Mientras la ciudadanía potosina por su manifiesta irresponsabilidad corre mayores riesgos de contagio del Covid, el Ayuntamiento de la capital se limita a colocar en bancas y espacios públicos unas cintas plásticas que hasta con un respiro se caen. Su titular el maestro Xavier Nava, mientras tanto, es feliz repartiendo juguetitos, quizá comprados en La Batalla, entre los niños. ¿Cómo no les reparte Exboxes o suscripciones a Netflix?
Actúa exactamente como la gansteril dupla de los Gallardo. Tanto se les criticó por promocionar su imagen personal y mantenerse en una campaña anticipada y permanente, gracias a los centavitos públicos, para que Navita acabe igual.
Una cosa es cierta, Gallardo nunca inauguró la ampliación, que no servirá para nada, de un puente, aunque sí el reencarpetado de una avenida que de cualquier forma se sigue inundando. Soluciones muy a la potosina, en las que no se va más allá de trienios, sexenios, o lo que dure el proyecto.
Creo que a nadie nos importaría que Navita promocionara su imagen –aunque luego usa unos bléiseres como de terlenka re bien feos–, al fin todos lo hacen, si en realidad se ocupara de poner en orden a la ciudad; pero miren ustedes, no puede ni poner orden en Interapas, donde se sabe de funcionarios extorsionadores y trabajadores operativos que lo mismo transcurren sus jornadas laborales entre enjuagues sindicales o, alcoholizados, protagonizando accidentes vehiculares.
No son cosa nueva, desde luego, pero tanto que presumieron de una renovación moral en el Ayuntamiento, luego de tres años de obscuridad, y acaban en el cinismo, o en la negación absoluta.
Mucho se parecen éste y los otros, hasta en las reacciones. Luego de que algunos columnistas nacionales refrescaron el historial y mostraron los avances de las averiguaciones que se le sigue, salió airado el gallardo polluelo a despotricar contra ellos. Poco le falto para decir, que su trayectoria es tan inmaculada como la hagiografía de san Juan Nepomuceno.
Él podrá decir lo que quiera y hasta amenazar a quien guste, pero pareciera que la aparición y divulgación de los datos sobre Gallardo, son para recordarle que más le vale mantenerse alineado frente a quien decide. Finalmente la Unidad de Inteligencia Financiera no la controla Mario Delgado.
Quien ya no controló sus emociones, fue la secretaria de Salud, y como en letra sacada de tango, se quejó amargamente de la falta de conciencia de los potosinos que no se cuidan, y hasta parece buscan contagiarse, mientras ella llevar meses sin estar cerca de su familia. Bueno, algún precio debía pagar –y es mínimo– por todas las atrocidades que ha cometido o permitido que se cometan, en la secretaría a su cargo.
Ayer, mientras ustedes comían, un amigo historiador me señalaba que las cifras proporcionadas por la referida instancia de Salud, respecto a los decesos provocados por el Covid, mas parecieran de un informe de misioneros del siglo XVIII, señalando la cantidad de feligreses que se repiten y se repiten; observemos: día 26, 16 decesos; día 27, 16 decesos; día 28, 16 decesos; día 29, 19 decesos; día 30, 18 decesos; día 31, 18 decesos. Todo, desde luego, debemos verlo con tranquilidad absoluta –aunque las clínicas estén saturadas–porque desde que se veía venir el mal en San Luis, el secretario general de Gobierno indicó que estábamos preparados para hacer frente a todo.
Nuestro gobernador, por su parte, no logró al frente de la Conago, apaciguar a los góberes rijosos que se lanzaron a la yugular del subsecretario López–Gatell, en un amasijo de colores, membretes partidistas, nombres e intereses, denominado Alianza Federalista. Valdría preguntarnos, o preguntarle, si fue falta de mano izquierda o falta de interés para mostrar sus habilidades diplomáticas, aunque a pregunta expresa se mostró conciliador e invitó a la unidad. La cosa no es si el presidente o el doctor son los culpables, que finalmente lo son tanto como ellos, la cosa es que los mandatarios de oposición quieren mostrarse como lo que no son, una verdadera oposición; eso sí, frente al PG se muestran amistosos, contritos, serviciales.
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El domingo pasado quedé atrapado en Carranza, en la manifestación motorizada de los frenéticos frenistas. Algo me quedó claro, sus legítimas manifestaciones no evidencian otra cosa que el profundo desprecio a quienes no piensan como ellos, y no se manifiestan de la misma manera. Dicen criticar la división social generada por López Obrador, y no hacen más que incrementarla.
Por cierto, muchos de los que ahí vi sonado el claxon estrambóticamente, son amartelados del alcalde Navita, ¿qué harán si éste contiende bajo los colores de Morena?
Gracias por la lectura; comienza agosto y no habrá Feria.