El mundo real

La cosa, claro, es que opinar desde la ignorancia tiene lo suyo. Y opinar desde el dogma también. Y entre una tormenta de juicios sobre lo que no sabemos y un temporal de opiniones de quienes quieren dirigir el rumbo del mundo, no hay tregua. @AlmaDeliaMC

Además ¿cómo -el que opina desde la ignorancia o el dogma- , cómo identificar que la opinión nace de la parcialidad de un conocimiento fragmentado o bien sesgado, por no decir torcido?

La llegada del cambio de sistema de gobierno y de partido, así como de estilo de gobernar y visión de nación que experimentamos, nos ha puesto a “opinar” desde una aproximación a la verdad que no acaba de mostrarse en su totalidad.

Cada individuo expone, difunde, argumenta, sobre esa verdad parcial que considera a la vez que perfecta, auténtica e indiscutible.

Con ello crece un flujo de mensajes que dan la apariencia de que se vive en una democracia que privilegia el diálogo pero, que más bien puede verse como una conversación entre sordos o bien entre personas que no hablan un mismo lenguaje.

La personalidad de la primera figura en el poder ha abonado a este caldo que se antoja “sabroso” pero que aproximándonos, despide fétidos aromas que engañan en gusto y el olfato hasta que no se le ha digerido.

Nuestras conversaciones están saturadas de lugares comunes que difunden los principales comunicadores en una repetición infinita de versiones sobre los principales temas que atañen la vida de los mexicanos. Sin filtro de mayor conocimiento  o veracidad. Y aún cuando somos conscientes de que eso sucede, hay un mecanismo involuntario que nos absorbe en ese torbellino en donde las noticias se vuelven una moneda de cambio en donde el “más informado” es el más inteligente. A pesar de que la conformación de dicha información está plagada de inconsistencias e incongruencias.

En un escenario en donde la verdad está al servicio de la interpretación de quien la ostente, no hay un parámetro que nos permita identificar una postura en donde lo ético esté por encima de cualquier ambivalencia.

“A menudo me pregunto si es absolutamente necesario opinar de todísimo lo que pasa, pareciera que tenemos una compulsión patológica a mear en el jardín ajeno. Con perdón.”… dice la escritora arriba citada en un cuestionamiento que comparto así como comparto la importancia de desconectarse de la red y sus variantes para conectarse al mundo de carne y hueso en donde el otro no es un alguien detrás de un tweet o un meme. Sino una persona que sonríe, que emite sonidos al hablar, que hace gestos y ademanes para acompañar su conversación y con quien es posible establecer una conversación en el tiempo y el mundo real.

No es ficción. Estamos mecanizándonos sin sentirlo, sin darnos cuenta.

Regresemos al mundo real en donde las especulaciones o las opiniones pueden ser contrastadas entre seres humanos y no entre máquinas con opiniones emitidas por máquinas humanas