Ni táctica ni estrategia

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Por lo menos “para no vendernos simulacros”, y para “que entre los dos no haya telón ni abismos”, Mario Benedetti hablaba de táctica y estrategia como acciones separadas. La estrategia es la planeación de una acción militar o policiaca, y debe ir antes de la táctica, que es a su vez el método para conseguir dicho fin.  

El jueves las fuerzas de seguridad intentaron detener a un capo de la droga en Sinaloa, con el propósito de extraditarlo. Durante las primeras horas fueron dos los nombres del supuestamente ya detenido: Iván u Ovidio, hijos ambos del Chapo Guzmán. La quema de camiones y las balaceras se hicieron sentir en todo Culiacán, y los atacantes hicieron gala de armas y transporte exclusivos de las fuerzas armadas. Por la noche se hizo público que las autoridades dejaron ir al capo para recuperar la calma en las calles de la ciudad. 

El saldo oficial es de ocho muertos y 49 reos fugados. Lo inédito: no se reportaron “daños colaterales”, eufemismo oficial durante anteriores administraciones, y el gobierno admitió que fue un operativo “fallido”.

Pero el poder económico y logístico de los cárteles no es desconocido para nadie, incluso el apoyo o el miedo que despiertan en poblaciones enteras. Se dice que incluso no había orden de aprehensión y la versión oficial fue de un encontronazo “fortuito” a un operativo planeado. Yo, para variar, más que una opinión tengo preguntas. ¿Qué pasó el jueves en Culiacán? ¿Falló la táctica o la estrategia? ¿Ninguna? ¿Ambas? 

Eso sí, falló la comunicación, como en casi todo evento de este tipo, pero quién y dónde: la orden, la autorización, la información. Por muchas horas ni funcionarios ni voceros dijeron qué pasaba. Todo eran videos de personas atrapadas entre el fuego, imágenes tomadas desde las tantas ventanas rodeadas de columnas de humo. Hasta la Agencia Nacional de Noticias (Notimex) publicó rumores ante la falta de información oficial, y ya sabemos que esa carencia es la madre de rumores y bulos. 

Se citó a Churchill y a Maquiavelo. Nos encanta adjetivar pero no que nos adjetiven. Los mismos que pidieron la cabeza del titular del INEHRM por llamar “valientes” a guerrilleros de los 70s acusaron de “cobarde” al gobierno actual. No por nada la imagen de Valiente en la lotería mexicana es un tipo con un cuchillo ensangrentado. Parece que pocos se acuerdan de las matanzas de San Fernando, Tlatlaya, Apatzingán, Allende o el Casino Royale.

El “hubiera” no existe pero la estrategia gubernamental debe hacerse con base en el bien común, o eso se esperaría. Prospectiva, le dicen. ¿Qué hubiera pasado si el ejército y la policía no sueltan al detenido? Ya antes el gobierno había tenido que soltar al Mencho en Guadalajara, luego de que su gente respondiera con narcobloqueos. Duró dos horas detenido. Otro caso fue el del papá del detenido en Culiacán, el Chapo, de quien dice la periodista Anabel Ochoa pagó 20 millones de dólares para ser liberado. El Contador estuvo tres días preso. No encontré el dato de cuántos han salido sin cargos “por violaciones al debido proceso”.

Lo comentamos el sábado en el taller, luego entre amigos: es difícil ser objetivo, vemos más fácilmente lo que apoya nuestra manera (religiosa, política, literaria) de ver el mundo. Y hay muchos aspectos a considerar: la eficacia no tiene que ver necesariamente con la moral, ni la política con la bondad, o lo bueno con lo mal comunicado. Un buen gobierno implica valores y negociación, no basta con unos u otra, ni con buenas intenciones, porque las estructuras sociales están bastante bien cimentadas, y los comportamientos en algunas regiones son como árboles enraizados hasta distancias que no alcanzamos a percibir. No basta pintar o cortar las ramas, respectivamente.

En plan pesimista, pareciera que ningún nivel de gobierno ni de ningún partido tiene una planeación más o menos integral ni a mediano y largo plazo. Ni táctica ni estrategia. Aquí en San Luis los ejemplos los tenemos en el desarrollo urbano y su consecuente vialidad: ciclovías a medias, proyectos de vías alternas que se quedan en palabras, áreas protegidas que más bien quedan en la indefensión. Síntomas del progreso, dicen.

Ni militares ni militantes, urgen tácticas y estrategias para los de a pie, para una mayoría de los que hoy somos rasos. Me despido en esta ocasión con un poema de Miguel Hernández.

« Tristes guerras

si no es amor la empresa.

Tristes, tristes.

Tristes armas

si no son las palabras.

Tristes, tristes.

Tristes hombres

si no mueren de amores.

Tristes, tristes.»

Posdata: Este lunes 21 de octubre a las 7 pm se inaugura en el Centro de las Artes (Ceart) una exposición del fotógrafo Gabriel Figueroa Flores como parte del proyecto de investigación «San Luis Potosí, segundos al alba; instantes para una memoria compartida», que coordina Tomás Calvillo Unna en El Colegio de San Luis, y en el que he tenido el privilegio de colaborar desde su inicio.

Aquí les comparto algo de lo que escribí para la presentación de la expo (el texto completo ya está en el Ceart): «Su nombre y su apellido son un honor, un legado y una carga. Quien lo ve quiere saber y no le sobran las anécdotas, las frases chispeantes: “La fotografía me ha dado una personalidad”, dice. “Yo hice la alquimia de algo que era potencialmente negativo a algo positivo”.  Y lo reafirma de manera coloquial: “La fotografía me ha salvado de estar en la casa de la risa”. Recorrer con él San Luis Potosí es toda una experiencia. Oírlo y compartir esos instantes capturados ya es un viaje. Viajar con él y con el equipo de este proyecto ya son momentos indelebles, aunque no hubiera soporte en papel».

Web: http://alexandroroque.blogspot.mx

Twitter: @corazontodito