EL MEJOR ANDARÍN POTOSINO

José Oliveros de la Torre, cuenta con un amplio y destacado historial nacional e internacional, como marchista y entrenador

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EL MEJOR ANDARÍN POTOSINO

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De llegar a crearse el Museo o Salón de Honor del Deporte Potosino, sin duda alguna que uno de los primeros deportistas que serán elegidos, es el marchista José Oliveros de la Torre Martínez, uno de los más relevantes atletas que puso en el firmamento deportivo, el nombre de San Luis Potosí y de México, en muchos lugares del mundo, entre ellos dos Juegos Olímpicos, varios Centroamericanos y panamericanos, así como campeonatos mundiales.

Con un amplio y destacado historial  internacional tanto como marchista y entrenador, José Oliveros , ha sido  indudablemente el mejor andarín Potosino de todos los tiempos, así como un trotamundos del deporte, pues en gran número de ocasiones participó en muchos países de  Europa, Asia y América Latina. En la mayoría de las veces como competidor en las pruebas de caminata o marcha olímpica, como también se le conoce a esta prueba, en la que, durante mucho tiempo, México fue una potencia mundial.

HISTORIAL

Nacido en San Luis Potosí, el 25 de abril de 1948, de la Torre Martínez, desde niño destacó en el ámbito deportivo, estudiando primero en el Internado de enseñanza Primaria Damián Carmona , y entrenando atletismo bajo las órdenes del Maestro Pánfilo Cárdenas , y luego en la Escuela Secundaria Camilo Arriaga, pero no fue hasta su ingreso a la Facultad de Comercio y Administración de la U.A.S.L.P. (licenciatura que concluyó a su regreso de la Olimpiada de 1968) cuando empezó a practicar la marcha olímpica, una prueba nueva y muy singular en nuestro Estado. 

En aquellos años de la década de los 60’s, por los movimientos muy singulares que se emplean en la caminata, los marchistas eran objeto de burla de mucha gente, por lo que, con el fin de evitar algún disgusto o conflicto, Oliveros (su segundo nombre y no apellido) se acompañaba de algunos compañeros y se iban a entrenar a los terrenos del Tanque de la Tenería, donde hoy se ubica precisamente el ahora Parque Tangamanga Uno. 

 El Profesor Juan Fernández, uno de los más conocedores metodólogos deportivos no sólo del atletismo de  San Luis Potosí sino de la República Mexicana, fue el entrenador que impulsó y enseñó a José Oliveros , para su desarrollo atlético, preparándolo para lo que vendría después, contando siempre con el apoyo del General Federico Amaya Rodríguez, comandante de la XII Zona Militar, que en ese tiempo fungía como delegado estatal de la Confederación Deportiva Mexicana y del Comité Olímpico Mexicano. 

En el transcurso del año 1967, José Oliveros empezó a mostrar sus grandes cualidades para la marcha, logrando llamar la atención del entrenador polaco, Jersy Hausleber, que estaba al frente de la selección nacional, quien lo incorpora y concentra en el CDOM – Centro Deportivo Olímpico Mexicano- en la Ciudad de México, junto con los también Potosinos, Eladio Campos e Ismael Hernández, para iniciar su preparación con miras a la Olimpiada que se realizó en nuestro país en 1968.

Después de largas y extenuantes jornadas de entrenamiento, y tras asimilar debidamente la técnica de la caminata, finalmente quedo inscrito para formar parte de la delegación deportiva mexicana, que participaría en los Juegos de la XIX Olimpiada efectuados a partir del 12 de octubre de 1968, días después de la matanza de la plaza de Tlatelolco, que se desarrollaron bajo un contexto de consternación de los competidores en estos Juegos Olímpicos.

Jersy Hausleber trabajó intensamente con José Oliveros y como resultado de ello, en la prueba de los 20 kilómetros de marcha, el potosino finalizó en el décimo tercer lugar de la competencia, colocándose como el segundo mejor mexicano, detrás del sargento José Pedroza, ganador de medalla de plata, con tiempo de 1 hora 38 minutos, por delante de Eladio Campos Alemán que finalizó en el vigésimo sitio con 1 hora 42 minutos.

Al término de su participación tan destacada en los Juegos Olímpicos de México 68, Oliveros regresó a San Luis Potosí a concluir con éxito sus estudios de la Licenciatura en Administración, que había interrumpido para irse a la capital del país a entrenar. Posteriormente continúo preparándose y compitiendo en gran número de competencias, la mayoría de ellas en el extranjero, logrando sobresalientes éxitos, como el campeonato en Leicester, Ucrania, la medalla de bronce del Panamericano de Marcha de 20 kilómetros en Cali Colombia de 1972.

 También en el año de 1972, el Potosino intervino en los que fueron sus segundos Juegos Olímpicos, que nuevamente se vieron ensombrecidos por el secuestro y asesinato de atletas en la Villa Olímpica de Múnich, Alemania. En este evento, José Oliveros de la Torre finalizó la prueba de los 20 kilómetros en el noveno lugar.

 Otros grandes éxitos del mejor marchista sanluiseño, fueron los dos títulos de campeón de la Copa Lugano, (considerada en aquella época como el campeonato del mundo de la caminata) y el primer lugar del campeonato de Estados Unidos de Norteamérica en Des Moines, Iowa. En algunas competencias de estas, Oliveros superó varias veces al sargento José Pedroza, un histórico del deporte nacional.

EL ADIÓS

A su retiro en el inicio de la década de los años 90,  José Oliveros fue llamado por su maestro Jersy Hausleber, para que lo auxiliara con las selecciones nacionales juveniles , aprendiendo las técnicas de la escuela de la caminata mexicana , que en esos momentos era considerada a nivel mundial, como una potencia, por los excelentes marchistas y medallistas mexicanos como Pedraza, el también potosino Daniel Bautista, Raúl González, Ernesto Canto, Carlos Mercenario y otros más, que dieron lustre al deporte nacional. 

 De esta forma se convirtió en la mano derecha de Hausleber, el padre de la caminata mexicana, que, debido a sus problemas cardiovasculares, no podía asistir a los campamentos de altura que a 4000 metros sobre el nivel del mar efectuaban anualmente los marchistas mexicanos, entonces Oliveros se hizo cargo de la preparación de los andarines nacionales. 

Y fue en esta nueva faceta, donde también destacó logrando para México el campeonato  en las Copas Mundiales de Caminata por equipos, la primera  en Monterrey, N.L. en 1993 y  una segunda en Beijín, China en 1995, consiguiendo además logros individuales con sus entrenados como  el sexto lugar en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 con  Ignacio Zamudio en la prueba de los 50 kilómetros; el tercer lugar en el campeonato del mundo de Miguel Ángel  Rodríguez en Atenas , Grecia en 1997; el sexto lugar del mismo Miguel Ángel Rodríguez en la Olimpiada de Sídney, Australia 2000,  y el primer lugar de Cristian Berdeja, en el mundial de Chile, en el 2000 en la prueba de 20 kilómetros.

Sin duda alguna, su brillante trayectoria, coloca a José Oliveros de la Torre Martínez, como uno de los más sobresalientes deportistas de San Luis Potosí de todos los tiempos, cuya experiencia y conocimientos, no han sido aprovechados en su estado natal, que requiere de esta clase de atletas y entrenadores, para alcanzar un mejor desarrollo deportivo a nivel nacional.