Crimentales cuaresmeños
No es lo mismo cuaresmal que cuaresmeño, pero suena mejor esta última palabra. Ya terminó el periodo de preparación y está aquí la semana santa o semana mayor. Hoy ya es domingo de ramos y la próxima vez que nos leamos será domingo de resurrección.
Entre las actividades del festival en Primavera, que organiza el ayuntamiento, y las actividades propias de esta semana, hay mucho qué ver y oír en SLP. A ver si no cierran más calles para “arreglarlas” estos días, ojalá (sería un milagro) hasta terminen alguna de las tantas que conforman el laberinto. Como en un ajedrez, los parece que juegan a ver quién cierra la calle que falta, y a quien ponen en jaque es a la ciudadanía.
Hasta ahora no ha habido la publicidad abrumadora a que nos tenían acostumbrados con la Procesión del Silencio, ni se ha sabido de desaguisados entre los cofrades y las autoridades estatales o municipales. Tampoco se ha sabido de un judas incómodo que hayan querido ocultar (hablo de los que se queman el sábado de gloria).
A la par de día de la poesía y de entrada de la primavera, el 21 de marzo se celebró el día del síndrome de Down, que afecta a una de cada 100 personas en el mundo. En apoyo a esta conmemoración muchas personas en señal de empatía usan calcetines de distinto par, diferentes colores, gracias a la iniciativa de la activista Chloe Lennon.
Según una nota de Alejandra Ruíz, solo 25 por ciento de las escuelas de San Luis Potosí admite a niños con síndrome de Down, pues no todas tienen profesorado y personal que sepan trabajar con población neurodivergente. La neurodivergencia, término creado en 1988 por la socióloga Judy Singer, suele incluir autismo, trastorno de déficit de atención e hiperactividad, dislexia y otras condiciones de aprendizaje, síndrome de Tourette, dispraxia, pero hay quienes incluyen síndrome de Down, trastornos de ansiedad y trastorno bipolar.
En la página web de Specialisterne leemos que al hablar de neurodivergencia se enfatiza la diferencia y no un supuesto “déficit”, pues hay personas neurodivergentes que tienen “un alto nivel de creatividad y razonamiento visual y, lo que es más interesante, una capacidad narrativa y mayores habilidades lingüísticas que las personas neurotípicas. […] las diferencias en sí mismas no son ni negativas ni positivas, independientemente de las dificultades que puedan implicar, y que cada uno y cada uno de nosotros tiene el deber de crear un mundo en el que estas diferencias puedan coexistir en el respeto mutuo”.
Regresando (que es gerundio) a la poesía, hubo actividades muy interesantes a propósito de su día, como charlas, presentaciones editoriales, lecturas y conversatorios. Asistimos a dos actividades de la Semana de la Poesía en el Instituto Potosino de Bellas Artes y fueron una maravilla: el conversatorio de “personas trabajadoras de lo poético” (editores, profesores creadores, investigadores, funcionaries) y la presentación de El gato de Schödinger, poemario de Jeanne Karen publicado por el Instituto de Física de la UASLP.
Dos pérdidas ensombrecieron el día. Para usar el eufemismo de moda, “trascendieron” dos creadores importantes: Nuno Júdice (1949-2024) y Alberto Enríquez (1946-2024), el primero portugués y el segundo huasteco (nacido en Aquismón, SLP; vallense por adopción).
De Alberto no hay mucho en la red y hay que subsanar esa carencia de inmediato, desde lo institucional y lo personal. Quienes tengan sus libros suban material, por favor. Baste decir que fue integrante del taller piloto de Miguel Donoso Pareja, dentista, escultor, generoso maestro de taller y autor de unos 18 libros individuales de poesía, cuento y dramaturgia. Ganó, entre tantos premios, el Fundación de Mérida (1979), el Hispanoamericano de Cuento (1980) y el Premio Nacional de Cuento SLP (1981). Uno de sus cuentos está incluido en Jaula de palabras (Grijalbo, 1980), una compilación de “52 cuentos cortos escritos en los últimos dos o tres años por los 52 escritores más importantes de México”, prologada y seleccionada por Gustavo Sainz.
De Nuno, va este poema, traducido del portugués por el maestro Marco Antonio Campos:
Se podía saber un poco más
de la muerte. Pero no sería eso lo que nos haría
tener las ganas de morir más
Podríamos saber un poco más
de la vida. Tal vez no necesitáramos vivir
tanto, cuando sólo es necesario saber
que debemos vivir.
Podríamos saber un poco más
del amor. Pero no sería eso lo que nos haría dejar
de amar al saber exactamente lo que es el amor, o
amar más aún al descubrir que, aun así, nada
sabemos del amor.
http://alexandroroque.blogspot.com
Correo: debajodelagua@gmail.com
Twitter: @corazontodito
Posdata: Ya están abiertas las inscripciones para el siguiente trimestre en el Centro de las Artes de San Luis Potosí. Incluso en semana santa y de pascua pueden solicitar informes. En el caso del taller de creación literaria, el registro incluye un par de obsequios y al final una muy probable publicación colectiva.