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Poco a poco, la plaza de Aranzazú comienza a mostrar sus primeras señas de abandono. Si bien no hay basura ni permanece sucia, progresivamente va creciendo y hierba en medio de la explanada.
La plaza fue construida en la década de 1970 y su armado original consta de planchas revestidas de cantera elaboradas a diversos niveles con escalinatas y una fuente de cantera en el centro.
En el costado poniente de los arcos del antiguo convento franciscano, contiguo a la Capilla de Aranzazú, los creadores de la plaza generaron una plancha ubicada a un nivel por debajo del suelo y la superficie de rodamiento de las calles Independencia y Galeana.
Aunque cuenta con sus sistemas de desagüe también acumula tierra a través de los años que a su vez arrastra materia fértil.
Así, desde el cierre de la plaza al público, la ausencia de visitantes ha permitido el libre crecimiento de plantas en medio de la plancha.