Sobre ruedas

«No hay camino, se hace camino al andar», dijo Machado. Y dijo bien, aunque a veces, después de muchos pasos, sintamos que, como dijo Omar Geles, «los caminos de la vida no son los que yo pensaba…» 

Las preguntas son: ¿Qué nos mueve? ¿Por dónde nos movemos y por qué alguien decide que hay que movernos por ahí?

Por ejemplo, además de los temas culturosos (el apoyo a los artistas, el derecho a la cultura, las becas y las publicaciones), hay caminos que se han explorado estos días. Son el Tren Maya, el Metrobús de Durango y la ciclovía en la avenida Himno Nacional de la ciudad de San Luis Potosí.

No se trata de criticar por criticar, lo cual parece ser un deporte masivo, sino de dudar, de pedir que haya planeación y se difunda lo hace toda administración de cualquier color y sabor.

¿A dónde vamos? Viene bien aquí un fragmento de Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll:

—¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?

—Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar —dijo el Gato.

—No me importa mucho el sitio… —dijo Alicia.

—Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes —dijo el Gato.

—Siempre que llegue a alguna parte —añadió Alicia como explicación.

– ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte —aseguró el Gato—, si caminas lo suficiente!

El Tren Maya es «el principal proyecto de infraestructura, desarrollo socioeconómico y turismo sostenible del gobierno [federal]” y ya se ha enfrentado a la oposición de muchos habitantes de la península, académicos y de quienes piden los detalles de cómo surgió y cómo está planeado, ambiental y económicamente. El tren merece seguir en la vía pero hay que ver cómo, porque las vías tienen el poder de unir y separar. 

El caso local, en su dimensión, es parecido: pareciera que de un día a otro la presidencia municipal optó por hacer un carril para bicicletas, y sin más se inauguró ayer, día del ciclista.

En ambos casos pareciera que se dejó de lado la opinión de quienes ocupan ese espacio, afectados o beneficiados.

El transporte no es asunto menor, cuando hay personas que tardan más de una hora en llegar a sus lugares de trabajo.

El rioverdense Jorge Ferretis en 1938 escribió San Automóvil, una novela en la que criticaba ya la idea de estatus que confería el uso de carros particulares a la naciente clase política, a los gobernantes «emanados de la Revolución» que de montar a caballo pasaron a usar modelos de motor cada vez más caros. «Cuatro patas o cuatro ruedas han hundido a los de abajo más abajo, en su noción de inferioridad», o «el vehículo los torna omnipotentes».

En San Luis Potosí hay 896 mil 479 vehículos motorizados, la mayoría particulares. Hay familias que tienen dos o tres vehículos, para que cada uno de sus integrantes viaje «a gusto» y a la hora que lo necesita.  

El transporte colectivo debería ser la mejor opción, pero no siempre son atendidos como se merece. Recordemos la caída de las escaleras en el Metro de la Ciudad de México o el mal estado de buena cantidad de los camiones en San Luis Potosí, a pesar de lo cual cada año reciben un aumento en la tarifa. Los taxis fueron perdiendo clientela ante los servicios de apps, pero muchos de estos ya han caído en lo que se criticaba a los taxis: altas tarifas y riesgos personales como robo o secuestro.

¿Por qué se decidió esa avenida y no otras por las que circulan más personas (trabajadores, estudiantes) en dos ruedas? ¿Ya hay un reglamento para quienes incumplan (ciclistas incluso) o será a ojo de buen cubero? ¿Y las rampas en las banquetas para que personas de la tercera edad o alguna discapacidad puedan abordar el camión sin peligro? 

La vialidad no puede consistir en poner conos o pintar señales, hace falta educación y esperemos se logre. Hay muchos aspectos que se antojan igual de necesarios y no se han trabajado.

Ojalá a la par de la ciclovía se atiendan los muchos baches (que se transforman en peligrosas lagunas en temporada de lluvia) y reparaciones nunca terminadas de Interapas en la avenida Himno Nacional y en otras vías. Ojalá se evite el engorroso estacionarse en doble fila a la salida de escuelas, en los talleres mecánicos, en los bancos o las tiendas de conveniencia. “Al fin que no me tardo…”

Ojalá se piense en el peatón y el ciclista al programar los tiempos en los semáforos, que apenas dan tiempo de cruzar a quienes podemos correr. Hay conductores que ven un peatón y aceleran en forma sádica. Ojalá se pongan las multas debidas a los que no usan las luces direccionales (la mayoría de los conductores, al menos por donde vivo) y hasta van hablando por teléfono (peor, mensajeando). Resulta que se enojan. Te la mientan o al menos te miran feo si les reclamas su falta de consciencia.

Y ya estando, diría un amigo, dos peticiones: que se reparen los asientos de muchas paradas de transporte que se han caído y nunca fueron repuestas; son de una empresa pero el gobierno puede exigirlo. Urge que se amplíen los puentes sobre la Salvador Nava hasta la orilla; cruzar la calle para subir un puente es difícil para jóvenes, imagínense para los adultos mayores. 

Necesitamos nuevos caminos, adecuar los que ya estaban, y andar por ellos sin riesgo.

Posdata: Mucho se ha discutido sobre el Fonca estos días y los invito a leer sobre el tema. En San Luis Potosí los apoyos del PECDA (Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico) se dan más irregularmente, y poco se habla de eso en los medios. Tienen más o menos las mismas categorías del Fonca. La última convocatoria fue para el periodo 2017-2018 y se apoyaron treinta proyectos (10 de jóvenes creadores, 9 de creadores con trayectoria, 2 en investigación del patrimonio cultural, 6 en formación artística y 3 en desarrollo de grupos). ¿Irán a convocar de nuevo? Ya platicaremos de eso y de las bases de los concursos de literatura y artes.

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