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A pesar de que sólo deben prevalecer los giros mercantiles esenciales, en el centro de la ciudad aún hay propietarios de negocios en la vía pública que siguen ofreciendo sus mercancías, a pesar de que no se trata de alimentos o de otros insumos de consumo necesario.
Por ejemplo, en la calle Francisco González Bocanegra, entre Hidalgo y el edificio de Seguridad Pública del Estado, desarrollan su actividad comercial sin problema por igual vendedores de pantalones fosforescentes para dama, que expendedores de bisutería.
Los puestos en la vía pública abundan desde el jardín de intersección del Eje Vial Ponciano Arriaga con la calle Juan Sarabia, hasta la Calle Mariano Escobedo.
A diferencia de otras calles que permanecen vacías, inclusive ninguna autoridad ha hecho valer el bando para retirar las estructuras que los propios ambulantes dejan en medio de los pasajes peatonales.
Otra acción peligrosa en el centro, es la de encuestadores de compañías telefónicas y supuestos recaudadores de ayuda para orfanatos y centros de ayuda de otras entidades federativas, que saludan de mano a las personas para abordarlas y solicitar los datos personales y pedirles que contesten algunas encuestas, o aporten ayuda para instituciones de asistencia cuya existencia está en duda.