Ecología de los Tiburones

Compartir:

El tiburón es uno de los animales más malentendidos del planeta, gran parte de su mala fama se debe a su protagonismo en películas taquilleras de Hollywood que les atribuyen un carácter hambriento de sangre, convirtiéndolos en los eternos villanos del océano. Sin embargo este personaje está muy alejado de la realidad, y nos ha impreso un terror a todos aquellos que nos educamos a través de la película “Jaws” y demás.

Existen más de 500 especies de tiburones y han existido por más de 400 millones de años (más que los dinosaurios); cuentan con la característica de no tener huesos, sino que su esqueleto está hecho de cartílago, por lo que no dejan fósiles, solo dientes. Cuentan con múltiples hileras de dientes que se caen y vuelven a crecer constantemente.

Ellos juegan un papel primordial en el balance del ecosistema marino, ya que, son depredadores reconocidos, según datos de Oceana: ayudan a eliminar especies débiles y enfermos, mantienen el equilibrio con los competidores, etc., sin embargo, cuando sacas a los tiburones del ecosistema de los arrecifes de coral, los peces depredadores aumentan en cantidad y se alimentan de los herviboros, lo que significa que con menos herbívoros las macroalgas se expanden y los corales no pueden competir (pérdida de arrecifes). Otro ejemplo de su importancia es que, la pérdida de tiburones en Carolina del Norte aumentó la población de mantarrayas, las cuales, hambrientas comieron casi todas las vieiras y almejas de la región, incluso poniendo en riesgo a las pesquerías de la zona. Recuerda que es un efecto en cadena.

La mayoría de los tiburones comen peces e invertebrados, aunque algunas otras especies más grandes se alimentan de focas, leones marinos y otros mamíferos marinos; por lo que, como asegura National Geographic: “las personas no están en el menú de los tiburones… un visitante de playa tiene una probabilidad de 11.5 millones de ser mordido”.

Lo importantes es reconocer, que los tiburones no son una amenaza para el humano, sino completamente al revés: es el humano el responsable de la disminución de la población y amenaza de extinción de varias especies.

Los números hablan:

El International Shark Attack File, ISAF, (la única base de datos del mundo científicamente documentada de ataques y mordeduras de tiburón) clasifica los ataques en:

- provocados (incidentes en el hábitat natural del tiburón),

- no provocados (humano inicia interacción con un tiburón),

- ataques en barco,

- casos dudosos (probablemente no era un tiburón).

El ISAF reportó 140 casos mundiales totales en el año 2019 (no es el número de mortalidad), un número escasamente comparable contra los 100 MILLONES de tiburones que son matados por los humanos cada año.

Este es un tema terrible, pero importante de mirar con los ojos abiertos, ya que esta aborrecible cantidad de tiburones muertos al año tiene que ver con varios motivos (pesca clandestina, accidentes en redes de pesca, etc.) pero su mayor motivo es el de preparar un platillo chino llamado sopa de aleta de tiburón. Parte de la brutalidad de este acto llamado en inglés “shark finning”, se encuentra en que muchas veces los pescadores cortan las aletas de los tiburones VIVOS y luego arrojan el cuerpo de regreso al mar, donde, sin aletas, se ahogan y desangran (para evitar espacio en el bote y evitar superar cuotas de pesca). Esta sopa puede llegar a costar hasta $100 dólares.

Shark Research Insitute recalca que esta actividad no tiene supervisión de las autoridades, ya que es una industria multimillonaria y que aparte de la CRUELDAD, está destruyendo el balance de los océanos, el sistema de soporte vital de nuestro planeta: sin depredadores la cadena alimentaria colapsa.

Seamos conscientes que así, como existe una sobrepesca de tiburón, también hay una sobrepesca de casi todas las especies de peces que comemos (atún, salmón, huauchinango…), por lo que podríamos bajar la demanda de estos productos, y no apoyar ningún comercio que tenga que ver con partes de tiburón.