Hipócrates, sencillamente Hipócrates

El derecho a la salud se define como «el derecho humano a gozar sin distinción alguna, del más alto nivel de salud que permita a cada persona vivir dignamente». Pero México. Mucho se ha hablado del sistema de salud nacional en estos días, por los recortes reales e imaginarios, por el rumor de la invasión de médicos cubanos o por el desabasto de medicamentos en el sistema, llámese Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Seguro Popular o (próximamente) Instituto de Salud para el Bienestar. 

Las necesidades básicas de salud —curativas más que preventivas, porque casi siempre vamos al doctor hasta que nos anda llevando Pifas, la oferta alimenticia no es la mejor y la contaminación la tenemos en casi todo— de buena parte de la población se topan con una infraestructura y medicamentos insuficientes. Muchos trabajadores de gobierno y funcionarios ya han empezado a conocer estos servicios debido a que se han quitado pólizas de gastos médicos mayores; otros, como los diputados locales, se niegan a renunciar a ese privilegio. 

Estar varias horas en los pasillos o en las salas de espera de un hospital público es una experiencia religiosa. Solidaridad e impaciencia afloran por doquier. El paracetamol suele repartirse como pan caliente. A ver si hay medicinas, y si no hay que ir a ver dónde se pueden conseguir similares, para que salgan más baratas. Y hay profesionistas de la salud de todo talante, a los que también les pegan horarios, bajos sueldos o prisas: enfermeras y enfermeros, doctores y doctoras, camilleros y químicas farmacobiólogas. Como en todo, la gama de grises va de lo excelente a lo nefasto, con casos de heroicos a negligentes: recientemente se abrió una investigación por medicamentos adulterados en el Hospital Central de SLP. Esto ha fructificado en el incremento de consultorios de farmacéuticas (del Ahorro, Similares y demás).

Tan solo en San Luis Potosí dos clínicas del ISSSTE ya rebasaron su vida útil: la de Ciudad Valles y la de Carlos Diez Gutiérrez en la capital del estado, con 58 y 52 años, respectivamente. Fue Carlos Diez Gutiérrez el gobernador potosino que decretó la creación de una escuela de medicina. (Por cierto, urge que terminen la reparación de la calle que da al hospital del ISSSTE y lleva su nombre; tiene años; sus polvaredas e irregularidades son un martirio más para los pacientes de todas las edades que llegan por emergencias, curaciones o directo al quirófano.)

López Obrador sirvió apenas otras polémicas en bandeja de plata: faltan escuelas de medicinas, debe haber más facilidad para entrar a dichas escuelas y los médicos deben ganar más en hospitales rurales que en los de ciudades. Recién estuvo en las clínicas de Rioverde y Cerritos, donde se comprometió a apoyar infraestructura y abastecimiento del sistema de salud estatal.

Todo esto viene a cuento porque este fin de semana tuve la oportunidad de acompañar a un grupo de médicos que egresaron de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) hace 50 años, poco después de que un representante dela humanidad pisó la luna. Entre ellos, mi padre. El grupo de 32 doctoras y doctores se reunió para una ceremonia oficial en la Facultad de Medicina, una misa y algunos eventos sociales en los que compartieron anécdotas de esos años que no volverán y que merecerían rescatarse y publicarse.

A 142 años de fundada como Escuela, la Facultad de Medicina local ha ganado un prestigio internacional mediante el trabajo y la calidad de sus egresados. Pruebas de ello son los resultados obtenidos en diferentes evaluaciones, como el Examen Nacional de Residencias Médicas (ENARM). De unos 1800 aspirantes, cada año ingresan 120. En 2019, hace unos días, hubo 119 egresados.

La fachada de la Facultad de Medicina no ha cambiado mucho (ni los vidrios se han roto, se presumió en uno de los discursos). El paisaje alrededor de la Facultad de Medicina ha cambiado enormidades. Lo que hace cincuenta años eran las afueras de la ciudad, hoy son casi parte del centro. El Hospital Central Ignacio Morones Prieto ya luce como una de las muy actuales torres médicas y merced a la falta de planeación las avenidas Venustiano Carranza e Himno Nacional tienen pasos a desnivel mientras los congestionamientos viales siguen en Niño Artillero y Manuel Nava.

Estuvieron casi todos los egresados («Romanos»), y en el presidium los directores de la Facultad y del Hospital Central, Alejandro Zermeño Guerra y Francisco Alcocer Gouyonnet, respectivamente. Hubo bromas, entrega de reconocimientos, citas de Octavio Paz y atribuidas a Gabriel García Márquez, y pase de fotos de este medio siglo.

En dicho acto, el director de la Facultad enfatizó que el lema de la institución (propuesto por Francisco Padrón Puyou en 1954, concurso mediante) es Ut charitas et scientia humanitati inserviant (“Para que la caridad y la ciencia sirvan a la humanidad”) y que en la profesión médica, como en el lema, la caridad va primero. De parte de esa generación de mi padre tomaron la palabra los doctores Ávila, Celestino y Márquez. Creo que fue Celestino el que dijo que «nostalgia es la pena de verse ausentes, y en grupo hemos regresado a casa cincuenta años después a curarnos de la nostalgia».

De médico, poeta y loco todos tenemos un poco, ciertamente, pero guiarse bajo los principios éticos de una profesión no cualquiera. Se agradeció a la pareja, a la familia, y una de las fotos fue en el aula donde todos hicieron su examen profesional. 

Decir y desear “salud” con estos doctores fue un privilegio.

Posdata 1: Ya inició informalmente la carrera por la gubernatura. Los codazos y los golpes por debajo de la mesa son cosa de todos los días. Cualquier pretexto es bueno para azuzar a los mastines o buscar chivos expiatorios. Hay que tener cuidado con las «noticias» porque, ya lo comentaremos, los grupos se están reestructurando y nadie declara o ataca nomás por «buena gente». 

Posdata 2: En estos días estaré actualizando mi página de obra plástica (https://tintubresderoque.blogspot.com/) y daré a conocer algunos cursos y publicaciones. Suplico estar pendiente de esa página y de mi blog, y apoyar estas actividades, productos y servicios. 

Web: http://alexandroroque.blogspot.mx

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