Manicomio potosino

Las vacaciones veraniegas por un lado tranquilizan el siempre enrarecido ambiente potosino, y por el otro magnifican las pocas noticias trascendentes aparecidas en y difundidas por los medios de comunicación.

Los accidentes automovilísticos que el pasado fin de semana obstaculizaron el paso a la zona industrial, no sólo evidencian la total dependencia del automóvil como medio de transporte, también nos hacen ver la incapacidad de las autoridades respectivas.

Es decir, San Luis Potosí pasó de ser un pueblo bicicletero a una ciudad motorizada sin que apenas nos diéramos cuenta, y sin que –los que se dieron cuenta– hicieran propuesta alguna para matizar los problemas que esto traería consigo.

Siempre aparecen en los organigramas gubernamentales y universitarios una serie de especialistas en el tema, principalmente los urbanistas, pero nos damos cuenta que entre éstos y un comisariado ejidal tratando de trazar calles no hay mucha diferencia. 

Mientras la cosa siga así el problema da para rato. Porque no es lo mismo tratar de seguir privilegiando al automóvil como medio de transporte y seguir construyendo o ampliando vialidades encaminadas a fomentar su uso, que tratar de encontrar diversas socluciones. Pero, hacer obra estatal es todo un negocio que a muchos beneficia.

A propósito, se señala que el robo de vehículos automotrices y motocicletas se ha disparado en la capital y la zona conurbada, pero como es de suponerse, la autoridad dice que aquí no pasa nada y que en otros lados están peores.

Es decir, sí pasa, pero no pasa nada que no hubiera pasado antes, o en caso de que ya hubiera pasado antes, en otros lados están peor que acá. Es como dar gracias por estar en las condiciones en las que estamos. 

Aunque todo esto da para una profunda reflexión y un análisis meticuloso de problemática y estadística, la secretaría general de Gobierno y la de Seguridad Publica, se empeñan en seguirnos haciendo creer que nada es grave.      

Se da, por ejemplo, una confrontación entre Jaime Ernesto Pineda Arteaga secretario de Seguridad Pública y el director de Seguridad Pública, Raúl Alanís Beltrán, que acabó en la renuncia de este último, y se sigue insistiendo en que los problemas no son mayores. 

Desafortunadamente el gobernador y su secretario general de gobierno lo siguen permitiendo, y solapando, mientras nosotros somos los que padecemos las consecuencias de la arrogancia e imbecilidad estatales. Ya van a la mitad del sexenio y parece ser que así quisieran acabarlo; sin mortificarse en lo mínimo.

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Donde el asunto de plano ya no tiene remedio es en el Congreso del Estado, cuando n es un partido es otro, cuando no son mujeres son hombres, y cuando mejor se puede es como en las fiestas de Diego y Frida, lanzándose todos contra todos. 

Ahora se vino un pleito, de esos quintopatieros tan comunes en el pleno. Ahora se lanzaron a las cuerdas los diputados  Óscar Vera y Edgardo Hernández. La verdad se llevan muy feo y se dicen cosas muy hirientes, pero cuando las ofensas van aderezadas con ganancias como las que se auto otorgan en el Congreso, pues se soporta eso y más. Para qué le buscamos, de dignidad no se vive (además creo que estos señores ni la conocen).

El problema es que el problema ya no es sólo propio de los legisladores, se ha extendido ya a todo tipo  de empleados, los cuales continúan demostrando que no tienen ética, dignidad, moral, ni llenadera. Resulta que la Fiscalía anti corrupción va contra los asesores del Congreso Guillermo Balderas Reyes y Eduardo González Sierra, los cuales se han despachado con la cuchara grande, ya que de haber sido contratados por $40 mil pesotes, ahora resulta que perciben $ 68,156. El tufo de porquería parece tener su origen en el personaje al cual se encentran vinculados: el diputado verde Cándido Ochoa.

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A propósito de funcionarios sin ética, y también inútiles, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, aplicó una sanción a la SEGAM por anomalías en el monitoreo del aire en la capital. El procedimiento fue promovido por la asociación civil, Cambio de Ruta. No creo que pase nada, la secretaria del ramo ya le halló el modo al gober, quien tampoco quiere malquerenciarse con nadie. 

Y hace bien, al fin los dineros de las multas son públicos, ni que salieran de sus bolsillos.

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El pasado fin y los primeros días de esta semana que me anduve paseando y placeando por la Ciudad de México, aproveché para que gentes generosas e informadas, me llevaran a comer bien y caliente, y de paso me platicaran algunas cosas que se dicen por allá.

Así entre mezcales, moles, y buñuelos de pato, me señalaban que un sector de primer nivel del morenismo nacional, ya pide la cabeza – al parecer van por ella– del súper delegado de San Luis Potosí, al igual que el de otros vinagrillos de la política nacional. Habrá que ver.       

Dicen los que saben, y los que no, repiten, que hoy es sábado social, disfrútenlo, pero no se excedan. El lunes regresa la chamacada a las aulas.