el viernes.

Afortunadamente tras una revisión, el neumólogo le pidió cambiar el tanque de oxígeno por un concentrador, mismo que rentaron por seis semanas. A partir de ahí Lorena fue consciente de la escasez del 

gas medicinal.

“Conocidos me decían que si no les podía ayudar a que les tocara un tanque más rápido, tengo conocidos que quedaron en el número 50 de la lista de espera aquí en San Luis Potosí”.

También había quienes le pedían que al desocupar el concentrador se los prestara, sin embargo éste también estaba destinado a otras personas que ya lo esperaban.

Si bien Lorena cuenta con alta hospitalaria, menciona que continúa con las secuelas a meses de haber cursado la covid. “Termina uno y empieza otro”, se lamenta mientras detalla que ha presentado dolores intensos de cabeza que la despiertan por las madrugadas y cansancio.

“El virus definitivamente existe, es muy agresivo y dicen que la nueva cepa es más agresiva; hay que estar protegidas, protegernos y proteger a las demás personas es una experiencia muy desagradable, a mí me han venido saliendo secuelas, termina una y empieza otra, las secuelas no sé cuánto tiempo vayan a estar”, concluye.