Pero es que no, leer no es estudiar.
Leer es un placer.
Leer es un estado del alma.
Leer es una pasión.
Leer es pelear una guerra
y es un remanso.
(Alma Delia Murillo)
Aunque estudiar pueda ser un placer, estudiar no siempre es placentero, sobre todo cuando la obligación es la primera motivación para acercarse a los libros.
Me tardé en encontrar ese placer aun y cuando crecí en una biblioteca privilegiada y con mi papá como el lector modelo; quien sí encontraba placer estudiando lo que fuera.
Hoy, con la variedad infinita de lectura que tenemos para escoger, hay factores que impiden que lleguemos a instalarnos en ese estado del alma y sentir la pasión que la lectura desata, creando mundos imaginarios que trasforman al lector en héroe y en villano.
Leer nos desentiende del sinsentido de lo que llamamos realidad. De ese reporte diario del acontecer mundial y nacional que cada vez, me parece más absurdo, más retrógrada, menos civilizado.
Por ejemplo ¿cómo una misma persona puede “perdonar” y exigir perdón? ¿Cómo avala las manifestaciones populares a su favor y discrimina a quienes lo hacen en su contra? ¿Porqué remontarse a la Conquista sin resolver el presente? ¿Cuál es la motivación detrás de todo esto? ¿De verdad tan corta es la vista de todo un gabinete, de todo un partido, de todo un séquito?
Yo quiero pedir un poco de coherencia porque esto de llevar las riendas de un país no es construir un guión para una mala película mexicana. Para ello tuvimos con la época de “las Ficheras” y la gama de telenovelas que Televisa aportó al patrimonio cultural de esta nación.
Un poquito de coherencia solamente, hilación, fluidez, sensatez y sentido común. Y no sólo para citar refranes y dichos que por sonar conocidos, automáticamente hagan pensar que quien los pronuncia es “un sabio”.
Señor P. hay mucho que hacer. Usted se maneja para desagraviar a este país y está bien, pero hay formas. No le dé golpes a quienes además de la gente de campo y de pueblo ha construido este México.
Somos un mosaico muy, muy diverso que usted está dejando de reconocer. No golpee con sus palabras a quienes han dedicado su vida al amor al conocimiento. Pues no todos nacimos en ranchos ni en ejidos y no por eso somos menos mexicanos o menos trabajadores. Nos conformamos gracias (o no) a la mezcla española y otros conquistadores que por azares del destino nos colonizaron. Me pregunto si ahora pretende calentar el motor del resentimiento hacia toda una nación por tal motivo.
¿Tendrán que pedir perdón por haber traído al cristianismo, nos toca renegar de la virgen María y todas sus advocaciones, así como de santos y mártires que trajo dicha evangelización? Usted que es creyente renunciaría a esas creencias traídas por los conquistadores, o vamos a escoger lo que sí y lo que no.
Por favor, ocúpese de temas que tengan relevancia o díganos qué hay detrás de todo esto. Tenemos demasiado quehacer, demasiadas preocupaciones con todo este merequetengue de la 4ª Transformación para que Usted le añada un ingrediente más, que dicho sea de paso, lo mejor que trae son los chascarrillos alrededor de sus ocurrencias. Porque así se ve: como una ocurrencia.
Mejor denos oportunidad de ocupar nuestro tiempo en cosas más importantes o relevantes como lo sería tomar un libro y dejarnos llevar por sus historias y sus personajes. Quizá entonces accedamos a la sabiduría que a usted tanto le gusta nombrar.