Pesadilla financiera Chocolate amargo
Hay que cuidar lo que se desea. Desde hace varias administraciones, incluida esta, en San Luis se aspiraba a arrojar a la Federación la prestación de los servicios de salud para, en teoría, desembarazarse de esa tarea y, sobre todo, ahorrarse cientos de millones de pesos al dejarle al gobierno federal todo el peso de la nómina.
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El sueño se cumplió con la creación del sistema IMSS-Bienestar, que absorbió al sistema de salud local. Pero todo acabó convirtiéndose en una pesadilla, porque la Federación sí absorbió la prestación del servicio, pero acabó rechazando lo más importante: pagar el costo del traspaso.
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Pero no sólo eso. Se quedará, gratis, con la infraestructura médica de la entidad y buena parte de los fondos federales para salud que iba a recibir San Luis Potosí el año entrante, pero no con el financiamiento de la nómina, que se quedará un buen rato del lado estatal.
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Por algo, en noviembre, cuando la Secretaría de Finanzas diseñaba el presupuesto para este año, puso al sector salud como el principal foco rojo financiero que enfrentará el gobierno de Ricardo Gallardo Cardona en 2026.
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La dependencia cifró en más de dos mil 200 millones de pesos el impacto presupuestal que sufriría la entidad. La cifra es monstruosa, pero al parecer, podría elevarse aún más al hacerse oficial una segunda modificación que explícitamente arrojaba al gobierno estatal el pago de cualquier prestación que rebasara el cuadro básico de beneficios laborales.
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Pero no sólo eso. La Federación impuso un pesado candado punitivo al gobierno potosino, al obligarlo a autorizar que cualquier retraso de más de cinco días en el pago de las aportaciones sería descontado directamente de las aportaciones que recibe el estado del presupuesto federal normal.
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Ni los más despiadados aboneros comerciales son tan inflexibles como el gobierno federal en este caso.
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No sería raro que en esta administración lamenten haber concretado este sueño convertido en pesadilla.
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Quizá por la necesidad de recursos para afrontar la federalización de la salud, Finanzas se arriesgó a afectar a un sector tradicionalmente bien tratado por las autoridades: el de los propietarios de autos chocolate, que a partir del año entrante, tendrán que pagar sus placas, junto con quienes hacían trampa en estados vecinos y se venían a aprovechar de la gratuidad de las identificaciones.
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En contraste, los distribuidores de automóviles que cumplen todas las de la ley aplaudirán la medida.
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Muy pendientes hoy de este Día de los Inocentes, pues se dilucidará si la diputada local y dirigente priista es la más grande bromista del estado o sí sólo quiso cubrir, torpemente, el enorme fiasco de revelar un inmoral, y quizá ilegal, regalo del Ejecutivo.



