FORMAS Y REFORMAS
Al paso de los días, ocurren hechos y se acumulan datos que fortalecen la certidumbre de que el proyecto gallardista de establecer un cacicazgo vía nepotismo ya está muerto y sepultado. Colapsó, se desplomó. Queda en píe el Plan B -entregar el poder en 2027 a un monigote incondicional y servil-, pero sus dificultades son mayores y muy probablemente insuperables. Por ahora, Gallardo Cardona parece negarse a darle la bienvenida a la realidad y ha emprendido lo que mucho parece ser una huida hacia adelante.
Recuperemos brevemente el relato: en su discurso del Zócalo el día de su toma de posesión, la presidenta Claudia Sheinbaum fijó el compromiso de promover reformas constitucionales para reestablecer el principio de la no reelección y erradicar el nepotismo. Su referencia al 2030 (en la parte de la no reelección) y su breve improvisación para mencionar cargos públicos omitiendo el de gobernador, al gallardismo le pareció suficiente para asumir que cualquier reforma en esos rubros no le afectaría a su proyecto caciquil, que se concretaría en 2027.
Apenas tres días más tarde, en su mañanera del 4 de octubre, la doctora Sheinbaum fue interrogada sobre el tema concreto del nepotismo y respondió “lo estamos trabajando”, para enseguida explicar que las reformas se referirían al Poder Ejecutivo, o sea a impedir la transmisión entre familiares cercanos de cargos tales como la Presidencia de la República, las gubernaturas y las alcaldías. Luego puntualizó que la restricción aplicaría “para el período inmediato”, que en el caso potosino es 2027.
Menos de dos semanas después, el jueves 17 de los corrientes, la diputada morenista Clara Luz Flores, presentó formalmente la iniciativa de modificaciones constitucionales para erradicar el nepotismo en la gobernanza nacional.
Antes de seguir adelante con el tema que nos ocupa, es oportuno llamar la atención sobre hechos poco difundidos: Clara Luz Flores fue candidata de Morena al gobierno de Nuevo León en 2021. Perdió ante Samuel García. En junio del 2022, el entonces presidente López Obrador la designó titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, subordinada a la secretaria de Seguridad Pública Rosa Icela Rodríguez, con quien acordaba frecuentemente y con quien hizo una buena amistad.
Su última actuación como diputada federal en la Legislatura iniciada apenas el primero de septiembre pasado, fue justamente presentar la iniciativa contra el nepotismo. Inmediatamente después solicitó licencia para incorporarse al equipo de nuestra paisana Rosa Icela en la Secretaría de Gobernación. ¿Hay algún mensaje subliminal en que la iniciativa presidencial contra el nepotismo la haya presentado alguien estrechamente vinculada con la titular de Gobernación y hermana de la vapuleada dirigente estatal de Morena? Perfectamente podría haberlo hecho cualquier otro diputado morenista e incluso la Consejería Jurídica de la Presidencia. Bien decía Jesús Reyes Heroles, que “en política la forma es fondo”. El que quiera entender, que entienda.
Según estamos viendo las cosas, no parece que vaya a tardar mucho la aprobación de las reformas antinepotismo, lo cual en lo que a nosotros interesa dejaría fuera de la jugada a la senadora Ruth Miriam González Silva y a Ricardo Gallardo Juárez, esposa y padre del gobernador Gallardo Cardona.
¿FISURAS, GRIETAS O DERRUMBES?
En el escenario trazado por el antinepotismo, resulta difícil de entender que en principio el mandatario potosino parezca no haberse dado cuenta de que su Plan A naufragó. Lo digo porque días después de la precisión hecha por la presidenta Sheinbaum el 4 de octubre, Gallardo concentró a sus mejores cuadros (que no son muchos ni muy buenos) y los instruyó puntualmente: todos y con todo con Ruth. El acatamiento de la instrucción fue inmediato y el fin de semana siguiente la senadora y esposa del gobernador recorría la Huasteca repartiendo beneficios y haciendo proselitismo.
Aún después de que la iniciativa de reformas fue entregada a la Cámara de Diputados, podría pensarse que todavía no es palo dado y que no conviene perder tiempo ni dejar espacios desocupados a la competencia, pues qué tal y si el proyecto no avanza en el Congreso federal.
El problema es que la reacción gallardista no se concreta a cerrar puertas y elevar bardas, sino que su aparato de comunicación -poderoso y con dinero suficiente- ha desatado y sostiene una campaña de desgaste contra la dirigencia estatal morenista que encabeza Rita Ozalia. ¿Tiene sentido? Servidor solo se lo encuentra en que la lógica gallardista sea en el sentido de que, aun obligado al Plan B, su intención sea que quienquiera que sea su gallo o gallina no se tenga que enfrentar con alguien tan cercana en los afectos presidenciales ni con lazos familiares tan estrechos con la titular de Gobernación. Si éste fuera el caso, me parece poco inteligente y más bien muy provocador.
Como sea, en esa ruta están las cosas. Todos los alcaldes del Partido Verde, los originales y los cooptados de otros partidos, han recibido instrucciones precisas para que en cuanto concluyan cualquier obra o arranquen cualquier programa avisen para que en la inauguración esté presente doña Ruth y se haga sentir a la población que los beneficios se los deben a ella.
Sobre esta huida hacia adelante, de entrada bastante peligrosa por desafiar a poderes que superan el propio, hay quienes deducen que es una jugada muy astuta de Gallardo Cardona. Consistiría en mantener a toda costa a su esposa en lo más alto de las encuestas el mayor tiempo posible, para que su sacrificio en el altar del antinepotismo se lo paguen a él, dejándolo escoger a su sucesor de Plan B, sea quien sea; competitivo o no, con antecedentes pulcros o no.
Y por aquello de que, como decía Gómez Morín, “que no haya ilusos para que después no haya desilusionados”, esos gallardistas ultras que andan diciendo por ahí que la jugada maestra de RGC es sostener a su esposa porque con los dos votos en el Senado que él personalmente controla (Doña Ruth y Hernández Villafuerte) más alguno otro que “convenza” en el Verde, puede frenar las intenciones presidenciales-morenistas. Como tema de conversación vale, pero como reflexión seria, tiene menos consistencia que un fideo mojado. Simplemente sería suicida.
Esto, por cierto, nos lleva a otro tema también interesante, del que les podremos hablar con mayor extensión y detalle en fecha próxima, pero que en lo sustantivo dejo apuntado hoy porque sirve bien como elemento de juicio. Hay indicios de que han comenzado a abrirse algunas fisuras entre Gallardo Cardona y los principales líderes del Verde a nivel nacional.
Según esta especie, con todo y su generosa eficacia como Caja Chica del Niño Verde y compañía, el beneficio que eso les representa está comenzando a ser incosteable por las malas vibras que Gallardo provoca en Palacio Nacional, en el de Cobian, en la sede principal de Morena, en la Secretaría de Seguridad Pública federal y en la UIF, entre otras instancias.
Posiblemente una cosa no tenga nada que ver con la otra, pero hay militantes verdes que recuerdan que la vez anterior que formaron una alianza electoral exitosa (2012 con el PRI de Peña Neto) además de los diputados y senadores que les tocaron, recibieron la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y una Subsecretaría en Gobernación. Ahora, nada que se le parezca. Incluso, para mayor muina de los verdes históricos, en el Senado y la Cámara de Diputados aquella vez les tocó encabezar algunas comisiones importantes, y ahora pura migaja.
Insisto, bien a bien no sé si la poca generosidad política de la presidenta Sheinbaum con los hombres del tucán -con todo y los mutuos besamanos con el Güero Velasco- esté vinculada con las malas vibras del gallardismo, pero hay un comentario reciente que viene al caso. Me lo hizo un viejo y experimentado político: “Cómo quieres que haya empatía entre la presidenta y el gobernador si la última vez que vino le sentó enfrente a Héctor Serrano, que es uno de los políticos más detestados por la doctora. Tu gober se pasa de rosca”.
Hay quienes tienen razones para asumir que la cada vez mayor entrega de posiciones jugosas del gabinete estatal a personeras del Verde es una especie de pago compensatorio al Niño Verde y coequiperos para que no lo dejen solo. ¿Será?
COMPRIMIDOS
Por cierto, al siniestro y arribista Serrano ya le brotó lo bueno para nada. Una prueba fehaciente de su talento político la ofreció recién, cuando ante los cuestionamientos por darles vales de gasolina a diputados que ganan más de cien mil pesos mensuales, salió con la suprema burrada de afirmar que se trataba de un “acto de justicia”. ¡Por amor de Dios!
La verdad no tengo claro si se trata de genialidades, bromas pesadas o simple inercia, pero vea usted: viene el impresentable Alito, junta su par de diputadas locales y sus escasos alcaldes, y los lleva a una especie de besamanos con Gallardo Cardona, con quienes se toman la foto muy risueños, se apapachan y se comprometen a llevarla bien, de cuates. No pasó una semana para que enviados de RGC fueran a Axtla a hacerle manita de puerco a la alcaldesa más importante que tenía el PRI y llevársela al Verde. Son cosas hasta de mal gusto.
A lo largo de los años he visto muchas y diferentes formas de abyección. Recuerdo que al llegar Guillermo Fonseca a la gubernatura, en 1973, uno de sus jóvenes ayudantes comenzó a llamarlo “Mi señor”, hasta que un pícaro compañero de equipo le espetó ¿Pos qué ya te casaste con él, cabrón”. Pero nada tan insuperable y memorable como la media docena de colaboradores gallardistas incapaces de montar un caballito de madera o de desenredar la reata, disfrazados de charros banqueteros. Todo para quedar bien con su patrón. Lástima que tanta abyección no haya alcanzado para sacar siquiera un uno de calificación en las competencias. ¡Papelón!
Mientras son peras o son manzanas, y estableciendo prioridades, doña Rita Ozalia Rodríguez está dedicada en cuerpo y alma a la consolidación de Morena en la entidad. Tiene que reestructurar y renovar más de mil 800 comités seccionales y quince comités distritales; cubrir vacantes en el comité directivo y en el Consejo estatales.
El alcalde soledense, otrora dedicado en cuerpo y alma a recolectar elevados moches entre los contratistas, parece ser el primero en oler sangre en el agua y con ganas de ser tomado en cuenta para una sucesión no nepótica, anda desatado oponiéndose a todo, venga o no al caso. Las ganas locas combinadas con la escasez de talento producen estragos.
Hasta el próximo jueves.
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