La Perestroika ocurrió en la hoy extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, transcurría el año de 1985, cuando un carismático abogado nacido cerca del cáucaso soviético, emprendió a sus 54 años de edad la más grande y ambiciosa reforma en una nación que había permanecido inmóvil: la URSS.
Referente del socialismo mundial, enmedio de la guerra fría que colocó al planeta en una confronta entre dos sistemas políticos después de la Segunda Guerra Munidal, Mijaíl Gorbachov, este hombre visionario rompió paradigmas y logró sentar las bases de una nación que, a 35 años de distancia continúa siendo una potencia mundial.
Entre admiradores y detractores, la figura de este político de convicciones social demócratas no pasará nunca desapercibida, entendió que el tiempo del socialismo radical había terminado e impulsó los cambios necesarios al interior de su nación que impactarían en todo el orbe, cuatro años después caería el muro que dividía Berlín, las naciones satélite una por una abrazarían la democracia, y no es que haya triunfado el capitalismo, pues como él mismo lo decía: “el mercado no es un invento del capitalismo, siempre ha existido, es un invento de la civilización”.
La transformación de la Unión Soviética no puede ni debe entenderse como la derrota de un sistema económico y político, por el contrario fue una apuesta por la paz, de un hombre que también entendió que ceder no siempre significa perder y más cuando siempre mantuvo la esperanza cómo era su convicción del “advenimiento de un irreversible período de paz en la historia de la civilización.”
La Perestroika de la Unión Soviética, guardando sus proporciones respecto a lo bueno y malo de la misma, puede servir de ejemplo en naciones como la nuestra, hasta hace no muy poco tiempo México vivía en un sistema político de un sólo partido hegemónico, con elecciones en las que, con antelación se sabía quien sería el ganador, Vargas Llosa diría una “dictadura perfecta”.
Con gran determinación y no excentos del derramamiento de sangre de mujeres y hombres que dieron su vida por la democracia, México avanzó hasta lograr transiciones políticas más o menos pacíficas, con elecciones creíbles; en el aspecto económico pasamos de la estatización al libre comercio, hay quien dice que nos integramos al mercado internacional de modo bastante abrupto; sin embargo pareciera que hay un factor que no cambió y fue precisamente la enorme desigualdad social que prevalece en nuestro país, que ha traído funestas consecuencias.
La Perestroika de Gorvachov tuvo como objetivo primordial alcanzar la paz, las reformas políticas y económicas que impulsó no fueron per se la meta, constituyeron un medio para alcanzar un fin más alto, es decir cambiar un sistema político y económico desde sus entrañas, con la pretensión de contribuir en acabar con la amenaza mundial de una guerra, que de haber ocurrido sus proporciones y consecuencias hubiesen sido catastróficas.
Entonces, si para la Perestroika soviética el fin último fue alcanzar la paz, el propósito de una Perestroika a la mexicana tendría que ser un fin también igual de elevado: erradicar la cada vez más grande brecha de desigualdad social existente entre mexicanos, que nos ha llevado precisamente a perder la paz.
Ha quedado más que claro que tener elecciones creíbles y una economía de libre mercado, de poco o nada ha servido a los millones de compartriotas que hoy se encuentran sumidos en la pobreza o la pobreza extrema; cuando en una nación no está garantizada la prioridad más elemental de una persona, como lo es, un ingreso que le permita acceder a los satisfactores más elementales, cualquier reforma es un fracaso.
Finalmente, la traducción al español del vocablo ruso Perestroika es Reestructuración, palabra que invita a modificar una estructura, o mejor dicho cambiar prioridades.
Se avecinan tiempos electorales y quisieramos más estadistas y menos candidatos, más mujeres y hombres con altura de miras, más parecidos a Gorvachov, que arriesguen su paso por la historia, de esos que les interese más generar acciones de gobierno que modifiquen realidades sociales desde las causas.
Por eso la invitación que cada lunes hacemos a nuestros lectores es a pensar distinto, desde este espacio de respetuosa irrupción, convencidos como Mijail de que “pasó la época en que el único recurso de las masas era asaltar la Bastilla”.
Hasta el próximo lunes.
Twitter @Jorge_Andrés78.
Y seguimos en
jorgeandres.manoizquierda@gmail.com

